miércoles, 1 de mayo de 2013

CUESTIONES BASICAS EN LA INTOLERANCIA A LA LACTOSA


¿Qué es la intolerancia a la lactosa?

Esta dolencia puede tener un origen congénito (desde nacimiento) o bien sobrevenir en algún momento de la vida. En este último caso, también puede ser pasajera o permanente. Una infección u otra enfermedad pueden desencadenarla, a veces con carácter irreversible.
Los que padecen la intolerancia a la lactosa (de forma definitiva o temporal) no producen la enzima conocida como lactasa, presente en el intestino y encargada de transformar la lactosa, que es el azúcar de la leche, para su correcta digestión y asimilación.
El cuadro clínico resultante de esta intolerancia es variado. Va desde cólicos, diarreas crónicas o erupciones cutáneas hasta dolor abdominal agudo que requiere hospitalización. Por si esto no fuera poco, la erosión que la lactosa va produciendo en los intestinos hace que se vayan perdiendo otras enzimas. El resultado es que otros nutrientes fundamentales no son absorbidos correctamente, llegando incluso, en situaciones severas, a la desnutrición.

Dieta sin lactosa

Por supuesto, los intolerantes a la lactosa tienen que seguir una dieta específica que elimine este azúcar procedente de la leche animal (no de las vegetales). También se puede seguir este tipo de alimentación por decisión y convencimiento.
No es que nos pongamos a mal con la leche porque sí. Esa no es la cuestión. El asunto es que, desde hace algunos años, una parte de los nutricionistas (de casi todas las escuelas) considera que es innecesaria en la vida adulta y que, aún disponiendo de enzimas de lactasa, la leche y sus derivados van produciendo una erosión constante en las paredes intestinales provocando, al cabo del tiempo, problemas de salud de todo tipo. Por eso es tan frecuente que se diagnostique en personas mayores que no habían presentado cuadro previo.

Leche sin lactosa

Cuando hay una intolerancia hay que eliminar por completo de la dieta la leche de origen animal y todos sus derivados. También hay que estar atentos a la lista con los productos alimenticios reseñados al final de esta nota, ya que, los fabricantes introducen derivados lácteos en su elaboración.
La alternativa, si seguimos una dieta sin lactosa, es:
  • Consumir leche animal (vaca, cabra u oveja) con la lactosa totalmente eliminada tras un proceso químico.
  • Sustituir éstas por las vegetales: soya (de sabor poco sofisticado), avena (deliciosa y nutritiva), arroz (menos calórica y menos valiosa en lo que respecta a los nutrientes) o almendras (no apta para dietas de adelgazamiento o de control de peso).
  • Eliminar yogures, natillas, kéfir, cuajadas, quesos, y derivados lácteos tradicionales. Aquí también entra la nata para cocinar.
  • Sí se puede consumir el tofu (en bocadillos, por ejemplo) y los productos procedentes de la soya, habituales en los mercados occidentales.

Productos con lactosa

Aunque no hay razón para ello, buena parte de los productos elaborados y precocinados llevan lactosa. Los fabricantes la utilizan para dar textura y mejor consistencia. La encontrarás en:
  • Sopas de sobre y purés precocinados.
  • Bases de pizzas.
  • Salchichas, embutidos, fiambres o jamones cocidos.
  • Pan, rosquillas, dulces, bollería y pastelería diversa. No obstante, las panaderías tradicionales suelen tener pan sin trazas de lactosa.
  • Galletas y cereales elaborados.
  • Mayonesas, kétchup y salsas preparadas.
  • Patés y productos para untar.
Si necesitas una dieta sin lactosa recuerda que casi todas las margarinas (a no ser que se indique lo contrario), helados, cremas de cacao y helados llevan también lactosa.