jueves, 22 de octubre de 2009

INSUFICIENCIA RENAL

Los riñones se encargan de filtrar la sangre de nuestro cuerpo, la limpian y desechan sustancias como urea, creatinina, potasio y fósforo.

La Insuficiencia Renal Crónica es el deterioro progresivo de los riñones. Se caracteriza por la retención de sustancias tóxicas en la sangre, con problemas de hipertensión, anemia o retención de líquidos. Muchas enfermedades pueden contribuir a que se presente, como la diabetes que es la primera causa, la segunda que son las enfermedades glomerulares y la tercera que es la hipertensión.

“Las enfermedades glomerulares son aquellas que se caracterizan porque los pacientes comienzan a tirar proteínas en la orina. Son causadas por infecciones, por la ingesta de medicamentos, por enfermedades inmunológicas, reumatológicas y algunas ideopáticas, que son las que no se conoce la causa” comenta la Dra. Elsa Pineda, miembro de la Unidad de Hemodiálisis del Centro Médico Nacional siglo XXI.

Prácticamente la padece la misma cantidad de hombres y mujeres, aunque existe más inclinación al genero masculino. Se sabe que hay 550 enfermos por millón de habitantes, y entre 50 y 55 mil pacientes ya se encuentran en diálisis.

Factores de riesgo :

• Diabetes. Si se es diabético a muy temprana edad se tiene mayor probabilidad de daño renal. Además si no se tiene buen control de la enfermedad el daño es más probable.

• Sobrepeso

• Colesterol y triglicéridos altos

• Hipertensión

• Familiares con antecedentes

• Enfermedades autoinmunes o crónico degenerativas

• Quistes renales

La automedicación tiene una alta incidencia en la insuficiencia renal, y aunque no es la primera causa para que se desarrolle, sí se sabe que puede tener una grave afectación. Los antibióticos y analgésicos son los que más deterioran la función renal, entre más exposición y dosis, mayor daño. “Por ejemplo : los pacientes con artritis reumatoide que son grandes consumidores de medicamentos para aliviar el dolor, pueden tener daño renal por la misma enfermedad reumatológica y por los medicamentos que los ayudan a controlar el padecimiento” asevera la Dra. Elsa Pineda.

El diagnostico

Desgraciadamente, la mayoría de los pacientes con insuficiencia renal son diagnosticados en etapas avanzadas. Lo que se debe hacer es identificar a los pacientes de alto riesgo.

“Se realizan exámenes de recolección de orina durante 24 horas para hacer una depuración de creatinina, pues nos sirve a los nefrólogos para evaluar la función renal. El examen de orina es otra herramienta para ver cómo está el riñón, se puede analizar si el paciente está tirando calcio o proteínas.

“Cuando el padecimiento ya está en etapas muy avanzadas los pacientes se sienten muy cansados ya que la falta de funcionamiento en los riñones provoca anemia. A veces se vuelven hipertensos, el riñón comienza a producir una sustancia llamada renina que hace que las arterias se contraigan y se eleve la presión, además de que pueden empezar a retener sodio y agua. Cuando el paciente no está conciente de su daño, a veces lo que les llama la atención es que se comienzan a hinchar, van al médico, les realizamos pruebas y nos damos cuenta de que tienen daño renal”.

AGUAS TERMALES


Somos agua : el 70% de nuestro cuerpo está conformado por ella durante la juventud y, en nuestra madurez, la proporción se mantiene aún en 60%, como mínimo. Sin ella, no existimos. Y el ser humano lo sabe desde la antigüedad.

Los griegos llamaban asclepios a los baños termales, en honor de Asclepio, dios de la medicina, que solían realizar con fines curativos y, cuya práctica, es citada en la obra literaria de Ulises.

Los romanos, por su parte, reconocían en las aguas sulfurosas una fuente de salud, como da cuenta la obra de Plinio.

Y aunque la Edad Media –especialmente antes del siglo XVI- supuso un retroceso porque dejó de otorgar importancia a la higiene del cuerpo, los siglos XVII y XVIII, pero sobre todo, la llegada de la imprenta, devolvieron al hombre la tradición de procurarse salud a través de la hidroterapia.

Hoy, en pleno siglo XXI, la medicina alternativa es férrea defensora de las cualidades del agua como herramienta para la salud. Y la clasifica a partir de los más diversos criterios.

En función de su temperatura, las aguas son consideradas frías (menos de 20 grados centígrados), hipotermales (21-35 grados), mesotermales (35-45 grados) e hipertermales (más de 45 grados).

En función de su origen, las hay superficiales (venidas de lagos y mares) e infiltradas (provenientes de redes subterráneas, entre las que se destacan las termales).

Y sobre todo, es su composición química la que determina su potencial curativo. Las bicarbonatadas, poco mineralizadas y de temperatura fría, suelen ser buenas aliadas para la cura de problemas digestivos y pancreáticos, administradas siempre por la vía oral.

La bicarbonatada sódica, por citar otro ejemplo, ayuda en afecciones gástricas, úlceras y afecciones hepáticas.

Las bicarbonatadas cálcicas, mejoran la digestión. Y las bicarbonatadas sulfatadas ayudan a curar problemas del hígado.

Las aguas cloruradas son útiles en el tratamiento de problemas dermatológicos, aumentan las defensas de la piel y permiten desinflamar cuando se utilizan con constancia.

Y las ferruginosas ayudan en el tratamiento de la anemia y el reumatismo, al tiempo que las sulfuradas combaten activamente la dermatitis, problemas reumáticos y los problemas respiratorios. Y México es generoso en la materia de aguas medicinales.

Rincones que combinan reposo y salud pero, que sobre todo, nos recuerdan que sin agua, no existe el equilibrio para el hombre, y tampoco la vida.

LAS EMOCIONES PUEDEN ENFERMAR NUESTRO CUERPO


Cuando una persona presenta algún tipo de malestar físico es normal que acuda con un médico especialista para averiguar la causa de dicha afección y así, posteriormente, encontrar la solución al problema. Sin embargo, existen casos en los que después de una adecuada revisión médica, nos encontramos con que aparentemente no hay un motivo claro desde el punto de vista médico que justifique ese malestar, y no sólo eso, sino que, en ocasiones, escuchamos frases como “lo que le está pasando es psicológico” o “el problema es emocional”. Tal puede ser el caso de algunos padecimientos comunes como dolores de cabeza, taquicardias, enfermedades gastrointestinales (colitis, gastritis, etc.), afecciones en la piel (dermatitis, etc.). Pero, ¿puede ser que algo que sucede a nivel emocional se pueda reflejar en nuestro cuerpo y que llegue incluso a provocar una enfermedad ?

Para responder a esta pregunta es importante aclarar qué es la angustia y cuál es su relación con el cuerpo, para posteriormente comprender cómo una situación de corte emocional puede acarrear consecuencias a nivel fisiológico, así como identificar las circunstancias que nos podrían predisponer a una situación de este tipo.

En términos generales, la angustia constituye un estado afectivo de carácter negativo o displacentero, que funciona como señal de alarma ante un peligro desconocido, que puede o no presentarse en la realidad. Podemos sentir angustia ante la simple idea de algo que pudiera pasar, a pesar de que no esté sucediendo realmente en ese momento. Ahora bien, es muy importante establecer la diferencia que existe entre la angustia y el miedo, ya que en éste último sí tenemos identificada la fuente que provoca el temor ; sin embargo, la característica principal de la angustia consiste en no saber a qué nos podemos enfrentar, y es precisamente por ello que se torna tan desagradable el sentirse angustiado.

Dependiendo de la fuente que provoca la angustia, así como de la intensidad con la que ésta se presenta, también suelen manifestarse signos a nivel fisiológico, como sudoración, taquicardia, mareos, sensación de que se nubla la vista, respiración agitada o sensación de que falta el aire, opresión en el pecho, etc. De esta manera, vemos cómo un acontecimiento de corte emocional viene acompañado de señales de alarma a nivel corporal.

Por otro lado, también es importante destacar que a partir de estas señales, la angustia puede derivar en otros padecimientos de corte orgánico.

Existen muchas situaciones en la vida cotidiana que generan angustia, tales como una entrevista de trabajo, iniciar una relación de pareja, presentar un examen, exponer un proyecto en el trabajo, la actual crisis económica global o los brotes de enfermedades respiratorias como la influenza. Una persona podrá sentir o no angustia, dependiendo de las herramientas y fortaleza con las que cuente para hacerle frente a situaciones de la vida diaria. Tal vez para cierta persona sea muy estresante un cambio de trabajo, sin embargo este hecho puede ser de lo más normal para otra.

No obstante, es de suma importancia poder identificar y hacer consciente la fuente original que provoca la angustia, así como su relación con la realidad psíquica y emocional particular del individuo, ya que, generalmente, la angustia se presenta por causas de las cuales un individuo no tiene conciencia. Es decir, si una persona se siente sumamente angustiada porque tiene que cambiar de lugar de residencia, probablemente en el fondo la fuente original de la angustia no es el cambio en sí, sino las consecuencias que éste pueda acarrear, tales como una mayor responsabilidad, la separación de sus seres queridos, el temor de fracasar ante un nuevo proyecto, etc. Y son estos últimos aspectos sobre los que será fundamental trabajar, con el fin de que esta angustia no crezca cada vez más.

Ahora bien, cuando no se detecta la fuente original de lo que provoca la angustia, sucede que el cuerpo puede comenzar a ser partícipe de la situación, y entonces emitirá señales cada vez más intensas de que algo no está del todo bien. Si no podemos hablar ni hacer consciente el motivo que genera la angustia, el cuerpo tratará también de “expresarse”, por medio del trastorno de alguna de sus funciones. Para evitar lo anterior, es muy importante identificar en primer lugar si la causa del malestar es realmente de tipo orgánico. De lo contrario, se recomienda iniciar un proceso terapéutico, con el fin de tener la oportunidad de explorar qué factores de la vida diaria así como de la historia personal del individuo están provocando esta afección en el cuerpo, al grado de convertirse en el depositario de aquello que nos angustia pero que no sabemos a ciencia cierta qué es. Una vez identificada la fuente de la angustia podremos trabajar sobre sus consecuencias e implicaciones, para despojar poco a poco al cuerpo de un malestar psíquico que no tuvo otra manera de expresarse.

LA SOMBRA MORTAL DE LA FIGURA...PERFECTA?


Según datos de la Secretaría de Salud las mujeres de entre 16 y 19 años son las que corren mayor riesgo de sufrir trastornos de la alimentación. Aunque este padecimiento afecta igualmente a los hombres, en un porcentaje menor: alrededor de 0.6%, en contraste con 1.8% de las mujeres.
La anorexia nervosa o simplemente conocida como anorexia, es un trastorno alimentario y de comportamiento, que se caracteriza por un deseo descontrolado e irracional por bajar de peso, aun cuando se tenga el peso normal o menor a éste, mediante la privación de alimentos o la ingesta de cantidades mínimas de comida, pero con muy bajas calorías.
Asimismo, si se padece anorexia existe conflicto de aceptación de la propia apariencia, pues nunca es del agrado del enfermo, así como parece nunca ser demasiada la delgadez extrema a la que llegan. Es un padecimiento que conduce a serias consecuencias que incluso pueden llevar a la muerte.
Esta enfermedad registra 20 mil casos nuevos cada año en nuestro país, de acuerdo con datos del Instituto Mexicano del Seguro Social, de los cuales el 90% son mujeres. En la última década se han quintuplicado los casos de anorexia, por lo que su prevalencia puede llegar a los dos millones de afectados.
La Fundación Ellen West, Centro de Tratamiento contra la Anorexia y la Bulimia ubicado en la Ciudad de México reporta que se ha visto que entre un 10 y un 20% de las personas que sufren anorexia morirán de complicaciones relacionadas con ella, como las siguientes:
Deshidratación y deficiencia de potasio
El riesgo más peligroso que se corre en la anorexia son las anormalidades de electrolitos y fluidos corporales. Estas anormalidades pueden resultar en la muerte. Las más peligrosas son la deshidratación y la deficiencia de potasio, ésta última produce debilidad muscular, distensión abdominal, irritabilidad nerviosa, apatía, confusión mental, sensación de letargo y arritmia cardiovascular.
En la orina se encuentran niveles elevados de urea, nitrógeno y queratina, lo cual indica deshidratación. Estos factores son más frecuentes en anoréxicas que recurren al vómito y al uso de laxantes. Así como también es común encontrar desequilibrios de electrolitos en individuos que al exterior aparentan estar relativamente bien. En muchas ocasiones, la muerte ocurre en pacientes que no parecían estar tan mal ni con un peso alarmantemente bajo.
Fallas cardíacas
Las personas que padecen anorexia son más propensas a sufrir de arritmias: latidos del corazón con ritmos irregulares de repente rápidos y lentos; bradicardia: latidos lentos del corazón o hipotensión, presión sanguínea baja. Y de igual forma este tipo de complicaciones suceden con mayor frecuencia en personas con anorexia que han abusado del vómito y de los laxantes.
Se ha observado que hasta el 95% de anoréxicos hospitalizados presentan un pulso bajo y daño en el miocardio, un músculo del corazón, lo que puede ser consecuencia de cambios en el latido cardíaco o vómitos repetidos, situación que puede poner en peligro de muerte.
Altos niveles de colesterol
Esto es desconcertante, ya que no existe ingestión de alimentos altos en colesterol; sin embargo, esto se debe a la inanición que lleva al cuerpo a la necesidad de mover cualquier grasa al torrente sanguíneo para transformarla en energía. Una situación que pone en riesgo de sufrir alteraciones en el funcionamiento del corazón.
Fallas renales
Como consecuencia de la deshidratación tan característica en la anorexia, se produce una orina altamente concentrada, causa por la cual también puede desarrollarse poliuria (el aumento de la producción de orina), aun cuando en los anoréxicos la capacidad de los riñones de concentrar orina disminuye. Los cambios renales normalmente vuelven a la normalidad al restaurarse el peso normal.
Alteraciones de la sangre
Se calcula que una tercera parte de los pacientes anoréxicos tienen anemia (un recuento bajo de glóbulos rojos). La leucopenia (un recuento bajo de los glóbulos blancos) se produce hasta en el 50% de los pacientes anoréxicos.
Fallas gastrointestinales
Se presenta insuficiencia intestinal debido a la falta de alimento, el abuso de laxantes y una pérdida severa de peso. También se puede padecer de úlceras, lesiones en el tejido intestinal, por alta concentración de ácido sin alimentos, lo cual puede provocar hemorragias y conducir a la anemia.
Osteoporosis
Comienza a manifestarse como osteopenia, es decir, la disminución del tejido óseo, ya que no hay un desarrollo adecuado de los huesos, tanto por la edad en que se presenta la anorexia, comúnmente en la adolescencia, como por la deficiente nutrición al privarse de una alimentación adecuada.
Por consiguiente, la osteoporosis será la complicación que ponga en un gran peligro de sufrir fracturas en los huesos a las personas que tienen anorexia, en las cuales se ha detectado a menudo una baja densidad ósea por la ingestión y absorción baja de calcio.
Tendencias suicidas
El problema que tienen para aceptarse a sí mismas lleva con frecuencia a las personas que padecen anorexia a caer en depresión y a expresar actitudes autodestructivas, por lo que también manifiestan tendencias suicidas. Al respecto, cabe mencionar, que la depresión afecta a 1.4 millones de mexicanos, estado que influye en la comisión del suicidio, situación que se llega a concretar en un índice de 4.9 por cada mil habitantes, según datos de la Asociación de Especialistas en Salud Mental del IMSS.
Es importante advertir que las complicaciones que te hemos presentado no son las únicas, el organismo de cada persona se puede ver afectado de manera diferente. Consulta a tu médico para obtener más información acerca de la anorexia y ante cualquier sospecha de que alguien de tu familia, alguien que conozcas o tú misma puedan sufrir de este tipo de problema

BUENA ALIMENTACION TE DA SEGURIDAD EN TI MISMO


La autoestima es el sentimiento valorativo de nosotros mismos, de nuestra forma de ser, es el grado de aceptación de quienes somos tanto a nivel mental, como espiritual y corporal.

Este grado de aceptación de uno mismo se aprende, cambia a lo largo de la vida y lo podemos mejorar. Sin embargo es en las edades tempranas cuando se va moldeando.

La relación entre la crianza y la autoestima es imposible abarcar totalmente en este artículo todos los aspectos por lo que nos enfocaremos a un aspecto en particular de esta construcción que se va dando a lo largo de la vida, pero especialmente y con mayor énfasis en la infancia.

¿Como es que esta noción de la autoestima tiene que ver con la forma como nos alimentamos o se alimentan nuestros niños? ¿Tiene algo que ver? Pues bien, tiene que ver y mucho. No solamente en razón de mantener en forma adecuada nuestros cuerpos, por estética. “Somos lo que comemos” reza el conocido refrán que suelen utilizar las personas que se dedican a la nutrición y la salud. A riesgo de sonar trillado, esto es cierto en cuanto a los contenidos, pero también en cuanto a cómo comemos, cuando, con quien, etc.

Es en la edad escolar cuando el mundo social se expande, cuando vamos desprendiéndonos poco a poco del manto protector del núcleo familiar y vamos extendiendo nuestros lazos sociales hacia nuestros pares, los amigos en la escuela, la casa etc. Estos lazos sociales cobran una gran fuerza –que no tenían anteriormente y es por eso que la forma como nos sintamos en relación con nosotros mismos impactará de forma directa a la forma como nos relacionemos con los otros; y estas relaciones con los otros, si se dan de forma positiva, a su vez nos devolverán una imagen más positiva y segura de nosotros mismos.

Los padres y cuidadores (maestros, entrenadores) tienen una responsabilidad fundamental en proporcionarles a los niños las experiencias adecuadas y la retroalimentación idónea para que estas experiencias sean lo mas positivas posibles; Si les proporcionamos experiencias positivas relacionadas con la alimentación, que incluyan aspectos de formas (como horarios, convivencia familiar, constancia, opciones, oportunidad de decidir dentro de ciertos parámetros) como de contenido (variedad de texturas, sabores, contenidos nutricionales, temperaturas, etc.) estamos contribuyendo y favoreciendo la posibilidad de mejorar sus experiencias vitales: familiares, sociales, de aprendizaje, etc.

Un niño con una adecuada alimentación –más allá del peso corporal- tendrá un mejor desempeño y rendimiento, tanto en los juegos como en las actividades escolares. Intelectualmente un niño bien alimentado podrá rendir mejor en la escuela, los periodos de concentración serán más largos y el cansancio se disipará de forma más rápida.

Por el contrario niños mal alimentados, bajos de peso y/o que no reúnen las cantidades necesarias de TODOS los nutrientes que su organismo en crecimiento necesita (incluidos los carbohidratos, grasas y azucares) se sienten con poca energía, tienden a ser mas pasivos, aparentemente tranquilos no tienen la reserva suficiente para un esfuerzo sostenido. No podrán participar al mismo nivel o por el mismo tiempo en los juegos de conjunto, les faltará creatividad y viveza en la convivencia diaria. Fallarán en lo académico o en la socialización.

Es importante señalar que esta última situación se da de manera cada vez mas frecuente no solo entre el nivel de población con menores recursos donde no se pueden proveer de las necesidades nutricionales básicas; sino entre las clases medias y altas -cada vez mas preocupadas por la estética y la imagen personal hasta el punto de poner en riesgo su salud- y que en el caso de sus hijos, se preocupan tanto porque no ingieran productos “chatarra”, por controlar su ingesta de carbohidratos y calorías, desalentándoles el consumo de azucares, etc. que olvidan que estos también son necesarios en su alimentación y desarrollo.

Así por tanto, una alimentación equilibrada favorecerá en los niños un desempeño mas conveniente en todas las áreas de su vida –o por lo menos no lo hará mas difícil- y esto a su vez beneficiará en la imagen y la aceptación de si mismos, donde también la relación con los pares –muy importante en la edad escolar- será beneficiada (sin que solo se trate del hecho de ser aceptados).

Los buenos hábitos, la salud, el auto cuidado y los requerimientos nutricionales se relacionan con la alimentación, pero no hay que olvidar que por la alimentación cruzan también el goce, la complicidad, la diversión. ¡Y nunca tanto como en esta etapa de la vida!

Tampoco se trata de ejercer una crítica dura y excesiva, ni de buscar llegar al perfeccionismo. Es recomendable establecer tiempos y reglas en cuanto a la alimentación; así como una comunicación abierta para expresar tanto sus deseos como sus antojos. Hay que cuidar no ser sobreprotectores, ni en exceso controladores con sus hábitos; siendo congruentes, sabiendo negociar, anticipar, reforzar y delimitar cuando sea necesario.¡Incluso hay que darle lugar también a las excepciones! Definiendo prioridades, motivándoles y facilitándoles el acceso a alimentos saludables los acostumbramos y les damos elementos para que ellos mismos se autorregulen.