sábado, 6 de mayo de 2017

DESNUTRICIÓN Y OBESIDAD, FACTORES RELEVANTES EN PROBLEMAS RENALES

Resultado de imagen para CUIDADO RENALLa mala alimentación suele relacionarse con padecimientos comunes —pero peligrosos—, como la obesidad y el sobrepeso. Sin embargo, existen muchas otras enfermedades que podrían conducir a un final fatal si no se establece un estilo de vida saludable.

Tan sólo en 2015, en México acontecieron más de 13 mil defunciones a causa de insuficiencia renal, enfermedad desencadenada por malos hábitos alimenticios y obesidad —en el 70% de los casos—.

Factores de riesgo

  • Dieta con alto contenido en sodio.
  • Hipertensión.
  • Sedentarismo.
  • Colesterol LDL —o malo—
  • Prediabetes.
  • Ciertos medicamentos.
  • Falta de un tratamiento oportuno.
Lo ideal es recurrir a la prevención, pues, aunque existen tratamientos para esta enfermedad, resultan sumamente dolorosos, largos y costosos; sin olvidar que, en algunos casos, se requiere un trasplante.

Cambio de hábitos

En México, siete de cada 10 adultos, y uno de cada tres niños o jóvenes, padecen obesidad y sobrepeso. Ante ello, es fundamental un cambio de hábitos desde el hogar, con el fin de evitar enfermedades crónicas que afecten la calidad de vida y culminen en la muerte.

En lo que respecta a la alimentación, es importante consumir productos con poca sal —menos de una cucharadita al día—; cuidar la cantidad y el tipo de proteínas; así como elegir alimentos con pocas grasas, para evitar que se acumulen en los vasos sanguíneos.

Recuerda que tienes el poder de vivir una adultez saludable y llena de vitalidad. No te arriesgues.

COMO CUIDAR TUS RIÑONES

Resultado de imagen para CUIDADO RENALEl trabajo que realizan los riñones filtrando la sangre a través de sus estructuras llamadas nefrones, es fundamental para mantener la salud, así estos órganos eliminan los productos de desecho y el exceso de agua, que se transforma en orina.

A pesar de que son numerosas las causas que pueden dañarlos, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), también existen algunas formas básicas para cuidarlos. Es importante que recuerdes que esta es una guía general y que las necesidades individuales varían según numerosos factores, por lo que es importante consultar con el médico las indicaciones precisas, según cada caso.

Haz ejercicio de forma habitual. Crea una rutina.
Realizar actividad física para mantenerse en forma, ayuda a reducir la presión arterial y con ello se disminuye también el riesgo de insuficiencia renal crónica.

Mantén un control regular del nivel de azúcar en la sangre.
La mitad de los pacientes que tienen diabetes desarrollan daño renal, por ello es importante que estas personas se realicen exámenes regulares para comprobar la función renal. 

Controla tu presión arterial.
Mucha gente es consciente de que la presión arterial alta puede causar un derrame cerebral o un ataque al corazón; sin embargo pocos saben que también es la causa más común del daño renal. El nivel normal es de 120/80. Entre esta cifra y 129/89 se considera prehipertensión y se puede controlar con algunos cambios en el estilo de vida y la dieta. Cuando se supera el nivel 140/90 es necesario que el médico indique las pautas de alimentación, hábitos e incluso medicamentos que se requieren. Cuando este problema se vincula con otros factores, como diabetes, colesterol alto y enfermedades cardiovasculares, es especialmente peligroso para el riñón.

Aliméntate sanamente y controla tu peso.
Estos buenos hábitos son parte fundamental de la prevención de la diabetes, la enfermedad cardíaca y otras condiciones que se asocian con la enfermedad renal crónica. En este sentido, también es importante que reduzcas tu consumo de sal diaria.

Toma agua.
A pesar de que no se ha llegado a un acuerdo sobre la cantidad diaria de agua y otros líquidos que se deben consumir para mantener la salud, un consumo moderado entre 1.5 y 2 litros, reduce el riesgo del deterioro de la función renal.

En todo caso, es importante recordar que el nivel adecuado de ingesta depende de múltiples factores como el género, el ejercicio, el clima y las condiciones de salud, entre otros.

No fumes.
El tabaco es un factor de riesgo cardiovascular y el riñón es un órgano cardiovascular, por lo que se ve también afectado, además, aumenta el riesgo de cáncer renal en un 50 por ciento.

No tomes medicamentos que dañen los riñones
Ciertos medicamentos pueden lastimar los riñones si se ingieren habitualmente, en especial si hay una enfermedad renal base. Algunos ejemplos de éste tipo de medicamentos son: Paracetamol, ibuprofeno y ácido acetilsalicílico.

Solicita una revisión de la función renal si perteneces a algún grupo de riesgo:
Las personas que requieren esta revisión son las personas diagnosticadas con diabetes, con hipertensión arterial, con obesidad o si se tienen familiares que hayan padecido una enfermedad renal crónica.

SÍNDROME DEL CUIDADOR PRIMARIO


Resultado de imagen para sindrome del cuidador primarioUn cuidador primario es aquella persona que, pudiendo ser familiar o no de un paciente, mantiene un contacto muy estrecho con él y su principal función es satisfacer diariamente sus necesidades físicas y emocionales, además de mantenerle vinculado con la sociedad y proveerle afecto, sin embargo, el problema está en que la mayoría de las veces sólo es una persona la que se hace cargo de todas las necesidades del paciente y esto ocasiona problemas físicos y emocionales debido a la sobrecarga de trabajo, el cambio radical de vida, así como el desgaste que le genera la persona enferma, la cual suele ser un familiar o un ser querido que va perdiendo progresivamente sus facultades físicas y mentales.
Y es que una enfermedad crónica o incapacitante tiene un impacto no sólo sobre la persona afectada sino también sobre su familia y entorno más cercano; debido al padecimiento, el paciente sufre una serie de consecuencias físicas, cognitivas y emocionales que alteran su funcionalidad y autonomía y conllevan una pérdida de independencia que va a recaer sobre los familiares más directos. Por otra parte, los familiares atraviesan una importante situación de estrés tras la lesión, aparece un sentimiento de pérdida ya que nuestro familiar no es el que era y surge la necesidad de modificar los roles familiares para ajustarse a esta nueva situación. A todo lo anterior hay que añadir lo prolongado de los tratamientos, los efectos de la hospitalización y el aislamiento social derivado de la misma.
¿Cuál es el perfil del cuidador?
Lo más común aunque no exclusivo, es que sea una mujer de edad media que sea familiar directo del afectado (pareja, madre, padre, hijo, hija…), muy voluntariosa, que trata de compaginar el cuidado de su familiar con sus responsabilidades ordinarias, que cree que ésta será una situación llevadera y que no se prolongará demasiado tiempo y además, espera ser ayudada por su entorno más cercano, aunque la mayoría de las veces esto no sucede.
¿Qué le ocurre al cuidador?
Conforme el tiempo va pasando el cuidador poco a poco va asumiendo una gran carga física y psíquica, se responsabiliza por completo de la vida del afectado (medicación, visitas médicas, cuidados, higiene, alimentación, etc.), va perdiendo paulatinamente su independencia ya que el enfermo cada vez le absorbe más y se desatiende a sí mismo: no toma el tiempo libre necesario para su ocio, abandona sus aficiones, no sale con sus amistades, etc. y acaba paralizando, durante largos años, su proyecto vital. Y es que “el tiempo no lo cura todo”… Conforme pasa el tiempo, la calidad d vida del afectado va mejorando considerablemente, mientras que la del cuidador va decayendo.
Este desgaste le ocasiona al cuidador problemas interpersonales así como sentimientos de desesperanza, resentimiento hacia la persona que cuida, pensamientos de suicidio o de abandono, por lo cual este síndrome constituye una situación estresante con peligro de desbordar y agotar los recursos del cuidador, quien sufre cambios importantes en el ámbito familiar, laboral y social y es por ello que requiere atención física y mental constante.
Principales síntomas
Los síntomas de alarma que nos deben hacer sospechar la existencia del Síndrome del Cuidador son agotamiento físico y mental, cambios de humor repentinos, tristeza, desesperanza, animo bajo, dolor de cabeza, dolor muscular, depresión, ansiedad, consumo abusivo de tabaco o alcohol, problemas para dormir, alteraciones del apetito y del peso, aislamiento, problemas de memoria y atención.
Algunas cosas que se deben tener en cuenta para evitarlo son:
-Valorar los recursos de los que dispone: los apoyos físicos de otras personas, la disponibilidad de tiempo y los deseos de compartir el cuidado con otros miembros de la familia.
-Conocer cómo obtener ayuda (amigos, asociaciones de voluntariado, ayudas institucionales, contratar un servicio de enfermería y pagarlo entre todos los familiares, etc.)
-Mantener, si es posible, sus actividades habituales.
-Cuidarse.
-Hacer ejercicio.
-Asistir a sus citas médicas.
-Acudir a psicoterapia.
-Planificar el futuro.

Es de gran importancia cuidar a las personas que se hacen cargo de un enfermo, pues, al igual que el aquejado, necesitan ayuda de profesionales y sobretodo de sus familiares y amigos cercanos para afrontar la situación por la cual atraviesan, ya que todos en algún momento, podemos atravesar una situación similar.