viernes, 19 de junio de 2009

HIDROTERAPIA


La hidroterapia, basada en el efecto terapéutico del agua, tiene muchas aplicaciones buscando siempre nuestro relax o ayudándonos a recuperar la salud. Son raras las culturas que no usan la hidroterapia o distintas aplicaciones del agua en su beneficio.


¿Qué es la hidroterapia?

Desde la medicina naturista es importantísimo para la salud el contacto con la naturaleza como algo indispensable para mantenerse sano. El sol, aire libre, tierra, y agua ejercen un efecto revitalizante sobre nuestro organismo, y su ausencia durante largos periodos de tiempo repercute en un debilitamiento general que puede ser causa de múltiples patologías.

Este es el punto de partida de un grupo de terapias que se basan en estos elementos, como son los llamados baños de sol o de aire, la fototerapia, o la hidroterapia, que a su vez engloba múltiples técnicas, como el uso de fangos y arcillas, las aguas mineromedicinales de balnearios, o el aprovechamiento de su efecto puramente físico (efectos térmicos y mecánicos).

¿En qué se basa la hidroterapia?

El principal efecto terapéutico del agua (hidroterapia) se debe a su gran capacidad de almacenar y transmitir estímulos térmicos (frío - calor). Esta cualidad es la que más nos interesa a nivel doméstico para desarrollar diversos tratamientos que puedan ser realizados por el propio paciente.

El efecto térmico producido por las aplicaciones de agua, de forma local o general, provoca una serie de respuestas en nuestro organismo que pueden ser aprovechadas para el tratamiento y/o prevención de múltiples dolencias. Todo estímulo térmico sobre la piel provoca una respuesta local en la circulación sanguínea superficial, y por vía refleja, a través del sistema nervioso una respuesta más profunda a nivel de músculos, vísceras y circulación general en todo el cuerpo. Estos cambios favorecen el buen funcionamiento y capacidad de recuperación de nuestro organismo.

En función de la patología que queramos tratar o prevenir, aplicaremos la hidroterapia de forma local o general, fría o caliente, alternando temperaturas, y en forma de baños, compresas, envolturas, o frotaciones.

Todas estas técnicas, aparentemente inocuas pueden ejercer efectos realmente intensos en nuestro organismo, y un mal uso puede ser perjudicial especialmente si se usan en pacientes con determinadas patologías como es el caso de las enfermedades cardiovasculares, que podrían descompensarse. Por lo tanto se deben usar de forma cuidadosa.

En la hidroterapia debemos respetar algunas normas básicas

  • No emplear nunca aplicaciones frías si nuestro cuerpo está frío; antes deberíamos calentarlo con alguna otra técnica. Después de la aplicación fría debemos entrar en calor secándonos y abrigándonos o haciendo ejercicio.
  • Las aplicaciones calientes terminan siempre con una aplicación fría de corta duración que provoca una vasodilatación reactiva, reforzando el efecto en la circulación producido por el agua caliente.
  • Nunca se realizarán antes o después de las comidas ni utilizando productos que contengan sustancias tóxicas o vasoactivas (tabaco, alcohol, café) ya que puede ser contraproducente.
  • La sensación vigorizante que experimenta nuestro cuerpo tras una aplicación hidroterápica debe ser siempre agradable y nunca acompañarse de sensaciones desagradables como palpitaciones, mareos o sensación duradera de frío. Esto seria signo de una mala adaptación vascular en aquel momento y si ocurre debe interrumpirse la aplicación.

¿En qué nos puede ayudar la hidroterapia?

A parte de su efecto revitalizante y estimulante del sistema inmunitario (mejora nuestras defensas frente a infecciones) la hidroterapia puede ser de ayuda en múltiples dolencias.

    Las más importantes son las siguientes
  • Problemas circulatorios (pies fríos, varices, hemorroides etc.).
  • Dolor (artrosis, artritis, lumbalgias, cefaleas).
  • Problemas de piel (psoriasis, dermatitis atópica).

Hay diversas técnicas de hidroterapia que pueden realizarse en casa sin ningún problema y mucho beneficio para la persona. Por otra parte es útil saber que en España existen muchos balnearios donde se hacen tratamientos de hidroterapia muy diversos y efectivos.

Origen e historia de la hidroterapia

Aunque el uso del agua es tan antiguo como la humanidad, Hipócrates fue el primero en darle un empuje más racional, considerándola una ayuda a la propia naturaleza para restablecer su normal equilibrio. De hecho, muchos procedimientos usados en la actualidad, fueron ya puestos en práctica por él, como por ejemplo, los baños de vapor, las compresas húmedas calientes con agua de mar o dulce, las bolsas de agua caliente, las aplicaciones de barro o fango, etc.

Los romanos siguieron desarrollando las técnicas hidroterápicas, potenciando el aspecto mineromedicinal de determinadas aguas, pero con la edad media, en la Europa cristiana, el uso del agua sufre una involución considerable.

Durante el renacimiento se publica el que se considera el primer tratado de balneoterapia, De balneis et thermis, de Andrea Bacius (1571), pero no será hasta el siglo XVII y XVIII en que resurgen las técnicas de la medicina hipocrática y con ellas el agua, y es en el siglo XIX cuando asistimos al renacimiento de la hidroterapia de mano de hombres como Priessnitz, o Kneipp.

A finales del siglo XIX y principios del XX hay un cambio cualitativo a destacar. Se pasa de un uso empírico a un mayor interés por parte del colectivo medico-científico hacia el estudio de los efectos fisiológicos del agua tanto desde su aspecto físico como químico. Durante la 1ª mitad del siglo XX el termalismo participa de los progresos de la medicina siendo objeto de trabajos de experimentación clínico-científica, pero a partir de la 2ª guerra mundial será desplazado por los nuevos avances diagnósticos, terapéuticos y técnicos de la medicina comenzando una nueva etapa de declive.

Parece ser que en los últimos años hay un nuevo resurgimiento de la balneoterapia, quizás por un retorno a la medicina natural y no agresiva que se está experimentando en Europa y por la importancia que están adquiriendo las terapias preventivas, por lo que la gente no sólo va a los balnearios a curar patologías sino que también a prevenirlas y liberarse de la sobrecarga física y psíquica que genera el modo de vida actual.

AGUAS TERMALES


El uso de aguas termales para mejorar nuestra salud y bienestar no es una invención de la era moderna, nuestros primeros antepasados ya las usaban. Las aplicaciones de las diferentes clases de aguas termales son muchas y además nos harán disfrutar.


¿Qué son las aguas termales?

Las aguas termales son aguas que proceden del interior de la tierra y emergen a altas temperaturas. Estas aguas termales son ricas en diferentes minerales y son utilizadas como terapia para mejorar nuestro bienestar.

Podemos encontrar aguas termales por todas las partes de nuestro planeta, según su lugar de procedencia y su composición tendrán unas propiedades y aplicaciones diferentes.

¿Es algo nuevo el uso de aguas termales?

No, en algunos lugares se han encontrado vestigios de construcciones de baños termales de muchos años antes de Cristo. También los griegos y los romanos usaban las aguas termales en los baños, convirtiendo estos lugares en puntos de reunión y de negocios.

Propiedades y beneficios de las aguas termales

Las aguas termales son altamente beneficiosas para el organismo, por lo que su uso y aplicación se ha convertido en una terapia alternativa a la medicina tradicional, aunque por supuesto no son la solución a todos los males, si nos pueden ayudar a aliviarlos.

Las propiedades a las aguas termales se las da el alto contenido de minerales disueltos en ellas. Sus bondades son tantas que incluso son utilizadas en la elaboración de cosméticos y cremas.

Algunos de los múltiples beneficios de las aguas termales

  • Estimulación de las defensas del organismo.
  • Dilatación de la red vascular mejorando el flujo sanguíneo.
  • Depuran la sangre.
  • Tienen un poder calmante y analgésico.
  • Son sedantes, relajantes y a la vez tonifican y reconstituyen.

Clasificación de las aguas termales

    Por su origen las aguas termales pueden ser
  • Magmáticas: nacen en filones metálicos y su temperatura suele ser más alta, hasta 50º C. Son ricas arsénico, boro, cobre, fósforo, etc.
  • Telúricas: pueden aparecer en cualquier lugar y son ricas en bicarbonatos, cloruros, sales de cal, etc.
    Por su temperatura las podemos clasificar en
  • Aguas Hipertermales, más de 45º C.
  • Aguas Mesotermales o calientes, de 35º a 45º C.
  • Aguas Hipotermales o poco frías, de 21º a 35º C.
  • Aguas frías, menos de 20º C.
    Por su contenido en minerales
  • Aguas ferruginosas: rico contenido en hierro.
  • Aguas cloruradas: contienen cloro.
  • Aguas sulfuradas: contienen azufre.
  • Aguas sulfatadas: además de azufre pueden contener sodio, calcio o magnesio.
  • Aguas bicarbonatadas: con bicarbonato.