jueves, 23 de marzo de 2017

SÍNTOMAS DE UNA VESÍCULA BILIAR AFECTADA

¿Qué es la vesícula biliar? La vesícula biliar es un órgano con forma de pera ubicado debajo del hígado. Almacena bilis, un líquido producido por el hígado para digerir las grasas.

Síntomas de la vesícula biliar afectada
Cuando el estómago y el intestino digieren los alimentos, la vesícula biliar libera bilis a través de un tubo denominado conducto biliar común. Ese conducto conecta a la vesícula biliar y el hígado con el intestino delgado.

1. Mareos
Observa cómo te sientes a media tarde, en especial al cabo de dos horas de haber tomado tu almuerzo o la comida principal del día. Es el momento en que nuestra digestión debe haber finalizado. Si te notas con cierta debilidad, con naúseas y mareos, entonces lo mejor es que te sientes y pongas la mano en tu abdomen. ¿Está duro? ¿Eructas con facilidad?

Si además de las malas digestiones notas como cada día te vienen los mareos y las náuseas es probable que tengamos un problema en la vesícula.

2. Gases e hinchazón
Uno de los papeles que juega la vesícula biliar es la de ayudarnos en el proceso digestivo, por ello, cuando existe algún tipo de problema y la vesícula biliar no canaliza adecuadamente la bilis, o está inflamada o incluso obstruida, es habitual que empecemos a sentir que nuestras digestiones son más pesadas, nos sentimos hinchados y más lentos.

Son muy habituales los gases y los eructos continuos. Para que sea verdaderamente significativo, estos síntomas debes tenerlos con frecuencia cada día. Es normal sentirnos mal un día aislado, incluso dos. Pero cuando pasan diez días seguidos y ves cómo tu abdomen sigue hinchado y endurecido, es recomendable que lo consultes con un especialista.

3. Dolores puntuales en espalda, abdomen y brazo derecho
Una de las características es la sensación de pesadez abdominal, y un dolor que se extiende tanto en la parte derecha de la espalda como en el brazo de ese mismo lado. La vesícula biliar se encuentra situada en el lado derecho del abdomen y al lado del hígado. Si se inflama, toda esa zona va a estar afectada, y el dolor es muy particular.

Ten en cuenta por ejemplo que en ocasiones, el dolor puede empezar repentinamente y en forma de ataque si fuera por ejemplo un cálculo biliar. Un dolor intenso que puede durar 15 minutos, luego desaparece y vuelve a aparecer, una situación que puede alargase hasta 15 horas. El dolor puede empeorar con la respiración.

Dependiendo de la cantidad de cálculos o la afectación del órgano, el dolor puede ser muy fuerte y extenderse hasta el omóplato.

4. Presta atención a tu orina y tus heces
Lo sabemos, no es agradable prestar atención a nuestras intimidades cuando estamos en el baño, pero te aseguramos que es imprescindible observar la tonalidad de la orina para advertir posibles enfermedades. En caso de la orina sea muy blanca, y que las heces sean muy grises, sin demasiado color y algo sueltas, entonces está asociado a un problema de la vesícula biliar, debido precisamente a un bajo nivel de bilis.

Es habitual también que las personas con problemas en la vesícula, padezcan numerosos episodios de diarrea. Debemos tenerlo en cuenta.

5. Mal aliento y fiebre
Si notas que has empezado a sentir un malestar en tu boca, un sabor extraño y un aliento desagradable del que no puedes desprenderte, toma nota de cuanto dura. Si tu aliento no es el habitual, y llevas más de una semana padecíendolo, y además o en conjunto levantas unas décimas de fiebre, deberás considerar la consulta a un especialista.

La fiebre se suele tener por la mañana y al final de la tarde. Basta con que tengas dos o décimas para que debas ponerlo en evidencia de tu médico.

6. Coloración amarillenta de la piel
Puede presentarse en la piel o en los ojos un color amarillento. Se lo conoce como ictericia, y se debe básicamente a que algunos cálculos biliares bloquean el conducto biliar, ocasionando que la bilis se regrese al hígado, y de ahí al torrente sanguíneo.

Ante cualquiera de estos síntomas no dudes en consultar con un especialista.

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COSAS QUE NO TE DICEN ACERCA DE LA MENOPAUSIA

La menopausia suele venir con sofocos, sudores nocturnos, cambios repentinos de ánimo entre otros síntomas. Pero esta etapa femenina se presenta generalmente con cosas que no te dicen sobre la menopausia, algunas de las siguientes que te contaremos pueden llegar a aclararte muchas dudas.

Te puede subir el colesterol malo
En esta etapa la mujer produce mucho estrógeno, el que ayuda a regular los periodos; pero también mantiene los niveles de colesterol LDL (colesterol malo) altos y baja el colesterol bueno. Sin embargo si se lleva un estilo de vida sano en la menopausia se pueden evitar estas fluctuaciones de colesterol. Pero no está demás una medición de colesterol cuando se atraviesa esta etapa.

Te puedes sentir menos “social”
Si eres una persona sociable y extrovertida, quizás este cambio te sorprenda. La menopausia es un período de introspección, lo que se traduce en cambios emocionales que podrían afectar tu vida social. En esta etapa las mujeres suelen ser más egoístas y pensar más en ellas, dejando a los demás de lado. Pero esto no es un cambio en la personalidad, sino una etapa que va acompañada de cambios de humor y estados de ánimo muy bruscos debido a cambios hormonales.

Es tiempo de ponerse más “verde”
Muchos alimentos que consumimos contienen bloqueadores de hormonas, los que afectan directamente a las mujeres que atraviesan la menopausia. Por eso es momento de ponerte más “verde” y consumir alimentos más sanos y naturales, alejarte completamente de los que contienen parabenos, ftalatos y BPA.
La correcta alimentación ayuda en todas las etapas de la vida, y más aún durante la menopausia donde puede haber carencia de magnesio, de minerales y vitaminas entre otras. La dieta de alimentos verdes puede ser una gran aliada para tratar los síntomas de la menopausia. 

Es momento de renovar tu crema hidratante
En la menopausia los bajan niveles de estrógeno, también baja la producción de grasas en tu piel, lo que se traduce en sequedad en la piel y una tez escamosa. Es por eso que debemos cambiar la crema hidratante por una más potente e incluso sumar un aceite facial. Además se recomienda beber más agua para mantenerse más hidratada.

Prepárate para los sofocos
Los sofocos son probablemente el síntoma más conocido de la menopausia, pero prepárate para sentir los más fuertes de tu vida. En la noche llegarán sofocos que probablemente te quitarán el sueño. Se recomienda sesiones de yoga o un cambio de respiración para bajar la intensidad de los sofocos. Además de algunas infusiones pueden resultarte de mucha ayuda para reducir los bochornos.

El ejercicio será tu aliado
El aumento de peso es otro de los síntomas más detestables de la menopausia. El alza de producción de estrógeno hace que mantengamos cierta grasa corporal (sobre todo en el abdomen y caderas). Es por eso que tener una buena rutina de ejercicios en esta etapa es primordial, no sólo para mantener a línea los kilos de más, los ejercicios también mejoran el ánimo y mejoran el sueño.

Tu corazón se puede saltarse un latido
En el tiempo antes de que llegue la menopausia, etapa llamada “perimenopausia”, algunas mujeres empiezan a experimentar palpitaciones del corazón, esto se puede deber a algún problema cardíaco o flujos hormonales, si estas palpitaciones causan mareos o la sensación de desmayo lo recomendable es asistir al doctor.

Tu cabello también sufrirá cambios en la menopausia
Los cambios hormonales propios de la menopausia hacen que el cabello adelgace, se debilite, se seque y en algunos casos hasta puede llegar a caerse. En estos casos se recomienda usar productos para el cabello suaves y libre de químicos. Y también puedes optar por tratamientos naturales que ayudan a fortalecer el cabello y darle un correcto cuidado.

Serás más sensible y puedes pensar que te vuelves “loca”
En esta etapa las hormonas están revueltas, lo que para algunas mujeres se traduce en más sensibilidad y una alza considerable de libido. Es por eso que los cambios de ánimo serán moneda corriente en esos días, y sus hormonas irán en una montaña rusa de emociones.

En este período ya sea antes de o durante, las mujeres que no están muy enteradas de su cuerpo y este proceso donde hay muchos cambios hormonales, tienden a pensar que están volviéndose “locas” y empiezan a preocuparse por eso.  Esto es debido a que los químicos de las hormonas tienen efecto en nuestro cerebro y afectan la percepción de nuestra realidad. Y esa montaña rusa golpeará mucho en este sentido, lo que debe ser tenido en cuenta tanto sea por quienes las rodean como por ellas mismas para poder encontrar la forma de convivir de una manera saludable con los demás.

Como dijimos en puntos anteriores, la menopausia te afecta las hormonas, el peso, los niveles de energía y hasta la libido; lo que da como resultado más sueño, pero también puede ser causa de desaparecerlo. Si las siestas no estaban en tu repertorio, ahora las estarán, ya sea por sueño excesivo o porque necesitarás reparar la falta de sueño de la noche anterior. Expertos recomiendan una siesta diaria de 20 a 30 minutos, eso también bajará el nivel de ansiedad. No te olvides de poner la alarma para que la siesta no se extienda el doble y luego te juegue mal esa siesta prolongada.

Cómo reponer el magnesio en la menopausia
Un estudio realizado en el año 2013 confirma que la carencia de magnesio en la menopausia es causante de una serie de problemas en la salud, por eso la importancia de reponer el magnesio en esta etapa es fundamental.

Los cambios hormonales que se afrontan durante la menopausia causan que el magnesio del que dispone nuestro cuerpo, en grandes cantidades sea eliminado a través del riñón.

El magnesio es un nutriente que absorbemos muy poco a través de la comida. Durante la menopausia el manesio juega un papel muy importante en el metabolismo de la energía de las células, especialmente en las células del corazón.

Otros síntomas de la menopausia a considerar
Ansias constantes.
Hinchazón en diferentes partes del cuerpo.
No ser capaz de recordar tu nombre u otras cosas.
Llanto frecuente, a menudo sin ninguna razón.
Gritar cuando alguien te toca.
Aumento de peso.
Sofocos y sudores nocturnos.
Retención de agua.
Deseos dulces y de chocolate.
Preocupación de volverse loca.
Sensación de calor muy seguido.
Crecimiento de vello en diferentes partes del cuerpo.
No poder dormir durante la noche o tener mucho sueño.
Cambios de humor.
Deseos de expresar cosas que antes no te atrevías.
No tolerar comentarios que te parecen estúpidos.
Podrías sentir que tu cerebro te ha dejado.
Sentimiento de estar en un camino de guerra.
Sudoración excesiva.
De repente quieres irrumpir a cualquier adolescente con el que entres en contacto.