miércoles, 7 de marzo de 2012

ESPONDILITIS ANQUILOSANTE



La Espondilitis Anquilosante o Anquilopoyética (EA) es una enfermedad reumática que causa inflamación de las articulaciones de la columna vertebral y de las sacroilíacas.

Se suele manifestar con fases de dolor lumbar, puede afectar a toda la columna y a las articulaciones periféricas y ocasiona dolor en la columna y en las articulaciones, rigidez vertebral, pérdida de movilidad y deformidad articular progresiva.

Puede acompañarse de manifestaciones extraarticulares, como inflamación en los ojos o en las válvulas del corazón.

Causas


Suele manifestarse en la adolescencia o en la juventud y su incidencia es mayor en los hombres. Por el contrario, las mujeres pueden presentar la enfermedad de forma m

ás leve con lo que su diagnóstico es más difícil. Su incidencia también varía en los distintos grupos raciales.

La aparición de la enfermedad se debe principalmente a la auto-inmunidad, es decir el sistema inmune se auto-agrede debido a estilos de vida desnaturalizados, empezando por la alimentación insana.

Síntomas de la Espondilitis Anquilosante
Dolor nocturno y la pérdida de movilidad en la región lumbar son manifestaciones precoces. Aunque en la mayoría de los casos los síntomas de la Espondilitis Anquilosante comienzan en las zonas lumbar y sacroilíacas, suele afectar también a los segmentos cervical y dorsal de la columna.
Daño en las válvulas cardíacas.
En otras ocasiones, la Espondilitis anquilosante precede al desarrollo de una enfermed
ad inflamatoria intestinal y algunos pacientes presentan fiebre elevada, fatiga, pérdida de peso y anemia.
Otras enfermedades viscerales u óseas pueden confundirse con una Espondilitis Anquilosante. Sin embargo, pueden distinguirse mediante la evaluación analítica para demostrar inflamación, anemia o positividad del HLAB27 (marcador genético). Asimismo, las radiografías y gammagrafías óseas pueden mostrar cambios característicos.


Es necesario educar al paciente que sufre de Espondilitis anquilosante. Así, tiene que aceptar sus limitaciones para evitar una mala evolución de la enfermedad y mejorar su calidad de vida.

Existen u
nas pautas o normas que tiene que seguir
Evitar las malas posturas.
No utilizar fajas o corsés que inmovilicen la columna.
No estar demasiado tiempo en la cama o sentado y no coger demasiado peso.
No fumar, para no perjudicar la función respiratoria.
Darse una ducha matinal para relajar los músculos y aliviar la rigidez matutina.
Hacer ejercicio físico moderado a diario.
Alimentación ovo-lacto vegetariana.


Diagnósticos


El diagnóstico de la Espondilitis anquilosante suele realizarse mediante una ana
paciente padece una Espondilitis anquilosante se realizará una radiografía de la columna vertebral y de la pelvis.
mnesis (historial médico) y una exploración física. Si el reumatólogo sospecha que el

Los análisis de sangre y orina pueden ayudar a apoyar el diagnóstico manifestando la presencia en sangre del antígeno HLA-B27, o pueden determinar la intensidad mayor o menor del proceso inflamatorio que sufre el paciente.

Tratamiento de la Espondilitis Anquilosante

Los antiinflamatorios naturales (palo de arco, cúrcuma, harpagofito, etc.) consiguen aliviar el dolor y reducir o suprimir la inflamación articular, lo cual permitirá una mejor calidad de vida del paciente, y evitará que se produzcan molestias durante el descanso nocturno.


Analgésicos (Anamu): Se utilizan para aliviar el dolor.
Suplementos nutricionales: a base de vitaminas C , E y cartílago de tiburón.
El Astrágalo: Se utiliza, fundamentalmente, para detener las artritis de las articulaciones periféricas.


Rehabilitación: es esencial que los individuos que padecen Espondilitis anquilosante realicen los ejercicios físicos recomendados por el naturópata. Así, debido a que la enfermedad suele provocar una deformación de la columna vertebral (curvatura hacia delante) es conveniente que el paciente practique deportes que fortalezcan la espalda. Sin duda, el mejor ejercicio para ello es la natación. Asimismo, los ejercicios respiratorios aumentarán la capacidad pulmonar. Terapias complementarias como la acupuntura vendrán bien.

Cirugía: solo en algunas ocasiones, cuando las articulaciones están muy dañadas y se ha perdido la movilidad, es necesaria la intervención quirúrgica.
En todos los casos le recomendamos consultar con su médico, terapeuta u otro profesional de la salud competente. La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa.