jueves, 16 de enero de 2014

MANTENTE ALEJADO DE LOS TRANSGENICOS

Siempre que sea posible, evite los alimentos transgénicos, también conocidos como OMG u OGM. Los OMG (organismos modificados genéticamente) son el resultado de técnicas de laboratorio a través de las cuales los investigadores cambian los genes de plantas y animales para crear productos con proteínas elaboradas científicamente u otras sustancias que el cuerpo humano no tiene ninguna experiencia previa en digerir. 

Las plantas transgénicas, por ejemplo, pueden contener material genético no vegetal que puede causar que la planta elabore sustancias químicas nunca antes encontradas, que el cuerpo es incapaz de procesar. La alteración de los genes de las plantas se ha hecho para hacer que las plantas sean más resistentes a las plagas, las enfermedades o los pesticidas; para tener un tiempo de caducidad más largo; o para modificar la maduración. Un estudio reciente realizado por investigadores de Monsanto, líder en la producción de semillas transgénicas, revelaron que en experimentos con tres variedades de maíz transgénico, los animales de prueba que se comieron el maíz mostraron signos de daño en el hígado y el riñón. 

Dos de las tres variedades de maíz fueron modificados genéticamente para sintetizar toxinas utilizadas como insecticidas, mientras que la tercera fue modificada genéticamente para ser resistente al herbicida Roundup. Las tres variedades de maíz modificadas genéticamente han sido aprobadas para consumo humano en los Estados Unidos y son cultivadas allí. Según diversos informes, Monsanto publicó los datos en bruto solamente después de un desafío legal por parte de Greenpeace y otras organizaciones y grupos gubernamentales que están en contra de los alimentos transgénicos. El estudio encontró que hubo concentraciones inusuales de hormonas en la sangre y orina de las ratas alimentadas con cada cepa del maíz durante tres meses en comparación con las ratas que recibieron una dieta no transgénica. Se encontró que las ratas hembras tenían altos niveles de azúcar y triglicéridos en sangre. (Hago la siguiente pregunta: ¿Podría ser esta una de las razones por las que muchas personas hoy tienen altos niveles de triglicéridos y azúcar en la sangre?). Este hallazgo es particularmente significativo en relación con adelgazar porque es sabido que mayores niveles de azúcar y triglicéridos en la sangre contribuyen a la resistencia a la insulina y al síndrome metabólico. Los autores del estudio concluyeron: “Los efectos en su mayoría se asociaron con el riñón y el hígado, los órganos que desintoxican al organismo de lo que consume en su dieta, aunque fueron diferentes entre los tres transgénicos. También se observaron otros efectos en el corazón, las glándulas suprarrenales y el bazo”. Muchos alimentos transgénicos se encuentran en los estantes de los supermercados por todas partes sin etiquetado preventivo. 

Tal vez no sepamos que los estamos comprando y los consumidores desprevenidos que quizá tengan una sensibilidad alérgica a algo como el cacahuate o las nueces de Brasil pueden comprar un producto con un gen de estos alérgenos que podría causar una reacción que atente contra su vida. Podemos evitar los alimentos transgénicos a través de ser conscientes de qué alimentos son más sujetos a ingeniería genética y los productos que se hacen de ellos. Algunas estimaciones dicen que aproximadamente treinta mil productos diferentes de los estantes de la tienda de abarrotes son “transgénicos”. Eso es en gran medida porque muchos alimentos procesados contienen algún tipo de soya. Alrededor de 90% del cultivo de soya de América del Norte es transgénico. Según la FDA, más de cincuenta variedades de plantas han sido examinadas y aprobadas para consumo humano; por ejemplo: el tomate y el melón tienen características de maduración modificadas; el frijol de soya y la remolacha azucarera están diseñados para ser resistentes a los herbicidas; y las plantas de maíz y algodón para tener mayor resistencia a las plagas de insectos. 

Mientras que es probable que los cincuenta productos no estén disponibles en su supermercado local, la prevalencia de los alimentos transgénicos en los Estados Unidos está más extendida de lo que cree. Deborah Whitman, una editora sénior de Cambridge Scientific Abstracts, declara: “Los alimentos altamente procesados como los aceites vegetales o los cereales para el desayuno, es más probable que contengan un pequeño porcentaje de ingredientes transgénicos porque las materias primas han sido agrupadas en un solo flujo de procesamiento proveniente de muchas fuentes distintas”. Mundialmente, la soya y el maíz son los dos productos agrícolas más cultivados, mientras que en los Estados Unidos, la soya y el algodón son los dos cultivos transgénicos más prevalentes. La mayoría de los cultivos transgénicos fueron modificados para tolerar los herbicidas, otros porcentajes menores fueron modificados para resistir las plagas de insectos o para ambos para tolerar los herbicidas y tolerar las plagas. Según Whitman: “Globalmente, los acres totales de cultivos transgénicos han aumentado veinticinco veces en solo cinco años, de aproximadamente 4,3 millones de acres (1 740 000 hectáreas) en 1996 a 109 millones de acres (44 110 000 hectáreas) en 2000 […] Aproximadamente 99 millones de acres (40 060 000 hectáreas) se dedicaron a cultivos transgénicos solamente en los Estados Unidos y Argentina”. 

Hay otros alimentos que vigilar y comprarlos solamente orgánicos. El arroz ha sido modificado genéticamente para contener altas cantidades de vitamina A. La caña de azúcar ha sido modificada genéticamente para ser resistente a ciertos pesticidas. Un gran porcentaje de los edulcorantes utilizados en los alimentos procesados en realidad provienen del maíz, y no de la caña de azúcar o la remolacha. 

La papaya transgénica ahora constituye aproximadamente tres cuartas partes de la cosecha total de la papaya hawaiana. La carne y los productos lácteos a menudo provienen de animales que han comido alimentos transgénicos, por lo que es muy importante comprar solamente productos de animales alimentados con pastura, y criados orgánicamente. Los guisantes modificados genéticamente han generado respuestas inmunes en ratones, sugiriendo que también podrían generar reacciones alérgicas graves en las personas. A los guisantes se les ha insertado un gen de frijoles de riñón, que crea una proteína que actúa como pesticida. Muchos aceites vegetales y margarinas utilizadas en restaurantes, alimentos procesados y aderezos para ensaladas están hechos de soya, maíz, canola o semilla de algodón. A menos que estos aceites digan específicamente “no transgénico” u “orgánico”, probablemente hayan sido modificados genéticamente. Incluso los suplementos vitamínicos podrían haber sido modificados genéticamente: la vitamina C es a menudo hecha de maíz, y la vitamina E se hace generalmente a base de soya. Las vitaminas A, B2, B6, B12, D y K pueden tener excipientes derivados de fuentes de maíz modificado genéticamente, tales como almidón, glucosa y maltodextrina. Esta es precisamente la razón por la que deberíamos comprar solamente vitaminas de alta calidad de fuentes confiables que utilizan materiales orgánicos. El etiquetado de alimentos transgénicos actualmente no es requerido; por lo tanto, debemos ser consumidores informados y compradores cuidadosos. Podemos revisar las etiquetas de los productos empacados para ver si contienen harina de maíz, harina de soya, almidón de maíz, proteína vegetal texturizada, jarabe de maíz o almidón alimenticio modificado. Revise las etiquetas de la salsa de soya, el tofu, las bebidas de soya, la proteína de soya aislada, la leche de soya, el helado de soya, la margarina y la lecitina de soya, entre docenas de otros productos. Si las etiquetas de estos alimentos no dicen “orgánicos” o “no transgénicos”, hay fuertes posibilidades de que sean alimentos transgénicos. Revise el código PLU (búsqueda de precio, por sus siglas en inglés) en los adhesivos de las frutas y verduras en su tienda de abarrotes. 


Los códigos de cinco dígitos de las etiquetas de los alimentos transgénicos inician con un 8. Por ejemplo, un tomate de bola madurado en la planta genéticamente modificado sería 84805. Como usted puede ver, es importante elaborar mucho de su comida desde cero, y cuando se trata de hacer y tomar jugos, es muy importante adquirir frutas y verduras no transgénicas cultivadas orgánicamente que no sean conocidas por haber sido modificadas genéticamente.