martes, 8 de enero de 2013

OJO DE PESCADO


También conocidas como "ojos de pescado", las verrugas en las plantas de los pies son ocasionadas por uno de los 90 tipos del virus del papiloma humano. A diferencia de las que se desarrollan en otras partes del cuerpo, estas lesiones crecen hacia dentro debido a la presión ejercida al estar de pie o caminar, por lo que son muy dolorosas.
La población que generalmente se ve afectada por la aparición de verrugas son niños y adolescentes; estas lesiones suelen ser identificadas con cierta facilidad debido a que son redondas, realzadas y de color gris o marrón (café oscuro rojizo); no obstante, cuando se desarrollan en las plantas de los pies pueden confundirse, a simple vista, con callosidades porque su apariencia es plana.
Esto último se debe a que las verrugas en las plantas de los pies crecen hacia dentro, lo que genera intenso dolor al caminar y, con el paso del tiempo, sangrado leve al interior de la lesión, características que le dan el aspecto de un ojo de pescado.
Cabe destacar que el papilomavirus causante de verrugas en las plantas de los pies, generalmente, invade la piel a través de diminutas cortaduras o heridas. Lo anterior ocurre al caminar descalzo sobre superficies sucias o suelos ásperos (en donde abundan los virus) y al tener contacto directo con personas infectadas.
Es importante tomar en cuenta que sin tratamiento los "ojos de pescado" pueden crecer hasta más de 3 centímetros de diámetro, pero esto no es todo, ya que existe alto riesgo de que se diseminen en forma de racimos planos en toda la planta del pie. Asimismo, al igual que en otro tipo de infecciones cutáneas, las verrugas suelen dispersarse a otras partes del cuerpo mediante el rascado.

Otros "ojos de pescado"

Mención aparte merecen cierto tipo de callosidades denominadas "ojos de pescado" que, a diferencia de las verrugas plantares, son ocasionadas por el uso de calzado inadecuado (pequeño, justo o puntiagudo). Se desarrollan a partir de la acumulación de capas gruesas de tejido en los dedos, las cuales se forman a causa de la fricción de la epidermis con los zapatos.
En primera instancia, lo anterior ocurre como un mecanismo de defensa para proteger al pie, pero después se convierte en una molestia porque la callosidad se implanta en los dedos generando una raíz, lo cual da la sensación de traer un alfiler enterrado.

¿Qué hacer?

Ante cualquier tipo de lesión en los pies es fundamental acudir al podólogo o dermatólogo, especialistas que mediante la observación directa podrán efectuar el diagnóstico, en este caso, de verrugas plantares.
Una vez identificado el problema se pueden prescribir, de acuerdo al avance de la afección, diversos tratamientos, los cuales incluyen:
Soluciones y pomadas. Estos productos tienen como principios activos a los ácidos salicílico y láctico, sustancias que ablandan el tejido para su eliminación y debilitan al virus.Puedes usar la plata coloidal, guamis y neem, por ejemplo.
Inyecciones. Consiste en aplicar medicamentos directamente en las verrugas para destruir al microbio.
Electrocauterización. Destruye el tejido anormal a través de exposición intensa a una fuente de calor, para ello, el médico se apoya en un instrumento llamado electrobisturí o electrocauterio, el cual quema las lesiones.
Crioterapia. Se refiere a la congelación de las verrugas mediante la aplicación directa de nitrógeno.
Láserterapia. Consiste en exponer a las verrugas a poderoso haz de luz que las evapora, lo que disminuye el riesgo de hemorragia y aparición de cicatrices.
Para prevenir el desarrollo de verrugas plantares es necesario seguir algunas recomendaciones:
  • Nunca caminar descalzo.
  • Cambiar diariamente los calcetines o medias, así como el calzado.
  • Mantener los pies limpios y secos.
  • Evitar el contacto directo con personas infectadas.
  • No compartir zapatos, calcetines, medias o toallas con otras personas.
  • Examinar periódicamente los pies y no ignorar la aparición de lesiones.
  • Se debe tener especial cuidado al acudir a albercas y baños públicos, lugares en los que el virus puede proliferar con mayor facilidad.
  • Visitar anualmente al podólogo para una revisión general de los pies.

Ahora bien, en cuanto al otro tipo de "ojos de pescado", es decir, las callosidades que afectan los dedos de los pies, resulta indispensable evitar el calzado que genere fricción y procurar el uso de protectores acolchonados en los dedos. Al no haber roce las lesiones tienden a desaparecer; sin embargo, en algunos casos es necesario que el podólogo retire el tejido endurecido mediante instrumentos especiales.
Por último, tome en cuenta que la salud de los pies no tiene precio, pues son nuestro mejor medio de transporte y no es justo descuidarlos; por este motivo, ante cualquier alteración no dude en consultar al podólogo o dermatólogo para recibir tratamiento temprano.