sábado, 2 de octubre de 2010

ALIMENTACION DURANTE LA LACTANCIA


Ya que la lactancia es la continuación del embarazo, es indispensable que la madre tenga una alimentación completa y equilibrada que le proporcione los nutrientes necesarios para alimentar a su bebé sin que esto traiga una descompensación para su organismo. Una mujer que ha tenido una buena alimentación durante el embarazo acumulará reservas para iniciar la lactancia, pero si ésta no ha sido adecuada la producción de leche se realizará a expensas de sus propias reservas.
Si tú estás amamantando a tu bebé o planeas hacerlo cuando nazca, toma en cuenta las siguientes recomendaciones para que ambos se mantengas en perfectas condiciones:
¿Qué tipos de alimentos puedes comer?
La producción de leche implica un extraordinario gasto de energía, por lo que puedes consumir toda clase de alimentos, aunque esto no significa que tengas que “comer por dos”, ya que, teóricamente, te bastarán unas 2.700 kcal al día, sin embargo, existen estudios que han encontrado que algunas mamás sanas que lactan y están bien nutridas consumen entre 1.800 y 2.300, mientas que a las mujeres que no son lactantes suelen bastarles 2.200. Por esta razón, la mejor opción es enfocarse en hacer una buena selección de los alimentos para tener una dieta variada y equilibrada y no simplemente comer en exceso.
Es importante que en tu dieta incluyas pescado, especialmente salmón, sardina y atún que te proporcionan omega-3, ácidos grasos poliinsaturados como el DHA, esenciales para el desarrollo del bebé; así como productos lácteos y fortificados con calcio, ya que durante la lactancia cedes este micronutriente a tu pequeño y tus reservas pueden reducirse. Toma en cuenta que tanto las sardinas como los charales son una fuente rica de calcio, al igual que la leche y el yoghurt, no obstante, debes tratar de consumir lácteos descremados o semidescremados para evitar el consumo excesivo de grasas saturadas.
No debes olvidar incluir cereales en tu alimentación, pues te proporcionan almidón, proteínas, grasas, vitaminas y sales minerales. De igual forma, debes ingerir una adecuada cantidad de frutas y verduras que te brindarán fibras, micronutrientes y energía.
Las necesidades diarias de vitaminas prácticamente se duplican durante la lactancia, es recomendable consultar con tu médico para seleccionar un suplemento Multivitamínico adecuado para ti.
Si eres estrictamente vegetariana busca asesoría profesional de un médico o nutriólogo para que te ayuden a evitar carencias de nutrientes.
¿Cuánta agua debes tomar?
Una mamá en periodo de lactancia requiere beber suficientes líquidos (alrededor de 1 litro y medio al día) para mantenerse hidratada y garantizar su producción de leche, por ello, es importante que consumas agua, leche y jugos.
¿Puedes consumir bebidas alcohólicas?
Lo mejor es no beber alcohol durante la lactancia, ya que éste pasa a la leche a los 30 o 60 minutos después de haber sido consumido, generando un efecto sedante en el bebé y una falta de apetito que, a largo plazo, podría provocarle retardo del crecimiento. Además, una dosis de alcohol superior a 0.5 g/kg de peso puede disminuir la secreción de leche, motivo por el cual los licores y bebidas de graduación alta no son recomendables en ningún momento de la lactancia. No obstante, después de los primeros tres meses de lactancia, si lo deseas, puedes ingerir esporádicamente (una o dos veces por semana) un vaso de cerveza o uno de vino.
¿Qué pasa si consumes medicamentos?
En general, existen pocos medicamentos que están contraindicados para la lactancia, sin embargo, para que tú y tu bebé estén completamente seguros es recomendable que consultes con tu médico o el pediatra de tu pequeño.
¿Puedes hacer una dieta adelgazante mientras amamantas?
Las madres que lactan suelen perder peso espontáneamente a partir del tercer mes, por lo que cualquier dieta hipocalórica está contraindicada durante la lactancia, consecuentemente, podrás realizarla hasta el momento en que no des el pecho al bebé.
La leche materna es sumamente importante para tu hijo porque le permite seguir desarrollándose óptimamente.
Al cuidar de tu alimentación también estarás cuidando tu salud y la de tu hijo. Recuerda que la cantidad de leche que se produce no depende de la dieta, sino de las demandas del niño, y que los ciclos continuos de gestación y lactancia en mujeres mal alimentadas provocan desgaste físico y envejecimiento prematuro.