domingo, 16 de octubre de 2011

SALUD Y EXCESO E SAL


La sal es necesaria para el buen funcionamiento del organismo pero un consumo excesivo resulta contraproducente. Una elevada ingesta de sal puede precipitar la aparición de enfermedades como la hipertensión o la osteoporosis, según indican los expertos.

No se trata de desterrar la sal, sino de consumirla con moderación. “La sal es un elemento indispensable para el organismo y no podríamos prescindir de ella”

“Gracias a la sal controlamos el contenido de agua de nuestro cuerpo y facilitamos, en colaboración con el potasio, las actividades de los sistemas muscular y nervioso, además de estimular funciones en células y tejidos de otros sistemas orgánicos”, señala.

No más de seis gramos al día

No obstante, consumir demasiada sal puede acarrear importantes problemas de salud. “La Organización Mundial de la Salud recomienda no superar los seis gramos de sal al día, aunque los requerimientos mínimos son de cuatro gramos diarios”, explica el doctor Domingo.

“Desgraciadamente, esta cantidad mínima es ampliamente superada”, indica el facultativo. “Las necesidades de sal varían, sin embargo, en cada persona según su constitución y sus circunstancias ambientales. Así, en climas más cálidos o en trabajos más intensos, las dosis requeridas de sal serán mayores”, añade.

“En América, casi todas las personas toman demasiada sal. Muchos adultos y, muchas veces, niños consumen más del doble de la cantidad considerada necesaria para la salud”, señala la Organización Panamericana de la Salud.

Alimentos con demasiada sal

La sal entra en la composición de muchos alimentos, en algunos de manera natural, como en vísceras o mariscos. No obstante, en la mayoría de los casos su presencia, sobre todo en los alimentos procesados, se debe al empleo de la sal como conservante o a su uso para realzar el sabor”, comenta Alejandro Domingo.

“Aceitunas rellenas de anchoas, jamón curado y pan, por ejemplo, son alimentos cuyo contenido en sal debemos tener en cuenta a la hora de elegir menú”, recomienda el endocrino.

Además, “tenemos que comprobar siempre en la etiqueta del producto su contenido en sal para, de acuerdo con esa cantidad, elegir los más convenientes para nuestra salud”, añade.

Enfermedades cardiovasculares

Resulta fundamental consumir este producto con moderación pues “una cantidad excesiva de sal en la dieta causa aproximadamente el 10% de las enfermedades cardiovasculares”, indica la Organización Panamericana de la Salud.

Un consumo elevado de sal “puede determinar, a través de la retención de agua, un exceso de peso con repercusiones negativas sobre el funcionamiento de los sistemas cardiovascular, respiratorio, óseo y de las articulaciones”, apunta Domingo.

“De todas estas manifestaciones patológicas, una de las más importantes es la hipertensión arterial, con las graves complicaciones que produce”, manifiesta el especialista.

Asimismo, la abundancia de sal puede originar una merma de calcio en los huesos. Tal exceso “puede producir también pérdida de calcio por orina y osteoporosis”, explica.

¿Alimentos menos ricos?

“Aproximadamente, el 30% de las personas que sufren de hipertensión tendrían una presión arterial normal y el resto tendría un mejor control de su presión arterial si redujesen la ingesta de sal a un nivel saludable”, sostiene la Organización Panamericana de la Salud.

Sin embargo, una de las principales dificultades que encuentran quienes pretenden reducir de manera considerable el consumo de sal es que los alimentos dejan de ser tan apetecibles sin este condimento.

Por ello, un grupo de investigadores del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona trata de determinar los mecanismos mediante los cuales los alimentos con sal producen una respuesta cerebral de placer.

Su línea de investigación se centra en averiguar la cantidad de sal que se puede extraer de un alimento sin que el consumidor lo note. Asimismo, tratan de saber lo que hace que un alimento guste o no, para tratar de encontrar así un sustituto del sodio.

Los investigadores trabajan con un alimento como la sopa, para después extrapolar sus resultados a otros productos.

“Buscamos la manera de engañar al cerebro para que la persona perciba el mismo gusto salado y sabroso de un caldo con más contenido de sal. La diferencia es que el nuevo caldo será mucho más sano”, explica el doctor Jaime Kulisevsky, director de la investigación.

Creatividad en las guarniciones

Por el momento, los expertos ofrecen una serie de consejos para reducir la ingesta de sal. “Planee las comidas con al menos un día de anticipación. Busque ideas de comidas rápidas en libros de cocina o en internet para evitar compras de última hora de alimentos preparados, que normalmente tienen mucha sal”, recomienda la Organización Panamericana de la Salud.

Del mismo modo, el doctor Alejandro Domingo aconseja “emplear guarniciones con poca sal como pimientos, patatas o verduras y utilizar hierbas o especias como condimentos”.

“Perejil, comino, pimienta, cebolla, ajo, vinagre, pimentón o simplemente unas gotitas de limón añadidas al alimento elegido pueden hacer de este un plato algo muy apetecible y con excelente presencia”, afirma el especialista.