Los cereales refinados (harinas blancas) no se recomiendan porque poseen demasiado almidón, apenas contienen fibra y provocan problemas de desmineralización.
Es preferible emplear la miel, el concentrado de manzana, el azúcar de caña o la fructosa.
Reduzca la sal a lo mínimo. El ser humano sólo necesita de 3 a 4 grs. al día, ya que al consumir verduras y frutas en crudo se garantiza el aporte de sodio y cloro necesarios.
Un alto consumo de sal eleva la presión arterial e invita al organismo a la retención de líquidos. Condimente sus comidas con hierbas aromáticas y ajo; no recurra con frecuencia al limón o vinagre, que lo único que propician es ocultar el propio sabor.
Cambie la sal por sal marina u otros condimentos a partir de algas