En este artículo encontrarás diez remedios caseros para combatir las infecciones.
- Agua fría para terminar. Recuerda que el frío no provoca la gripe, son los cambios de temperatura los que abren la ventana a la infección. Si terminas cada ducha con agua fría, acostumbras a tu cuerpo a soportar el frío y los cambios bruscos de temperatura. Así, tu termostato será más eficaz y evitarás una bajada de defensas por exceso de frío (en la calle) o exceso de calor (en casa y oficina)
- Alíate con el frío. Los seres humanos estamos hechos para soportar más bajas temperaturas de las que creemos, para recuperar esa capacidad natural, basta caminar descalzo durante el verano o el otoño, dormir al raso o dejar la ventana abierta durante la noche (siempre que vivas en un ambiente natural alejado del humo y la polución de las grandes ciudades) Si eres demasiado friolero/a, puedes intentar aprovechar el aire que entra por la mañana cuando aireas la habitación, para poner en marcha el termostato natural de tu cuerpo y resistir mejor la temperatura exterior y los contrastes.
- Suda en la sauna. Los finlandeses llevan siglos presumiendo de buena salud, la costumbre nacional es poner una sauna en el exterior de la casa para poder salir al exterior (a temperaturas bajo cero) entre cada etapa e incluso bañarse en agua helada. Está demostrado que la sauna aumenta las defensas naturales y ayuda a eliminar las toxinas acumuladas durante el entrenamiento o por la mala alimentación.
- Lleva varias capas de abrigo para poder quitártelas y conseguir mantener una temperatura constante.
- Evita el contagio, huye de los lugares donde se hacina la gente (metro, autobús, conciertos, grandes almacenes, colegios, etc.) son el medio preferido para los microorganismos infecciosos para propagar la enfermedad.
- Mantén la humedad ambiental. El aire frío y seco pasa a los pulmones directamente sin tiempo para calentarse en las vías nasales. Un cierto grado de humedad en las habitaciones con calefacción se consigue con un humidificador. O si entrenas al aire libre, coloca una “braga” sobre la boca para calentar el aire y evita los días fríos y secos.
- Nutre tus defensas. La vitamina C, vitamina E, zinc, betacarotenos, flavonoides, selenio, etc. son tus aliados.
- Cuida a tus amigos/as y cultiva el optimismo. Se ha comprobado que las personas que tienen una intensa vida social y no se deprimen fácilmente, presentan menos infecciones que las solitarias, pese a estar expuestas a más virus y bacterias. Su sistema inmune está más acostumbrado a eliminar microorganismos y presentan una vacunación natural.
- Utiliza plantas medicinales y especias, tomillo para la gripe, jengibre para la fiebre, gordolobo para la tos, ajo para la garganta, eucalipto para sinusitis, menta para la bronquitis, etc. hay una planta para aliviar cada infección.
- Inspira el aire por la nariz. La nariz tiene un complejo sistema para acabar con los microorganismos infecciosos evitando la posibilidad de infecciones.
- Agua fría para terminar. Recuerda que el frío no provoca la gripe, son los cambios de temperatura los que abren la ventana a la infección. Si terminas cada ducha con agua fría, acostumbras a tu cuerpo a soportar el frío y los cambios bruscos de temperatura. Así, tu termostato será más eficaz y evitarás una bajada de defensas por exceso de frío (en la calle) o exceso de calor (en casa y oficina)
- Alíate con el frío. Los seres humanos estamos hechos para soportar más bajas temperaturas de las que creemos, para recuperar esa capacidad natural, basta caminar descalzo durante el verano o el otoño, dormir al raso o dejar la ventana abierta durante la noche (siempre que vivas en un ambiente natural alejado del humo y la polución de las grandes ciudades) Si eres demasiado friolero/a, puedes intentar aprovechar el aire que entra por la mañana cuando aireas la habitación, para poner en marcha el termostato natural de tu cuerpo y resistir mejor la temperatura exterior y los contrastes.
- Suda en la sauna. Los finlandeses llevan siglos presumiendo de buena salud, la costumbre nacional es poner una sauna en el exterior de la casa para poder salir al exterior (a temperaturas bajo cero) entre cada etapa e incluso bañarse en agua helada. Está demostrado que la sauna aumenta las defensas naturales y ayuda a eliminar las toxinas acumuladas durante el entrenamiento o por la mala alimentación.
- Lleva varias capas de abrigo para poder quitártelas y conseguir mantener una temperatura constante.
- Evita el contagio, huye de los lugares donde se hacina la gente (metro, autobús, conciertos, grandes almacenes, colegios, etc.) son el medio preferido para los microorganismos infecciosos para propagar la enfermedad.
- Mantén la humedad ambiental. El aire frío y seco pasa a los pulmones directamente sin tiempo para calentarse en las vías nasales. Un cierto grado de humedad en las habitaciones con calefacción se consigue con un humidificador. O si entrenas al aire libre, coloca una “braga” sobre la boca para calentar el aire y evita los días fríos y secos.
- Nutre tus defensas. La vitamina C, vitamina E, zinc, betacarotenos, flavonoides, selenio, etc. son tus aliados.
- Cuida a tus amigos/as y cultiva el optimismo. Se ha comprobado que las personas que tienen una intensa vida social y no se deprimen fácilmente, presentan menos infecciones que las solitarias, pese a estar expuestas a más virus y bacterias. Su sistema inmune está más acostumbrado a eliminar microorganismos y presentan una vacunación natural.
- Utiliza plantas medicinales y especias, tomillo para la gripe, jengibre para la fiebre, gordolobo para la tos, ajo para la garganta, eucalipto para sinusitis, menta para la bronquitis, etc. hay una planta para aliviar cada infección.
- Inspira el aire por la nariz. La nariz tiene un complejo sistema para acabar con los microorganismos infecciosos evitando la posibilidad de infecciones.