jueves, 19 de febrero de 2009

CLIMATERIO MASCULINO... ¡SÍ EXISTE!


Es bien sabido que la mujer, cuando llega a la menopausia (aproximadamente a los 48 años), experimenta en su organismo una serie de cambios que afectan incluso sus relaciones humanas. Tal parece que los hombres comparten algunos rasgos con su contraparte femenina, es decir, irritabilidad, agresividad, fastidio y flojera intelectual cuando llegan a la misma edad.

Tal como sucede en la mujer por causa del inevitable paso del tiempo, el varón ve igualmente disminuida la funcionalidad normal de su organismo, y la producción natural de hormonas no es la excepción. Una de las más importantes es la testosterona, que se genera en los testículos y es responsable de acciones fisiológicas que incluyen efectos en músculos, huesos, sistema nervioso central (cerebro), próstata, médula ósea, producción de espermatozoides y potencia eréctil.

Aunque haya quien se resiste a aceptarlo, el hombre empieza a experimentar después de los 45 años de edad cambios en su estado de ánimo (irritabilidad, mal humor), sensación de cansancio continuo, pérdida de energía, disminución del deseo sexual y, en algunos casos, también en la calidad de sus erecciones. Tampoco resulta raro que reduzca su capacidad para concentrarse y memorizar.

Cuando la pérdida de testosterona es notable, a largo plazo puede presentarse disminución del volumen y fuerza muscular, osteoporosis, depresión y mayor riesgo de problemas cardiacos, diabetes y obstrucción de arterias.

Los médicos especialistas (por lo regular urólogos o endocrinólogos) son los indicados para realizar una evaluación para conocer los niveles de testosterona y determinar el tratamiento a seguir. El más frecuente en casos de reducción considerable es prescribir complementos hormonales de testosterona, además de dieta balanceada y ejercicio.

Ahora bien, la aplicación de la testosterona como terapia de reemplazo hormonal cumple aproximadamente 20 años en el mercado farmacéutico, tiempo en que ha comprobado su eficacia en la recuperación del vigor sexual, masa muscular y ósea, como protectora del corazón y en la disminución de la fatiga. Estas razones han servido para que se comercialice entre hombres jóvenes con otro tipo de aspiraciones, como deportistas, fisicoculturistas y adictos al gimnasio, que aprovechan su poder anabolizante para el desarrollo de músculos y para contrarrestar efectos feminizantes de otras sustancias. En el año 2000 se consideró que tan sólo en Estados Unidos, el número de consumidores de testosterona (en forma de inyecciones, pastillas, geles e incluso parches) fue cuatro millones.

La hormona producida sintéticamente ha encontrado popularidad también entre personas de edad media o mayores con problemas de pérdida de energía sexual o capacidad eréctil, cuando no hay alguna causa orgánica que explique tales padecimientos. No obstante, la prescripción del especialista deberá estar precedida de estrictos análisis, entre los que destaca exhaustivo estudio de la próstata.

Plantas como el Saw Palmeto son excelentes para coadyuvar a los efectos de la andropausia en el hombre. Informate.....

ALIMENTACIÓN DURANTE LA ANDROPAUSIA



Conforme se aproxima a la tercera edad, el hombre sufre disminución paulatina en el nivel de sus hormonas, lo cual le hace más vulnerable a sufrir enfermedades cardiovasculares y desmineralización de huesos. Por suerte, una dieta saludable ayuda a enfrentar estos cambios.

A pesar de que los informes e investigaciones sobre la menopausia y el climaterio femenino datan de hace varias décadas y forman nutrido conjunto de textos médicos, apenas en años recientes se le ha dado la importancia debida al estudio de los cambios y síntomas variados que se presentan en los varones junto con el envejecimiento.

Este proceso es llamado andropausia, y tiene la cualidad de ser menos agresivo que la menopausia en las mujeres, debido a que el descenso de hormonas sexuales masculinas (andrógenos) ocurre de manera progresiva, de modo que va de los 50 a los 70 años, aproximadamente. Asimismo, su repercusión se presenta no sólo en el ámbito sexual, como algunas personas piensan, sino también involucra al funcionamiento de otros sistemas y órganos.

Aunque en cada hombre pueden existir características diferentes, los síntomas generales en esta etapa de la vida son:

  • Hipogonadismo o disminución natural y paulatina de la actividad de los testículos, lo que se traduce en descenso progresivo de testosterona (hormona masculina), baja producción de esperma y disminución del deseo sexual.
  • Erecciones menos frecuentes y duraderas debido a la atrofia de vasos capilares en la región genital y a que la próstata (glándula encargada de generar fluidos que forman el esperma) cambia la constitución de su tejido.
  • Disminución de masa ósea por pérdida de calcio y magnesio, lo que conlleva a una reducción de la estatura de hasta 5 centímetros y a padecer osteoporosis (fragilidad de los huesos).
  • Menor producción de otras hormonas, como la del crecimiento o somatotrofina, producida en el hipotálamo, así como de aquellas que producen las glándulas suprarrenales (localizadas sobre los riñones), como noradrenalina, adrenalina y corticoides, lo que propicia pérdida de masa muscular (10 kilos en promedio) y tendencia a acumular grasa, sobre todo en la zona abdominal.
  • También se generan cambios de conducta, los cuales pueden ser leves y progresivos o drásticos e intempestivos, dependiendo de la estabilidad psicológica del adulto. En gran medida, se deben a que el hombre pierde cualidades socialmente vinculadas con su identidad, como potencia sexual, fuerza física y agilidad de movimientos.

Así, la nutrición y hábitos de vida del hombre se deben enfocar a mantener su salud y prevenir el desarrollo de enfermedades pues, como se deduce al leer los puntos anteriores, tiene mayor propensión a padecer obesidad, diabetes (elevación de azúcar en sangre por deficiente aprovechamiento de insulina o escasa producción de ésta) fracturas generadas por debilidad de huesos y caídas accidentales, así como enfermedades del sistema circulatorio, entre ellas arteriosclerosis (endurecimiento de las paredes de venas y arterias por acumulación de grasa) e infartos (muerte de tejido cerebral o del corazón por interrupción en el suministro de sangre).

También es sabido que una dieta balanceada ayuda a prevenir otros problemas asociados con el envejecimiento del organismo, como debilidad, pérdida de memoria, estreñimiento y disminución de la agudeza visual y auditiva, pues la adecuada aportación de vitaminas, minerales, proteínas y carbohidratos garantiza el buen funcionamiento de todos los órganos del cuerpo humano.

Aunque la última palabra en cuanto a la dieta del hombre que vive la andropausia corre a cargo del nutriólogo o el geriatra, es posible hablar de pautas generales de alimentación que consideran distintos puntos de vista. El primero de ellos se relaciona con el número de comidas y su constitución básica:

Desayuno. Es muy importante porque de él depende la aportación de los nutrientes con que se inicia la actividad del día, de modo que el hombre mayor debe luchar contra la mala costumbre de “saltárselo” o de pensar que es suficiente una taza de café. Lo más conveniente es, en cambio, que incluya un lácteo (leche, queso fresco, yogurt), cereales (galleta, cereal de caja, pan tostado o integral) y fruta entera o en jugo.

Almuerzo y merienda. Deben realizarse cuando el tiempo entre las comidas fuertes sea mayor a cuatro horas. Más que consumir platillos elaborados, se recomienda una fruta, un lácteo o un emparedado (sin abusar de embutidos). Se desaconseja por completo el consumo de productos chatarra.

Comida. Se recomienda dividir el menú en tres platos: una entrada que satisfaga las necesidades de energía (arroz, ensalada, sopa de pasta o verduras), un platillo fuerte que cubra los requerimientos de proteínas, útiles para regenerar tejidos y formar hormonas (una ración de carne, huevo, pescado o leguminosas —lentejas, garbanzo, frijol, soya—, acompañada de ensalada de verduras) y un postre que ayude a balancear la alimentación con vitaminas y minerales (fruta o productos lácteos bajos en grasa).

Cena. Debe ser ligera para ayudar a conciliar el sueño, y no debe incluir muchos líquidos para no despertar en la noche. Se recomienda un vaso con leche tibia o un té (infusión), galletas sin azúcar, fruta o ensalada.

Asimismo, es muy importante no perder de vista algunos hábitos importantes para sacar mayor provecho a estas comidas:

  • Apegarse a horarios bien establecidos para evitar el descenso de los niveles de glucosa en sangre, que es causa de cansancio, irritabilidad, mareo y caídas.
  • No consumir bocadillos entre comidas sólo por antojo, ya que esto propicia sobrepeso. Si se siente hambre, es preferible recurrir a fruta.
  • Al ingerir alimentos se deben evitar distracciones (televisión, ruido) y tomar el tiempo que sea necesario (20 a 30 minutos mínimo para cada una de las comidas fuertes). Vale la pena respirar profundamente y relajarse antes de sentarse a la mesa.
  • Es recomendable planificar el menú diario con anticipación, a fin de evitar prisas y contratiempos.
  • Otro aspecto importante consiste en masticar bien los alimentos para que la digestión sea adecuada, sobre todo si hablamos de cereales y leguminosas.


Ahora bien, nos resta hablar de los productos que deben constituir la dieta de los hombres mayores de 50 años. En términos generales podemos afirmar que no hay necesidad de restringir alimento alguno, ya que el secreto consiste en moderar cantidades.

Por ejemplo, se deben evitar los alimentos dulces, sal, embutidos y productos con grasa saturada (lácteos enteros, carne, huevos), ya que elevan los niveles de azúcar, colesterol en sangre y presión arterial. En cambio, se deben preferir pescados, aceite de oliva, cereales integrales (con cascarilla) y leche descremada.

Salvo la mejor opinión de un geriatra o un nutriólogo, los alimentos recomendados son los siguientes:

Cereales. Fuente inigualable de energía; se debe dar preferencia a los integrales, ya que ayudan a disminuir el nivel de grasa en la sangre, brindan saciedad y contribuyen a la movilidad intestinal. Es adecuada una ración en cada comida. Si incluye arroz, papa o sopa de pasta en el menú, se deben evitar pan y/o tortilla.

Verduras y hortalizas. Excelentes para aportar minerales, vitaminas y antioxidantes, que previenen el proceso de envejecimiento celular. A excepción de la papa, pueden consumirse ampliamente en todas las comidas. Se aconseja una ensalada al día.

Fruta. Inigualable complemento de las verduras por su aportación de fibra, vitaminas y minerales. Se recomiendan 2 a 3 raciones al día, preferentemente enteras que en jugo. Una vez al día, incluya una rica en vitamina C (guayaba, kiwi, naranja, limón, toronja o mandarina).

Leguminosas o legumbres. Frijol, lenteja, garbanzo, chícharo, soya y alubia contienen proteínas, fibra, minerales y complejo B; combinan bien con cereales y verduras, y pueden formar parte de la dieta de 2 a 4 veces por semana.

Lácteos. Proporcionan vitaminas A, D y B 2 , así como proteínas y calcio, de modo que ayudan a mantener la salud de los huesos. Se aconsejan dos raciones al día.

Pescados. Son excelente alimento para los hombres maduros, ya que brindan hierro y proteínas de gran calidad; asimismo, el pescado azul (atún, sardina, bonito, trucha, besugo, salmón) incluye omega 3, que reduce los niveles de colesterol en sangre. Se aconseja consumirlo mínimo cuatro veces por semana en raciones de 140 gramos.

Carne. Proporciona proteínas, vitaminas del complejo B y minerales, aunque también grasas. Se dará preferencia a la que proviene de aves y la que es magra (sin grasa), y quedará incluida en el menú como máximo 5 veces a la semana en raciones de 120 gramos.

Huevo. Buena fuente de hierro, proteínas y vitaminas A, D y del complejo B, aunque también posee grasas saturadas y colesterol. Salvo indicación médica, se permiten hasta seis piezas en una semana.

Agua. No es propiamente un nutriente, pero se necesita para mantener adecuada hidratación y buen funcionamiento de los riñones. El mínimo aconsejado es 1.5 litros al día. Debe distribuirse a lo largo de la jornada y no tomarse en una sola ocasión. Puede beber infusiones de menta, hierbabuena, manzanilla, canela, tila, eucalipto y limón. Té negro y café (salvo descafeinado) deben tomarse ocasionalmente, ya que contienen cafeína, que genera eliminación de calcio de los huesos.

Nos queda recordar que las comidas rápidas, pasteles, repostería, refrescos y néctares demasiado dulces deben consumirse esporádicamente, además de que es importante que junto a una buena alimentación se procure practicar regularmente ejercicio y erradicar el consumo de tabaco y alcohol (a excepción del vino tinto, mismo del que se permiten 1 o 2 copas al día).

Además, cuando a pesar del cambio de dieta se experimente agotamiento, es recomendable visitar al geriatra o nutriólogo para contemplar la posibilidad de consumir algún complemento y revisar sus hábitos de sueño. Finalmente, las personas que padezcan diabetes, hipertensión (presión arterial elevada) o niveles altos de colesterol en sangre deben ser supervisadas por su médico de cabecera para llevar una alimentación y medicamentos acordes a sus necesidades.

HONGOS, RICOS EN MINERALES Y VITAMINA B


Mexicas, egipcios y griegos ya se deleitaban con el sabor y aroma de hongos o setas a través de múltiples platillos, algunos muy sencillos y otros de compleja elaboración; hoy podemos seguir la sana costumbre de incluirlos en nuestra dieta y beneficiarnos con su exquisita presencia.

Se les puede paladear en sencilla quesadilla de hongos, suculento fondue de huitlacoche, exótica sopa japonesa Kani sozui, o en sofisticada ternera a la crema de trufas; lo cierto es que los hongos o setas se encuentran inmersos de manera definitiva en la alimentación del ser humano por mérito propio desde hace siglos en las más diversas formas.

Biológicamente hablando, se encuentran a medio camino entre ser vegetales y animales: son inmóviles como los primeros, pero incapaces de generar alimento propio, como los segundos. En efecto, aunque son considerados plantas no contienen clorofila, que es la sustancia que da color verde a hojas y tallos, y que permite utilizar la energía del Sol para generar nutrientes, por lo que dependen de la materia transformada por otros organismos.

Aunque existe una variedad enorme de estos seres vivos, que va de los microscópicos a aquellos que son longevos y gigantescos, los empleados en cocina se caracterizan por su peculiar forma de sombrilla o casco.

Siendo más precisos, estos hongos están compuestos por una parte subterránea, el micelio, que se encuentra constituida por un conjunto de filamentos muy ramificados o hifas, mismos que se compactan conforme se acercan a la superficie hasta formar una especie de grumo que al desarrollarse adquiere el aspecto por todos conocido, al que llamamos seta y que es, finalmente, un fruto.

Hay cerca de 40 mil variedades de hongos en todo el mundo, y en su gran mayoría se obtienen de manera silvestre; en México existen aproximadamente 200 especies, siendo la más representativa el huitlacoche, que se desarrolla en la mazorca tierna del maíz. Otras setas comestibles son los populares champiñones (los más cultivados, por lo que se encuentran fácilmente en los mercados durante todo el año), los clavitos, yemas, rubicones, duraznillo, paraguas, catrín, patita de pájaro y manita, entre otros.

Las celebradas trufas son hongos apreciados por su sabor y aroma, que para desarrollarse requieren condiciones climatológicas que sólo se dan en algunas zonas mediterráneas de España, Francia, Italia o Yugoslavia. Crecen bajo tierra, al pie de robles o avellanos, de modo que su recolección es artesanal y se vale de la ayuda de cerdos o perros adiestrados de acuerdo a ancestrales costumbres.

Alimento y medicina
En términos generales, el valor nutricional de los hongos se considera más bien escaso, y se estima que tienen elevado porcentaje de agua (80 ó 90% de su peso), por lo que resultan muy fáciles de digerir.

Aunque se dice que este alimento es rico en proteínas, su contenido es bajo (entre 2 y 5%, si bien la apreciada trufa llega a 7%) y muy similar al de las verduras. Contienen pocos hidratos de carbono (4%), siendo glucógeno el compuesto más abundante de este tipo, y algunas variedades de hongos poseen un azúcar característico, la trehalosa. Su contenido en fibra es 2.5%, y se encuentra en forma de celulosa.

Empero, sí llega a destacar su contenido de vitaminas del complejo B (B1, B2 y B6) y, ante todo, el de sales minerales, como fósforo, potasio, hierro, cobre, magnesio y zinc; debido a esto último, su consumo debe darse en pequeñas cantidades, especialmente en el caso de niños, mujeres embarazadas, ancianos y enfermos de gota y reuma, ya que son personas más sensibles a la retención de líquidos (favorecido por estos nutrientes), así como a ciertas toxinas y compuestos nitrogenados contenidos en las setas.

Hoy en día lo que más llama la atención de este alimento es su potencial curativo, ya que además de las entre 150 y 200 especies de hongos con propiedades terapéuticas que se han identificado y cuyo ejemplo más claro es el Penicillium notatum, responsable directo de la síntesis de la penicilina, comienzan a conocerse las cualidades de variedades que se han consumido de manera habitual desde hace siglos.

Especies como el níscalo (Lactarius deliocius) o el Marasmius oreades poseen interesantes cantidades de sustancias antibióticas; el champiñón (Agaricus bisporus), además de lo ya citado, es capaz de regular los niveles de glucosa en sangre. Incluso hay quienes atribuyen interesantes propiedades curativas a ciertas setas (conocidas como Coriolus versicolor) en pacientes con leucemia.

Asimismo, el huitlacoche (Ustilago maydis) contiene lisina, que es un aminoácido esencial para la formación de tejidos, así como antioxidantes que previenen el envejecimiento de las células, y ácido linoléico, que ayuda a controlar el colesterol.

Por si fuera poco, se ha comenzado a apreciar que las especies de setas que se incluyen en la comida oriental, además de ser manjares exquisitos, poseen potencial terapéutico considerable: la shiitake (Lentinus edodes) es rica en lentina, sustancia que refuerza las defensas y reduce los niveles altos de tensión arterial y colesterol; la orellana o gírgola (Oyster) alivia dolores y estimula la circulación; la maitake (Grifola frondosa) es potente anticancerígeno que además regula hipertensión y triglicéridos, en tanto que el reishi (Ganoderma lucidum) es eficaz antiinflamatorio y útil en procesos alérgicos, insomnio, mareos y fatiga crónica.

Festejo para el paladar
Los hongos suelen prepararse con aceite de oliva, ajo y especias, y se emplean como acompañamiento para platos fuertes, pero también pueden servir en la elaboración de deliciosas sopas de verduras, platillos a la parrilla, ensaladas o como aromático y suculento ingrediente en recetas con todo tipo de carne: aves, pescado, res o cerdo.

Por su parte, las trufas han sido consideradas desde siempre exquisito manjar y apreciado tesoro cada vez más sofisticado. Su sabor las hace ideales para acompañar arroz, pastas, huevos y quesos fundidos, siendo más cotizada la variedad "negra", debido a la gran dificultad que representa encontrarla.

Mención aparte merece el huitlacoche, conocido en algunos países como "caviar azteca" o "trufa mexicana" debido a que también es escaso: comúnmente se presenta sólo en 6 de cada 100 plantas de maíz sembradas. Su color es negro o grisáceo, y su sabor, aunque fuerte para quienes no estén acostumbrados a él, es muy peculiar y sumamente distinto al de otros hongos. Para que aproveche sus virtudes, le ofrecemos una receta que seguramente despertará el apetito de todos los miembros de su familia.

ALCACHOFA: DIGESTIVA Y DEPURATIVA


Apreciada y reconocida como un alimento ideal para personas de cualquier edad, esta hortaliza es rica en vitaminas, minerales y fibra, además de que resulta de gran utilidad en la dieta de personas con sobrepeso, colesterol elevado y diabetes, pues ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre y grasa corporal.

“La alcachofa de tierno corazón se vistió de guerrero; erecta, construyó una pequeña cúpula, se mantuvo impermeable bajo sus escamas[...]. Y un día, una con otra en grandes cestos de mimbre, caminó por el mercado a realizar su sueño: la milicia”. Así describió a este vegetal el poeta chileno Pablo Neruda, premio Nobel de literatura en 1971, en su libro Odas Elementales, resaltando metafóricamente el contraste entre la dura apariencia del alimento y la exquisita suavidad de su interior.

La fascinación que el ser humano experimenta por esta planta oriunda del norte de África y sur de Europa, a orillas del Mar Mediterráneo, no es nueva. En el sur de Turquía y Siria (oriente de Asia) aún crecen algunas especies en estado salvaje que se consumían entre los años 2000 y 2500 antes de Cristo, sin olvidar que en varios papiros egipcios aparecen personajes que consumen con avidez estas legumbres o, al menos, a alguno de sus “parientes” más cercanos, como el cardo.

Además, cartagineses (asentados en Túnez, al norte de África), griegos y romanos la consumían desde el siglo IV a. C. y la conservaban en miel o vinagre, sazonada con especies aromáticas, para consumirla durante todo el año. Como dato curioso podemos decir que en ese entonces se consideró que la infusión resultante de hervir sus hojas era una bebida afrodisíaca y, hasta el XVIII, se pensó que dicha bebida podría ser el auténtico elixir de la juventud.

Vale subrayar que las variedades de alcachofa que conocemos no son idénticas a las que se comían en la antigüedad, sino que parecen derivarse de aquellas que desarrollaron los horticultores italianos hacia el siglo XV. Asimismo, varias de las recetas con que las degustamos hoy fueron popularizadas en el siglo XVI, gracias a que la reina de Francia, Catalina de Médicis, introdujo en la corte gala varios refinados platillos que emplean este ingrediente.

La alcachofa llegó a México por conducto de los colonizadores españoles, quienes a su vez la conocieron por medio de los árabes (parece que su nombre proviene del vocablo al-jarshuf o “lengüetas de la tierra”). Esta legumbre es utilizada principalmente en los estados del norte y centro de nuestro país, donde además de ser alimento se utiliza, en forma de infusión, como auxiliar en el tratamiento de problemas digestivos y diabetes. También es buen diurético (favorece la emisión de orina) y estimulante del apetito.

Los principales productores y consumidores de alcachofas son España, Italia y Francia, siendo su mejor época el otoño e invierno, debido a que el clima cálido y seco hace que se seque rápidamente, pierda ternura y adquiera sabor amargo. La de mayor calidad es la más pesada y robusta en relación a su tamaño, con las hojas bien formadas, compactas y de color verde claro. Para comprobar su frescura se puede apretar cerca del oído, y si se escucha un crujido sabemos que está fresca.

Numerosas cualidades


La alcachofa es la parte floral no madura de la alcachofera (Cynara scolymus),planta propia de climas templados que en promedio alcanza 80 centímetros de altura; es de tallo suave, hojas muy divididas de aspecto duro y la cual origina frutos de color café. En realidad, las partes comestibles son el receptáculo floral (corazón de la alcachofa) y las hojas carnosas y protectoras que la rodean, mismas que al encontrarse superpuestas y muy unidas dan la apariencia de escamas.

La alcachofa carece prácticamente de grasas (0.12% de su composición) y, al igual que el resto de las verduras, contiene cantidades pequeñas de hidratos de carbono (2.9%) y proteínas (2.4%); por tal motivo, es fácil concluir que su aporte calórico es bajo (21.56 kilocalorías por cara 100 gramos). También destaca la presencia de inulina, carbohidrato derivado de la sacarosa que se asimila lentamente en el organismo y que ayuda a mantener niveles normales de glucosa en sangre.

Asimismo, la alcachofa es rica en fibra, necesaria para la regulación del tránsito intestinal y para regular el consumo de colesterol (evita que el sistema digestivo lo absorba en exceso), sin olvidar que aporta minerales de gran utilidad para el organismo. Por si fuera poco, brinda importantes cifras de calcio y potasio, además de que 100 gramos de este vegetal cubren 16% de la necesidad diaria de fósforo, 10% de la de hierro y 8% de la de magnesio.

Entre las vitaminas destaca la presencia de vitaminas B1 (tiamina), B3 (niacina) y C (ácido ascórbico). Sin embargo, es más importante la presencia de una serie de sustancias que se encuentran en pequeña cantidad, pero que están dotadas de efectos benéficos:

  • Cinarina. Sustancia responsable del sabor ligeramente amargo de la alcachofa, capaz de estimular la secreción de bilis (compuesto secretado por el hígado que se almacena en la vesícula biliar y que ayuda a digerir las grasas) y la excreción de orina (acción diurética).
  • Ácidos orgánicos málico, cítrico oxálico, y clorogénico. Facilitan la acción de la cinarina, además de que actúan como antioxidantes, es decir, bloquean sustancias responsables del envejecimiento celular y algunas formas de cáncer (radicales libres).
  • Cinarósido. Sustancia de la familia de los flavonoides cuya acción antiinflamatoria se ha comprobado.
  • Fitoesteroles. Compuestos vegetales con capacidad para limitar la absorción de grasas en el intestino.

Debido a lo anterior, queda claro que la alcachofa no sólo es un alimento que aporta nutrientes sino que es eficaz protector de la salud. Su bajo contenido calórico y alta proporción de agua y fibra la convierten en un recurso excelente de las dietas de adelgazamiento. A su vez, su contenido de vitamina C y antioxidantes ayuda a prevenir cáncer y enfermedades que impactan en el sistema circulatorio, entre ellas altos niveles de colesterol (compuesto graso que produce el hígado para proteger a las membranas celulares de todo el cuerpo, pero que cuando lo hay en exceso comienza a acumularse en las paredes de venas y arterias, obstruyéndolas).

Cabe destacar el efecto protector que ejerce la cinarina sobre el sistema digestivo y, en particular, sobre el hígado, ya que aumenta la producción de bilis necesaria para la digestión de grasas. Además, favorece la eliminación de toxinas y la depuración del organismo debido a que estimula al riñón para producir orina.

Por su parte, la inulina, aparte de tener las propiedades clásicas de cualquier fibra para regular el tránsito intestinal, contribuye a la mejor absorción del calcio, a la estimulación de las defensas naturales de la flora intestinal y a la reducción del colesterol y los niveles de azúcar en sangre, por lo que la alcachofa es un alimento muy aconsejado en la dieta de los pacientes con diabetes (niveles de azúcar elevados por nulo o escaso aprovechamiento de hormona insulina).

A pesar de que las propiedades antes mencionadas convierten a este vegetal en uno de los alimentos que más ayudan a la salud, las mujeres lactantes deben moderar su consumo porque modifica el sabor de la leche y la vuelve amarga.

Consejos prácticos
Los expertos en gastronomía y nutrición recomiendan que el consumo de la alcachofa ocurra lo más pronto posible después de que se ha adquirido, a fin de que su consistencia y propiedades se mantengan óptimamente. En general, cuando se introduce en una bolsa de plástico cerrada puede conservarse en buenas condiciones de 3 a 7 días en el refrigerador.

Un consejo muy útil para evitar que las alcachofas se ennegrezcan antes de cocerlas o de freírlas es ponerlas en un recipiente con agua fría y el jugo de medio limón; es importante no exceder dicha cantidad del cítrico, a fin de que no oculte el sabor natural de la hortaliza. En este mismo sentido, es preferible no cocer este alimento en cazuelas de hierro o aluminio, pues en tal caso adquirirá desagradable aspecto, además de que sus propiedades se alterarán.

Por último, vale la pena recordar que las alcachofas se pueden preparar de múltiples maneras: fritas, rebozadas, al horno o a la plancha. Sin embargo, cocidas al vapor o con poco agua es la mejor forma de cocinarlas sin que pierdan sus propiedades y sabor, el cual se caracteriza por ser ligeramente amargo, pero con agradable toque dulce al final.

EL TEMPERAMENTO Y EL ENVEJECIMIENTO


La trasgresión como herramienta de vigor, puede servir a las personas mayores como elemento de poder, ante las arbitrariedades recurrentes en nuestra sociedad. Algunas personas sienten una especie de parálisis al notar algunos síntomas de envejecimiento, en cambio otras, reaccionan con carácter favoreciendo la confianza en si mismos.

La investigación que los mayores deben emprender, está relacionada con el auto conocimiento. Cuanto más se conozca una persona, mayor posibilidad tendrá de “estar de acuerdo” con su carácter y enfrentar con firmeza, todos los obstáculos que se le presenten. Desde las enfermedades hasta los prejuicios.

Es fundamental entender que la vejez es un proceso natural de cambio. Que conlleva cierta decadencia física, pero lo importante está en darle sentido a ese cambio, sabiendo porque se produce y valorando todo lo vivido, lo bueno y lo malo... pensar positivamente.

El problema mayor no es la enfermedad, sino como se la tome. Son normales la irritabilidad, la perdida de memoria y el insomnio... ¿cómo se pueden tomar bien?

La importancia de entender estos cambios desde su naturaleza, reside en por ejemplo saber que nadie puede dormir bien a los 70, como lo hacia cuando era un bebe. En el medio han pasado cosas que han modificado su conducta, pero también se pueden comprender muchas otras, que antes eran enigmas indescifrables.

Después de todo, el hábito hace al hombre, y hay quienes necesitan más o menos horas de sueño... ¿se gana algo deprimiéndose por sufrir insomnio? ¿no será que el problema se ha agravado por no comprenderlo?

La calidad de vida está íntimamente relacionada con eso. Quienes desean fervientemente ser adolescentes toda su vida, terminan generándose un conflicto existencial terrible, llegando incluso hasta culpar a su propio cuerpo de sus dolencias.

Otros eligen rejuvenecer su apariencia, recurriendo a los avances tecnológicos (siliconas, cirugías, productos dietéticos, etc) agrediendo a sus propios cuerpos. Diciéndose a si mismos una y otras vez, “tengo que ser joven”, en respuesta a un estereotipo ajeno.

Buscar la juventud en los otros es uno de los tantos recursos que las personas con conflictos de carácter, utilizan para sentirse bien, en equilibrio. Entra en peligro entonces, la valorización de la experiencia, ¿o acaso el mundo estaría mejor sin personas mayores? ¿dónde quedaría nuestra memoria?

¿Cómo reaccionar?

-no aceptar encasillamientos como “viejo” en el sentido despectivo de la palabra.

-aceptarse a si mismo y no negar nada de lo debería estar orgulloso

-un ser humano es una persona. No importa la edad que tenga

-los objetivos no se pierden con la edad

-sentirse orgulloso de si mismo, por lo que uno hizo

En el mundo, miles de ancianos mueren por causas evitables que se originan en la discriminación de muchos sectores de la sociedad, para con ellos. Les es difícil acceder a recursos básicos, por pertenecer supuestamente a un “sector no productivo”, demostrando una vez más, la violencia que se ejerce.

Desde los maltratos en hogares de ancianos, el aislamiento que cultivan sus familias, son todas formas de violencia que los adultos mayores reciben actualmente. Una solución, está en denunciarlo, en hacerlo público y no dejarlo pasar.


El único sendero de salida, es involucrarse. Los mayores adultos, deben conocerse a si mismos, y animarse a sostener con carácter, todas sus expectativas y ganas de transgredir. Nadie sobrevive al miedo, si lo utiliza como medio de vida.

TU CUERPO Y TU ESTADO DE ANIMO


El modo en que nos movemos, las posturas que adoptamos, los gestos, la forma de respirar, etc, afectan fuertemente nuestro estado anímico. A continuación descubra las claves para mantenerlo elevado.

Es un hecho conocido que cuerpo y mente interactúan de modo tal que se influyen mutuamente. Nuestros pensamientos actúan sobre nuestra fisiología en la misma medida en que ésta condiciona nuestro mundo interno y ambas determinan nuestro estado anímico.

Si alguien decide repasar mentalmente una y otra vez sus desgracias personales, muy posiblemente entrará en un estado anímico decaído y esto será reflejado en su fisonomía, y esto es cierto también en el caso inverso.

Todos podemos comprobar cómo se ve afectado nuestro estado emocional haciendo un ejercicio muy simple. Si dejamos caer los hombros, nos inclinamos ligeramente hacia delante, respiramos superficialmente, mantenemos la cabeza gacha y la mirada baja, notaremos como nuestros sentimientos lentamente se hacen cada vez más y más depresivos.

El caso contrario es mucho más recomendable. Adopte una postura erguida, respire profundamente, levante la cabeza y sonría. Trate de hacer a un lado los problemas que lo aquejen al momento de realizar este ejercicio, intente despojarse de ellos por unos instantes y adoptar esta postura. Olvide si desea realmente o no sonreír, simplemente hágalo y notará el cambio.

Se ha descubierto que al cambiar la fisiología se afectan los procesos bioquímicos del organismo, y así, el sonreír, aunque sea un acto mecánico, produce cambios tales a nivel químico en el organismo que causa una sensación de bienestar.

Si usted no se siente verdaderamente bien y no puede modificar las cosas que ocurrieron para que esto suceda, puede cambiar su fisiología. Eso no solucionará sus inconvenientes, pero lo ayudará a recuperar recursos tales como el buen humor y una visión más positiva de la vida, que hacen más sencillo sobrellevar los momentos difíciles.

Otro punto importante que se desprende de este tema es que modificar la fisiología es uno de los modos de favorecer los desenlaces deseados, y esto es comportarse como si aquello que queremos conseguir ya ocurriera actualmente.
El resultado que se obtiene en este caso es aumentar las posibilidades de alcanzar la meta, ya que es un posicionamiento que maximiza los recursos.

¿Qué ocurriría si uno acudiera a una entrevista laboral adoptando una “postura depresiva”? Lo más probable sería que no tuviera mucho éxito es su búsqueda. Lo mismo ocurre en los otros ámbitos de la vida, pues cómo nos dirigimos a los demás influye fuertemente en la respuesta que obtengamos de ellos, y en este punto la comunicación no verbal es crucial.

Uno no puede decidir gran parte de los acontecimientos que atraviesa diariamente, pero sí puede decidir cómo pasarlos.
Un ejercicio tan sencillo como el anterior puede ser de gran utilidad en muchos casos y puede probarlo usted mismo siempre que lo desee.

INTERACCION DE ALGUNAS PLANTAS ON MEDICAMENTOS


Algunas plantas medicinales de uso muy difundido por las costumbre populares tienen entre sus constituyentes algunas sustancias de alto riesgo para la salud humana si se las combina con ciertos medicamentos recetados para patologías habituales. He aquí algunos ejemplos que vale la pena tener en cuenta.


Kava-kava: utilizada contra la ansiedad, como analgésica, relajante muscular y contra las convulsiones, demostró que es peligroso combinarla con el alcohol, con las drogas anti depresivas, barbitúricos y drogas anti psicóticas, pues puede ocasionar un estado de coma con algunas de ellas ( Alprazolam ).

Hypericon o Hierba de San Juan: utilizada como anti depresivo suave, tiene efectos en el cerebro similares a las sustancias inhibidoras de la MAO, que son drogas antidepresivas poderosas. Si se combina aquel vegetal con estas últimas, puede potenciar sus efectos. Estudios realizados en el National Health Institute de los Estados Unidos encontraron también que puede provocar alteraciones de la coagulación.

Sauce Blanco: de esta especie vegetal se sintetizó la aspirina. La planta se usó tradicionalmente durante siglos para combatir la fiebre, las cefaleas y los dolores reumáticos. Si se lo utiliza por períodos prolongados puede ocasionar irritación del tracto digestivo, hasta lesionarlo produciendo úlceras gastro duodenales.

Valeriana: no se debería utilizar paralelamente con barbitúricos pues pueden ocurrir reacciones de sedación excesiva.

El Acido Tánico: presente en algunas plantas ( Hypericon y Sabal Serrulata) inhibe la absorción del hierro por parte del organismo.

Regaliz –Orozuz: anula el efecto de las espironolactonas.

JAMAICA PARA DESINTOXICAR AL ORGANISMO


Países con clima tropical, como México, cuentan con la enorme posibilidad de consumir jamaica, extraordinaria flor utilizada para dar sabor al agua para beber y cuyos aportes a la salud son asombrosos, aunque tal vez poco conocidos; le invitamos a que los conozca y los ponga a disposición de toda su familia.

La época de calor genera en los seres humanos pérdida de agua que puede tener considerables secuelas, pues prácticamente todos los órganos dependen del líquido para su óptimo funcionamiento; a manera de ejemplo piense usted que sin agua todas las articulaciones tendrían movimientos lentos y dolorosos, no podríamos parpadear por falta de humedad en los ojos y la piel se resecaría y agrietaría.

Tampoco el cerebro trabajaría adecuadamente, debido a que las aproximadamente 40 mil millones de células (neuronas) que lo conforman están constituidas por agua en 70%, de manera que al faltar se pierde la capacidad de pensar clara y funcionalmente. Por otra parte, el plasma sanguíneo está compuesto en 90% por el vital fluido y sin éste difícilmente se podría conservar en rangos normales la temperatura del cuerpo.

Ahora bien, durante un día en que la temperatura ambiental no rebasa los 20°C se pierden aproximadamente 400 mililitros del líquido a través del sudor, y al haber más calor la transpiración aumenta todavía más. Si a lo anterior se añade que mediante la orina se eliminan cerca de 1,400 mililitros de agua, imagine cuál será la cantidad que deberá ingerirse para que todo el cuerpo trabaje normalmente.

Al respecto los médicos indican beber por lo menos 2 litros de agua cada día, preferentemente en forma natural, sin compuestos químicos, pues aunque en las épocas de calor agobiante las bebidas carbonatadas son muy solicitadas, no son lo más recomendable para la salud, pues son causantes de que el vientre se inflame y haya afecciones en el estómago.

Bajó de la Nao y se quedó con nosotros
La tradición culinaria de países como México ha utilizado recursos de origen natural para enriquecer el sabor del agua y hacerla aun más atrayente a su población; es así que podemos hablar de incorporarle frutas de temporada y ofrecer gran gama de combinaciones a chicos y grandes. No obstante, la búsqueda de saborizantes no ha quedado ahí y desde nuestros ancestros se sabe de peculiar flor de extraordinario sabor y que a través de los años ha ido mostrando sus cualidades medicinales: la jamaica.

La flor de jamaica es originaria de la India, de donde llegó a América a través de la Nao de China (embarcación procedente de ese país que durante la época de la Colonia servía para el intercambio comercial entre la Nueva España y Asia) para quedarse como parte de la gastronomía mexicana; su nombre científico es Hibiscus sabdariffa, se cultiva en regiones cálidas y semicálidas, sobre todo en los estados de Guerrero, Oaxaca, Colima y Campeche.

Esta planta es un arbusto que alcanza aproximadamente 3 metros de altura, se cultiva en junio, junto a la planta del maíz. Florece en noviembre y se cosecha en diciembre y enero. De la flor se aprovecha para consumo el cáliz, es decir, el centro, al que se llega cortando los pétalos (suelen ser materia prima de perfumes) que lo rodean, mediante proceso manual.

Una vez obtenido el cáliz de la flor se procede a secarlo exponiéndolo a la intemperie durante 3 o 4 días, lapso tras el cual puede ser comercializado y consumido. La forma más común de ingestión es como saborizante del agua para beber, para lo cual basta con poner a hervir unas cuantas flores de jamaica en un poco de agua, o simplemente con dejarla en remojo para que libere todas sus propiedades, entre las que podemos destacar:

Antiparasitaria. Ha comprobado que su consumo colabora en la expulsión de microorganismos que se alojan en el estómago y son causantes de afecciones gastrointestinales.

Diurética. Incrementa la cantidad de orina excretada por el organismo; así, ayuda a la limpieza interna y a eliminar toxinas del cuerpo.

Laxante. Aunque en baja medida, facilita la excreción de heces del organismo.

Digestiva. Colabora en todo el proceso de aprovechamiento de alimentos y su eliminación del cuerpo.

Saneamiento renal. Mantiene a los riñones libres de compuestos dañinos, entre otros la sal; resultados más alentadores se logran con infusiones de jamaica, la cual se prepara al poner a calentar el equivalente a taza y media de agua, y cuando empieza a hervir se agregan 3 o 4 de sus flores, hasta que alcanza el punto de ebullición. Posteriormente, se deja reposar 5 minutos antes de beberla.

Normaliza la presión arterial. Ayuda a mantener estables los niveles de presión arterial, pues al subir (hipertensión) o bajar (hipotensión) causan problemas al corazón y riñones.

Limpia venas y arterias. Colesterol y triglicéridos son compuestos grasos que se alojan en las paredes de arterias y venas formando capas que dificultan el libre tránsito de la sangre. La jamaica ha demostrado que interviene de manera importante en la eliminación de estos elementos dañinos.

Lo anterior está respaldado por reciente estudio científico realizado por el Instituto Mexicano del Seguro Social en la ciudad de Oaxaca. La investigación contó con la participación de 40 pacientes de entre 30 y 60 años, quienes manifestaron niveles por arriba de lo normal en cuanto a colesterol y triglicéridos; al cabo de un año y tras haber tomado diariamente agua de jamaica, el grupo de estudio registró una mejoría hasta de 35% con respecto a lo manifestado al inicio del estudio.

Asimismo, los resultados también mostraron que los pacientes bajaron entre 1 y 2 kilos de peso, pese a no haberse establecido un programa especial de dieta y ejercicio. Así que además de quedar comprobada su función como alternativa útil y de bajo costo para reducir riesgos en problemas del corazón, el agua de jamaica también destaca como auxiliar en la reducción de peso.

Ahora ya sabe que puede disfrutar el agua de jamaica, fría o caliente, y tener la certeza de que le está haciendo un bien a la salud de su familia.

HABLEMOS SOBRE SALUD NATURAL


La salud s el estado natural, o mejor, el estado "más probable" en base a la tendencia de la propia naturaleza del ser humano, como la de cualquier manifestación, al equilibrio, dentro de un sistema amplio de interacción...

Esto equivale a un estado de equilibrio en su propia naturaleza y representa una consecuencia propia de la esencia de la vida: la tendencia a disminución de entropía, por tanto de desorden, en el sistema.

Naturaleza que ha de ser intuida en su base desde una perspectiva unitaria, no dual.

Equilibrio considerado no como un estado de permanencia, sino de continua mutación en base a la interacción. Una característica esencial de esta naturaleza viva es el cambio

La salud - "bienestar" implica un estado relacionado con

  • el grado de integridad de la propia naturaleza, los seres "inteligentes" derivan hacia la extraña habilidad de romper su estado natural con prácticas comunes como los hábitos alimenticios o los pensamientos.
  • los recursos que propician su desarrollo en equilibrio con el entorno (mecanismos de defensa y adaptación)
  • la vivencia mental de los sentidos y la creación de los "egos" distorsionantes
  • la sensibilidad de cada cual en la autopercepción y a la percepción del entorno, si bien esta circunstancia puede variar con el mismo funcionamiento de los sistemas y puede además estar alterada por diferentes causas como la propia experiencia, sociales, químicas (ejem.: drogas...), ambientales, etc.

Una frase simple para resumir el estado de salud: "recuperar la propia naturaleza: ser uno mismo en equilibrio" desde todo punto de vista (biológico, psíquico, relacional...).

La salud representa un estado en el que destaca la ausencia de señales de alarma: una especie de silencio de las funciones orgánicas que posibilita la vida y su desarrollo en un estado de bienestar.

Al fin se trata de mantener la vida en equilibrio con su medio. La forma más elemental de vida organizada es la célula. Es posible un modo elemental de vida consistente en una sola célula, como ocurre con las bacterias. De hecho hasta después del día 13 de nuestra vida embrionaria no hay diferenciación celular. Sin embargo las formas de vida van haciéndose cada vez más complejas; el siguiente paso habría de ser la diferenciación y la especialización de funciones en las células. La diferenciación se lleva a cabo por medio de mensajes químicos, de forma que se establecen verdaderas "conversaciones" entre las células, pero con "palabras" particulares que son moléculas químicas. Estos factores, mediadores que promueven la diferenciación, pueden ser intrínsecos (la propia célula posee la información) o extrínsecos (mensajes procedentes de células cercanas). Las células se especializan en sus funciones, se organizan y se asocian para cumplir funciones específicas: son los tejidos. Así los tejidos de las glándulas se especializan en fabricar y secretar sustancias, el tejido muscular se especializa en contraerse, el tejido óseo se hace compacto y duro para servir de estructura..., etc. Los tejidos vienen a organizarse en estructuras funcionales complejas: son los órganos, las vísceras..., una continua evolución en las formas de vida que culmina en los vertebrados y en al especie humana en su grado mayor de complejidad organizativa con sus capacidades mentales.

Y aún esa complejidad, no olvidemos...: el inicio de la vida organizada, la célula y sus funciones como soporte biológico y la búsqueda del equilibrio del conjunto del sistema que no es sino la consecuencia del equilibrio de sus componentes.

Pero todo parecería demasiado elemental sin la existencia de una característica, entre otras, que la defina, toda esta complejidad de funciones perdería su sentido y su continuidad sin un objetivo... Toda forma de vida, desde la más elemental a la más compleja, tiene un marcado objetivo básico que la identifica como tal; ese objetivo es el desarrollo en su medio, desarrollo que supone organización, supervivencia, equilibrio, adaptación... La vida está siempre enlazada al medio en que se desarrolla.

La característica de la vida, conduce desde su desarrollo hacia la madurez concluyendo en la caducidad. El envejecimiento es un proceso natural, en parte consecuencia de los procesos metabólicos-energéticos celulares, llevados a cabo en organelas celulares como son las redes mitocondriales y el retículo endoplasmático, con la producción de radicales libres y metabolitos residuales que causan agotamiento de las funciones y de la vitalid

La enfermedad implica la existencia de un desequilibrio del sistema orgánico. La enfermedad es siempre una manifestación de la desviación del estado natural.

Muchas veces los síntomas que observamos son una manifestación de la actuación de los mecanismos de reequilibrio puestos en marcha o, al menos, parte de ella, una prueba de la tentativa natural de curación por parte de nuestro organismo de mantener o restablecer el estado de salud, aunque indique frecuentemente, en mayor o menor intensidad, la alteración o el fracaso de los mecanismos naturales de reequilibrio que, por si mismos y en un estado utópico de buena funcionalidad, deberían de ser silenciosos.

Desde esta perspectiva no siempre va a ser bueno y deseable luchar "en contra" de la enfermedad en cuanto que esta actitud implicaría una lucha (agresión) contra la propia naturaleza de la persona..., sino más bien luchar a favor de las fuerzas naturales de defensa de los organismos para lograr el reequilibrio, ayudar por tanto en la misma dirección que supone el intento de curación del organismo.

La salud y la enfermedad son dos conceptos pertenecientes a los polos del mismo continuo que expresa una forma de estar del ser humano. Desde sus inicios el hombre sufre las alteraciones que se producen en el estado deseable para las personas de “bien-estar” y que constituyen el extremo de ese continuo que ocuparía el concepto de enfermedad “el-no-estar-bien”

La naturaleza nos ha dotado, a cada uno de nosotros, de una serie de recursos de reequilibrio, que vigilan las variaciones y alteraciones serie que puedan darse e intentan adaptarse al entorno, manteniendo la propia identidad y así posibilitando nuestro desarrollo en una serie de procesos a cuyo resultado llamamos homeostasia. La salud es un estado natural y la propia naturaleza aporta a los seres vivos de medios para conseguir ese estado. Muchos de esos mecanismos empezamos ahora a conocerlos y otros están aún desconocidos por la ciencia occidental. Son mecanismos naturales porque son propios de cada organismo, no adquiridos, aunque si evolucionan a través de nuestra historia individual y de la especie, en una continua adaptación. Entre esos sistemas los hay, por sus características predominantes, físicos o mentales, aunque todos ellos están lógicamente relacionados como en un coordinado sistema de de reequilibrio, un complejo sistema regulador. Entre esos mecanismos de defensa y adaptación encontramos los sistemas de acción inmunológicos, nerviosos, hormonales, psicológicos, etc.

En la cultura occidental ha habido diferentes visiones en cuanto al afrontamiento de la enfermedad.


La Medicina Natural se basa en el conocimiento, respeto, armonización, regulación y estímulo de los medios naturales que en cada individuo se disponen para mantener el estado de salud o recomponer la salud perdida. Mantener, provocar o regular las reacciones curativas naturales, aquellas que hay dispuestas en la naturaleza de cada sujeto, es por tanto la orientación básica de la Medicina Natural. Hablamos siempre, por tanto, de individualidades. Aquélla vieja norma de que "no hay enfermedades, sino enfermos..." se hace necesaria en la medicina natural. La medicina natural es una medicina de la persona más que una medicina de las enfermedades.

La medicina natural, en esencia, pretende dar respuesta a la enfermedad desde los sistemas de defensa y adaptación propios de la especie y de la persona.

Conocer el lenguaje de los propios sistemas adaptativos, en continuo estado de la búsqueda de equilibrio de la propia naturaleza en el entorno, es el inicio de la acción médica natural, así como el análisis de esos mecanismos en la búsqueda de reacciones desviadas de esos sistemas y las causas que les afectan. La medicina natural está por tanto próxima al conocimiento de los mecanismos íntimos del funcionamiento de la vida, ya sea de sistemas, tejidos o células, porque del desarrollo de esos sistemas han ido surgiendo los diferentes mecanismos adaptativos, incluida nuestra "preciada" mente_inteligente. No tiene nada que ver con las prácticas de magia o procedimientos esotéricos. En realidad parte del conocimiento profundo de las reacciones individuales, de su fisiopatología y, desde luego, de la naturaleza mas intima de los seres.

No deberíamos de identificar necesariamente medicina natural con el uso de recursos terapéuticos naturales (obtenidos de la naturaleza), como tampoco deberíamos confundir "medicinas" con "terapias". Las medicinas tradicionales utilizan recursos naturales para el tratamiento de las enfermedades, pero la medicina natural, en sentido estricto, es compatible sólo con perspectivas que asuman el enfoque de la salud como conocimiento y respeto de los recursos naturales individuales de curación y las actuaciones en la dirección curativa de los organismos, con independencia de los recursos terapéuticos utilizados.

Uno de los grandes lastres de la ciencia actual y una de las causas de freno en el avance del conocimiento, es el sometimiento a un modelo científico encorsetado y dirigido al estudio de aspectos delimitados concretos que se consideran independientes de otras variables, acotando campos de estudio limitados que a menudo considera como verdades absolutas sus resultados y perdiéndose la visión de sistemas globales de interacción. La medicina natural por el contrario contempla sistemas en su conjunto y al sujeto en su totalidad y en cambio continuo, en una visión holista de unidad cuerpo_mente en interacción con el entorno, considerando siempre la respuesta del sistema en su totalidad.

La medicina natural es una forma de plantearse la promoción de la salud que no entra en conflicto con otras perspectivas y planteamientos. A veces se podría simultanear otros enfoques de intervención. Diferentes casos requieren diferentes soluciones. La atención a la salud exige el considerar a la enfermedad desde diferentes perspectivas y de una manera global, no conformándose con una visión parcial y monocular. Por tanto se hace necesario la adquisición de recursos terapéuticos diferentes y la utilización apropiada en cada momento de esos recursos en su mejor indicación, pero, se hace, en buena lógica, prioritario el respeto a la naturaleza individual de las personas en el más alto grado posible.

Posiblemente el arte médico no consista solamente, como pensaba Voltaire (puede que con humor), en entretener al paciente mientras la naturaleza le cura, pero tampoco es inteligente el pensamiento opuesto, al considerar que podemos ignorar a esa naturaleza que pretende curar, para dirigirnos sólo a luchar contra causas o síntomas. No es razonable el no tener en cuenta, y de manera prioritaria, recursos de los que estamos dotados de manera natural para restablecer nuestro estado de salud y adaptarnos de manera natural a nuestro entorno remontando desequilibrios ocasionales.