Se les ha acusado también de aliarse incluso con ejércitos y grupos paramilitares en Sudamérica. Amnistía Internacional y otras organizaciones de Derechos Humanos a nivel mundial han seguido de cerca estos casos.
Desde hace más de 100 años la Compañía Coca-Cola incide sobre la realidad de los campesinos e indígenas cañeros ya sea comprando o dejando de comprar azúcar de caña con el fin de sustituir el dulce por alta fructuosa proveniente del maíz transgénico de los Estados Unidos.