sábado, 24 de agosto de 2013

LAS EMOCIONES AFECTAN NUESTRO ESTOMAGO

En el estómago se recogen muchas de las impresiones que vienen del exterior, todo aquello que debemos tragar, digerir y asimilar en la vida. Puede dolernos cuando nos resulta difícil aceptar o un acontecimiento, tenga o no que ver con la pareja. Incluso cuando tenemos que hacer frente a una situación nueva que nos genera miedo.
El miedo puede causarnos acidez de estómago. Una incertidumbre prolongada en el tiempo puede desembocar en una gastritis. El pánico, la angustia y la ansiedad son emociones que nos conducirán a una probable hernia de hiato. Aprendamos a manejar el estrés, el estómago es un maestro que nos enseña que todo requiere su tiempo, si desobedecemos enferma.
La salud del estómago está directamente relacionada con saber alejarnos de relaciones tóxicas que no logramos digerir.
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¿Te duele el estómago? Entonces no trates de cambiar las ideas de tu pareja, mejor céntrate en las tuyas.
Al estómago le gusta ser escuchado, su inteligencia no funciona con la razón, sino con la intuición. Atendamos a sus sabias señales.
 ALGUNOS FACTORES PSICOLÓGICOS QUE REPERCUTEN EN LA SALUD DEL ESTÓMAGO SON:


• Situaciones sostenidas de estrés amenazante, como la pérdida del trabajo, problemas legales, inestabilidad con la pareja.


• Estresores moderados pero crónicos, como inseguridad laboral y/o condiciones inadecuadas de trabajo.


• Episodios únicos severos como asaltos, catástrofes naturales, secuestros, actos de violencia extrema, etc.


ALGUNAS TERAPIAS UTILES SON:


• CAMBIO DE HÁBITOS: La actividad física regular y destinar un tiempo para el goce, además de alternar trabajo y descanso, son hábitos que ayudan a mejorar la calidad de vida. Una vez que la persona cuenta con un diagnóstico médico que descarte otra enfermedad orgánica, podemos centrarnos en el cambio de hábitos y la ayuda psicológica. El objetivo es introducir cambios en la forma en que nos vinculamos con los estímulos estresantes cotidianos.


• DIETARIAS: Se aconsejan dietas bajas en grasas y harinas, ya que éstos le dan trabajo adicional al aparato digestivo. Según sea el caso, se debe regular la ingesta de fibra, e irritantes (refresco, té, café, chocolate, picante, etc.); hay pacientes para los que la dieta no produce un cambio significativo en los síntomas, porque el malestar está originado o detonados desde la emocionalidad.