En muchos de los alimentos vegetales existen substancias parecidas estructuralmente a los estrógenos humanos que se han bautizado con el nombre de fitoestrógenos (fito = planta) por su habilidad para hacerse pasar por los estrógenos humanos.
Los fitoestrógenos son sustancias que debido a su parecido molecular con las verdaderas hormonas sexuales del humano llegan a tener un efecto similar en el organismo pero de una manera mucho mas sutil. Sin ser hormonas, los fitoestrógenos llegan a mimetizar a las verdaderas hormonas sexuales uniéndose a los receptores de las mismas que se encuentran en todas las células humanas.
Los fitoestrógenos tienen como efecto final actuar como reguladores hormonales, ya que pueden competir con los estrógenos humanos, por los sitios receptores, reduciendo el efecto de las verdaderas hormonas cuando el cuerpo las produce en demasía, o sustituyendo a las hormonas cuando estas escasean.
Los fitoestrógenos poseen un efecto mucho más débil que el de los verdaderos estrógenos actuando en potencias que varían desde 1/20,000 hasta 1/50 de la potencia de un estrógeno verdadero.
Los fitoestrógenos son más comunes de lo que se pensaba y se encuentran en la mayoría de los vegetales por lo que su consumo, a través de una dieta rica en verduras, granos y legumbres integrales, es bastante ordinario. Esto es quizá una de las razones que explican porqué la mujer en la antigüedad pasaba la etapa de cambio en su vida, es decir el climaterio o menopausia, con menos penas que la mujer en la actualidad, ya que en su alimentación encontraba las sustancias que sustituían la falta de estrógenos en su cuerpo. Nuestra dieta básica por milenios consistía de plantas, incluyendo todo tipo de semillas, hojas, raíces, tallos, tubérculos, etc., y sólo ocasionalmente se consumía carne. Las plantas eran nuestra base alimenticia. Así que podemos suponer que nuestra dieta incluía una buena cantidad de fitoestrógenos todos los días.
Sabemos que existe el riesgo de descalcificación debido a la pérdida de hormonas con la edad, pero el mayor riesgo de descalcificación se sufre por el sedentarismo. El no usar los huesos y músculos a cualquier edad trae como consecuencia una lenta pero constante degeneración de los mismos.
Aunque la expectativa de vida ha aumentado de manera importante en las últimas décadas, siempre existieron mujeres que pasaban sobradamente la edad de la menopausia. Se han desenterrado momias femeninas de miles de años de antigüedad de mujeres que vivieron hasta edad avanzada, y sus huesos se muestran fuertes sin señales de osteoporosis. Estas son pruebas indirectas de que las mujeres que lograban llegar a edades avanzadas no sufrían tan severamente de los efectos de la falta de hormonas. Este tipo de observaciones se ha podido confirmar de la misma manera en momias de otras culturas del mundo.
También sabemos que los astronautas, hombres y mujeres sanos, jóvenes, bien alimentados, con excelente condición física y con todas sus hormonas, después de pasar varios meses en el espacio, en condiciones de 0 gravedad, regresan a la tierra con diversos grados de osteoporosis debido a que sin gravedad prácticamente no hay peso ni tracción y los huesos al no requerir hacer ningún esfuerzo sufren degeneración.
Existen muchos tipos diferentes de fitoestrógenos, los más comunes están formados por una estructura fenólica, por lo que se les conoce como fitoestrógenos fenólicos. Hay 5 tipos principales de fitoestrógenos fenólicos:
FLAVONAS , se encuentran en la mayoría de los frutos y verduras de color rojo o amarillo.
FLAVONOLES, se encuentran en la mayoría de los frutos y verduras de color rojo o amarillo.
FLAVONONAS, se encuentran en los frutos cítricos, principalmente en el tejido esponjoso blanco que se encuentra entre los gajos y la cáscara.
ISOFLAVONAS, se encuentran en la mayoría de las leguminosas (soya, frijol, lenteja, chícharo, aluvias, habas, etc.)
LIGNANOS, se encuentran en la mayoría de los cereales integrales, en las semillas de linaza y en muchas frutas y verduras.
Existen además muchos otros compuestos químicos en los vegetales que tienen actividad estrogénica diferente a los compuestos fenólicos. Plantas como el cohosh negro, el orozuz, la zarzaparrilla y los jugos del maguey entre otras, contienen éstos compuestos pertenecientes a grupos químicos como las saponinas y los terpenos.
ISOFLAVONAS
Las isoflavonas son uno de los grupos de fitoestrógenos más interesantes porque son bastante comunes en los productos alimenticios, tienen una acción estrogénica considerable y además poseen otras funciones en el cuerpo humano.
Existen más de 1000 tipos diferentes de isoflavonas, y se encuentran principalmente en las leguminosas. Las leguminosas son un grupo de plantas ricas en proteínas y son ampliamente utilizadas por muchas culturas tradicionales como la principal fuente de proteína en su dieta diaria, sustituyendo la mayor de las veces a la carne.
Es importante recordar que aunque el ser humano siempre ha consumido carne u otro tipo de proteína animal, esto se hacía en forma muy moderada y ocasional debido principalmente a la falta de sistemas de refrigeración. El consumo diario de la carne se dio en los países industrializados en las últimas décadas. Una dieta con altos consumos de proteína, y principalmente de origen animal, tiene también como consecuencia un arrastre de calcio y por ende problemas de osteoporosis. A su vez, al sustituir a las leguminosas por la carne como principal fuente de proteínas se dejan de consumir las isoflavonas. La falta de isoflavonas en la dieta humana moderna es por lo tanto un fenómeno bastante reciente en la historia humana.
Las isoflavonas, además de su efecto estrogénico tienen la virtud de actuar como substancias antiinflamatorias y potentes antioxidantes y anticancerígenos. El cambio reciente de la dieta, gracias al progreso, puede ser parte de la explicación del aumento de enfermedades degenerativas como algunas formas de cáncer así como de las enfermedades asociadas a la reducción de los niveles de hormonas por la edad avanzada tanto en hombres como en mujeres.
De las muchas isoflavonas presentes en los alimentos existen 4 que son las que tienen mayor importancia en términos de su actividad estrogénica:
FORMONONETINA , DAIDZEINA, BIOCHANINA Y GENISTEINA.
La mayoría de las leguminosas consumidas por el hombre contienen una o más de estas 4 isoflavonas por lo que una dieta variada en leguminosas (frijol de diversos tipos, lentejas, chícharos, habas, aluvias, soya, etc.) asegura que el cuerpo reciba una mezcla adecuada de estas 4 isoflavonas.
El trébol rojo aunque es una planta principalmente considerada como un excelente forraje, es una de las leguminosas con mayor contenido de isoflavonas y ha sido utilizada en la medicina tradicional para problemas del aparato femenino. El consumo de té de flores de trébol rojo es una manera de agregar en forma natural isoflavonas al organismo. El trébol rojo es particularmente alto en genisteina y esta sustancia, además de actuar como fitoestrógeno tiene la particularidad de actuar como un excelente antitumoral. La genisteina posee una acción conocida como antiangiogénica, lo que significa que previene el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos que requeriría un tumor para crecer.
Los conocimientos actuales sobre las substancias químicas presentes en los alimentos nos indican que retomando una dieta más natural, sin alimentos procesados, sin los excesos de proteína animal, refrescos embotellados, frituras y harinas refinadas, aunado a un ligero ejercicio diario, el cambio de vida o climaterio (menopausia o andropausia) no debe de causar ninguna preocupación y se puede celebrar con alegría este acontecimiento natural en el paso por la vida.