«Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento», recomendaba Hipócrates en el siglo v a.C., y es que la salud y la alimentación son y han sido siempre dos caras de una misma moneda. ¿Cómo es posible que 2.500 años más tarde sea ese alimento el que perjudica nuestra salud?
Tras dos años de rigurosa investigación, Isabelle Saporta pone de manifiesto lo absurdo de un sistema de producción y consumo que beneficia a unos pocos y nos perjudica a todos. Una práctica basada en la producción de comida a gran escala que requiere costosas instalaciones y exige tratamientos químicos: pesticidas para asegurar las cosechas, fertilizantes para forzar el rendimiento de las tierras, antibióticos y hormonas para la cría intensiva de animales.
El cóctel de residuos químicos que acaba en nuestros platos tiene una incidencia directa en el desarrollo de cánceres, leucemias, diabetes, y muchas otras enfermedades cada vez más presentes en nuestra sociedad.Pero no nos alarmemos, es cierto que el cambio se impone, es urgente y necesario, pero también es posible, y como bien dice en el epílogo Miquel Porta, catedrático de Salud Pública, «nunca es tarde para vivir de otro modo».