La mayoría de los que han sufrido una interrupción sanguínea en el cerebro no lo detectaron y retrasaron el tratamiento. Es crucial conocer los síntomas de un derrame, le mostramos los más significativos.
Un derrame cerebral, también conocido como "accidente cerebrovascular", "apoplejía" o "ataque cerebral", ocurre cuando el cerebro no recibe suficiente aporte de sangre. Sucede porque un coágulo proveniente de otra parte del cuerpo tapona un vaso sanguíneo o arteria cerebral, o bien porque una arteria sangra dentro del cerebro o alrededor de este órgano.
Este trastorno grave ocasiona la muerte de las células cerebrales, e incluso lleva al fallecimiento a muchas personas adultas. En algunos casos, los accidentes cerebrovasculares cambian la forma en que el afectado piensa, habla, ve y se mueve, e incluso pueden dificultarle que cuide de sí mismo o mantenga un trabajo.
Por ello, es importante conocer los signos de alarma temprana de este trastorno circulatorio, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), representa una de las principales causas de muerte en algunos países y ocasiona aproximadamente dos millones de víctimas cada año.
La ¿buena noticia¿ respecto del derrame, es que si se detecta a tiempo, se actúa rápidamente y se toman las medidas clínicas adecuadas, pueden minimizarse su impacto en el cerebro. Además, muchas personas que han sufrido un episodio de este tipo, consigue recuperar algunas o todas sus capacidades, mediante las terapias de rehabilitación del habla y física.
La ¿mala noticia¿ es que la mayoría de la gente que ha padecido un derrame cerebral, o interrupción de flujo sanguíneo al cerebro, no saben lo que les está ocurriendo cuando lo sufren o no le dan la importancia que merece.
Cuanto antes, ¡mejor!
De esa manera retrasan su visita a un servicio de urgencias o a la consulta médica, postergando el tratamiento, que ha de ser precoz y rápido para abordar en este trastorno con posibilidades de éxito.
Los médicos coinciden en que, para ser eficaz, el tratamiento del derrame ha de ser urgente, porque las neuronas comienzan a morir a los pocos minutos si deja de llegar la sangre al cerebro.
Esto advierte una investigación de la prestigiosa Clínica Mayo, en Estados Unidos, publicada en la Emergency Medicine Journal (Revista de Medicina de Emergencia), el estudió se realizó con cuatrocientos pacientes internados de urgencia en las instalaciones de dicha clínica, situadas en Arizona, Florida y Minnesota.
Los investigadores encontraron que menos de la mitad de ellos, exactamente el 42 por ciento, eran conscientes de que estaban sufriendo un derrame cerebral y los minutos corrían en su contra. Ignoraban que este problema es considerado una ¿urgencia médica¿, al igual que sucede con los infartos de miocardio.
Por ello, los expertos de la Clínica Mayo, recuerdan la importancia de conocer cuáles son los síntomas que obligan a acudir a una sala de urgencias, sin pérdida de tiempo. Una persona puede estar sufriendo una posible apoplejía si padece los siguientes síntomas:
Entumecimiento súbito, debilidad o parálisis en la cara, brazo o pierna, a menudo en un lado del cuerpo.
Inconvenientes para hablar o entender el lenguaje.
Problemas con la visión de uno o ambos ojos.
Dificultad repentina para caminar, mareo, pérdida de equilibrio o falta de coordinación.
Dolor de cabeza repentino y severo sin causa conocida.
Confusión y problemas de memoria o percepción.
Un derrame cerebral, también conocido como "accidente cerebrovascular", "apoplejía" o "ataque cerebral", ocurre cuando el cerebro no recibe suficiente aporte de sangre. Sucede porque un coágulo proveniente de otra parte del cuerpo tapona un vaso sanguíneo o arteria cerebral, o bien porque una arteria sangra dentro del cerebro o alrededor de este órgano.
Este trastorno grave ocasiona la muerte de las células cerebrales, e incluso lleva al fallecimiento a muchas personas adultas. En algunos casos, los accidentes cerebrovasculares cambian la forma en que el afectado piensa, habla, ve y se mueve, e incluso pueden dificultarle que cuide de sí mismo o mantenga un trabajo.
Por ello, es importante conocer los signos de alarma temprana de este trastorno circulatorio, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), representa una de las principales causas de muerte en algunos países y ocasiona aproximadamente dos millones de víctimas cada año.
La ¿buena noticia¿ respecto del derrame, es que si se detecta a tiempo, se actúa rápidamente y se toman las medidas clínicas adecuadas, pueden minimizarse su impacto en el cerebro. Además, muchas personas que han sufrido un episodio de este tipo, consigue recuperar algunas o todas sus capacidades, mediante las terapias de rehabilitación del habla y física.
La ¿mala noticia¿ es que la mayoría de la gente que ha padecido un derrame cerebral, o interrupción de flujo sanguíneo al cerebro, no saben lo que les está ocurriendo cuando lo sufren o no le dan la importancia que merece.
Cuanto antes, ¡mejor!
De esa manera retrasan su visita a un servicio de urgencias o a la consulta médica, postergando el tratamiento, que ha de ser precoz y rápido para abordar en este trastorno con posibilidades de éxito.
Los médicos coinciden en que, para ser eficaz, el tratamiento del derrame ha de ser urgente, porque las neuronas comienzan a morir a los pocos minutos si deja de llegar la sangre al cerebro.
Esto advierte una investigación de la prestigiosa Clínica Mayo, en Estados Unidos, publicada en la Emergency Medicine Journal (Revista de Medicina de Emergencia), el estudió se realizó con cuatrocientos pacientes internados de urgencia en las instalaciones de dicha clínica, situadas en Arizona, Florida y Minnesota.
Los investigadores encontraron que menos de la mitad de ellos, exactamente el 42 por ciento, eran conscientes de que estaban sufriendo un derrame cerebral y los minutos corrían en su contra. Ignoraban que este problema es considerado una ¿urgencia médica¿, al igual que sucede con los infartos de miocardio.
Por ello, los expertos de la Clínica Mayo, recuerdan la importancia de conocer cuáles son los síntomas que obligan a acudir a una sala de urgencias, sin pérdida de tiempo. Una persona puede estar sufriendo una posible apoplejía si padece los siguientes síntomas:
Entumecimiento súbito, debilidad o parálisis en la cara, brazo o pierna, a menudo en un lado del cuerpo.
Inconvenientes para hablar o entender el lenguaje.
Problemas con la visión de uno o ambos ojos.
Dificultad repentina para caminar, mareo, pérdida de equilibrio o falta de coordinación.
Dolor de cabeza repentino y severo sin causa conocida.
Confusión y problemas de memoria o percepción.
Todos los pacientes que participaron en la investigación estadounidense, habían sido diagnosticados de un derrame isquémico agudo o de accidente isquémico transitorio, que sucede cuando la interrupción del flujo sanguíneo en la región cerebral es temporal y después se recupera.
Los investigadores descubrieron que la mayoría de los pacientes no acudieron a urgencias cuando aparecieron los primeros síntomas, y que el tiempo promedio que demoraron en acudir a un centro médico desde que aparecieron estos síntomas fue de ¡más de tres horas y media!
La mayoría de los afectados, tanto de hombres como mujeres, pensó que los síntomas desaparecerían solos, e ignoraban que un derrame es un trastorno que surge poco a poco.
Tampoco conocían la importancia de buscar ayuda médica de inmediato, lo cual en algunos casos puede significar la diferencia entre la vida y la muerte, o entre una vida con calidad o sin ella.
Los investigadores descubrieron que la mayoría de los pacientes no acudieron a urgencias cuando aparecieron los primeros síntomas, y que el tiempo promedio que demoraron en acudir a un centro médico desde que aparecieron estos síntomas fue de ¡más de tres horas y media!
La mayoría de los afectados, tanto de hombres como mujeres, pensó que los síntomas desaparecerían solos, e ignoraban que un derrame es un trastorno que surge poco a poco.
Tampoco conocían la importancia de buscar ayuda médica de inmediato, lo cual en algunos casos puede significar la diferencia entre la vida y la muerte, o entre una vida con calidad o sin ella.