sábado, 8 de junio de 2019

LOS CUATRO HÁBITOS DE LA GENTE DELGADA

Para Luis Navarro, “hacer dieta engorda”. A cambio de esta rotunda afirmación propone en su libro, ‘Los hábitos de la gente delgada’, enseñarte a resolver la ansiedad y las emociones y usar la inteligencia de tu estómago. ¿Que qué significa esto?
Perder peso y quitarse los kilos de sobra es la obsesión número 1 de miles de personas que están dispuestos a seguir -una y otra vez- la última dieta de moda. La que promete que esta vez, sí que sí. Sin embargo, un porcentaje bastante alto termina en fracaso. ¿Por qué?

“Cuando priorices enfocarte en las causas del sobrepeso, los hábitos y las emociones a través de la conexión con el estómago adelgazarás de una forma saludable”, dice el autor.


Y es que como bien decía Einstein, “locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”. De aquí surge el punto de partida del libro de Navarro, que tras formarse como terapeuta en California, se especializó como coach y experto en inteligencia emocional. Tras varios años interesado en el tema de la pérdida de peso, dio con las claves que él considera fundamentales para adelgazar y las publicó en este libro.

Para Navarro, el modelo de belleza actual no es natural, ni lógico. Ni siquiera saludable. Algunos estudios muestran que tan sólo un 5% de la población femenina mundial posee un cuerpo enmarcado dentro de los estándares de pasarela y el otro 95% de las mujeres del planeta, tienen cuerpos diversos y sobre todo, normales.


LA PARADOJA DE ADELGAZAR ES QUE SI SIGUES PRIORIZANDO PERDER PESO NO LO CONSEGUIRÁS NUNCA

El experto aborda el libro, por tanto, desde la parte más lógica y razonable ya que según afirma, el modelo de belleza no responde a nada objetivo, sino más bien arbitrario y sobre todo, cultural y sin ninguna base científica.

Sobre el ejercicio y el peso natural
en contraposición a la creencia generalizada de aquello de “para adelgazar hay que hacer ejercicio”, Navarro se atreve con un “no funciona”. Lo argumenta con los estudios de Alexxai Kravitz, neurocientífico del Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos, el gasto de energía se realiza en tres frentes principales: cuando el cuerpo está en reposo (tasa de metabolismo basal), en la digestión de los alimentos y en la actividad física.

No tenemos mucho que hacer respecto a nuestra tasa de metabolismo basal que supone entre un 60 y un 80% del gasto total de la energía. La digestión representa alrededor de un 10% del gasto energético. Todo esto sólo deja entre un 10 y un 30% del gasto de energía a la actividad física, así que según estos estudios… el ejercicio no lo es todo.

Así que Luis Navarro se afana en aclarar los conceptos del peso natural y el peso ideal, especialmente para todas aquellas personas que viven obsesionadas el segundo.

Para el autor, conviene dar fuerza al peso natural, determinado en gran parte por nuestra genética. Y aunque hay muchos estudios que avalan esta teoría, lo cierto es que la obra de Navarro pone de manifiesto que es el hipotálamo el que se encarga de regular el peso natural. Y no, el peso natural no es un número concreto, sino un rango. Una horquilla de oscilación en la cual nos movemos hacia arriba y hacia abajo. Los famosos kilos de más y de menos.

El estómago inteligente
¿Qué es hacer una dieta? Si intentamos responder a una pregunta con los argumentos de Navarro, hacer dieta es intentar controlar lo que el cuerpo hace de forma automática. Y para él funciona, sí, pero sólo a corto plazo. Para Navarro, hacer dieta a largo plazo es una pérdida de tiempo y lo argumenta de la siguiente manera. El sistema gastrointestinal y el sistema nervioso central solo los lugares de procedencia de los principales elementos con capacidad para actuar sobre el hipotálamo para aumentar o disminuir el apetito y el gasto energético. Estos elementos son exactamente dos señales internas, capaces de coordinar la ingesta: las sensaciones de hambre y saciedad.

Comer a unas horas determinadas ha conseguido que nos desconectemos totalmente de estas señales, de la sensación real de hambre física. “No podremos sentir hambre física si comemos siempre tres veces al día”, explica. “Me apetece” o “no me apetece” no es algo mental, sino orgánico.

Las emociones, engordan
Vivir a diario situaciones incómodas y estresantes es el pan del día a día de miles de personas. Y muchas de ellas, a dieta. Y la realidad es que en todos esos problemas y frustraciones que presenta la vida, tiramos de la solución que tenemos más arraigada: comer. Lo tenemos grabado en nuestro en nuestro subconsciente desde que somos niños: cuando comemos, nos sentimos bien.

Lo que no recordamos cuando tiramos de nuestro deporte nacional es que sí, quizás nos haga sentir bien al principio por aquello de que cuando comemos, segregamos endorfinas pero, ¿y después? La gratificación instantánea de comer se transforma en malestar y surge la culpabilidad cuando se hace en exceso. Y de ahí, al sobrepeso.

Así que tras analizar a fondo todos estos pilares, Luis Navarro da el paso con un método que promete enseñarte a gestionar la ansiedad y las emociones a través de 4 hábitos de la vida cotidiana que al parecer, ignoramos. Afirma que se tarda entre 60 y 90 días en crear nuevos hábitos y los del método Navarro están basados en la inteligencia del estómago y vinculados directamente con los indicadores de apetito y saciedad.

Es conveniente recordar que crear un hábito supone crear una conexión permanente entre las neuronas, es decir, una sinapsis. Se trata de repetir un comportamiento para “adiestrar” a las neuronas y diseñar un nuevo circuito neuronal.

Los 4 hábitos
1. Comer cuando tengas hambre física
Es decir, resolver de forma definitiva los hábitos negativos y las emociones. Para crear este nuevo hábito, el autor invita a hacerse la pregunta de “¿Realmente tengo hambre?”. E invita a hacerlo de forma real: es decir, verbal, conectada con tu estómago a través de tus manos y con el momento presente.


En este primer hábito, el autor nos invita también a establecer una nueva palabra clave: ELEGIR. Y es que, dado que en nuestra vida cotidiana no somos capaces de hacer esto porque estamos estrechamente vinculados a los horarios, las rutinas, las emociones y los impulsos, es necesario romper el automatismo con esta simple pregunta siempre que la sensación de apetito te invada.

2. Disfrutar comiendo
“Cuando comas, come”, dice Luis Navarro parafraseando a su abuela. Deja lo que estés haciendo, no compartas tareas en ese momento, ¡deja el móvil! Estar presente cuando comemos es esencial para sentir la sensación de saciedad.

Para desarrollar esa intencionalidad de disfrute mientras comes, recomienda masticar sin prisa, saboreando lo que tenemos en la boca. El ritmo será diferente según qué alimento. Incluso Navarro aconseja dejar el tenedor en la mesa entre bocados. Y no busques el momento en el que ya estés saciado, porque no la encontrarás. Para el autor, el hambre es como la sed. Cuando estamos deshidratados, sentimos la sed, pero no la buscamos.

3. Come lo que te apetezca
Para Navarro, no hay alimentos que engordan por sí mismos (aprovecha este impase para comerte esa caja de Manolitos que tienes pendiente).

“No existen los alimentos que engorden, es una fantasía, una ilusión, una falsedad. No hay alimentos que engorden. Todo engorda si comes demasiado. Nada engorda si tu cuerpo lo gasta. Lo que te ha engordado es el conjunto de lo que has comido”, afirma. Lo justifica diciendo que en el ser humano, toda prohibición, control o privación, lleva al exceso y en la comida… al atracón.

4. Para de comer cuando sientas saciedad
¿Y cómo saber cuando estamos saciados? Una de las formas más fáciles es cuando notamos que, después de unos cuantos bocados, lo que estamos comiendo pierde sabor. Se convierte en una pasta en la boca. Navarro lo explica diciendo que el centro de placer del cerebro asociado a la alimentación detecta que no hace falta más energía y de ahí que la sensación de sabor, desaparezca.


Así que, come lo que te haga feliz y cuando quieras. Disfruta comiendo. Vive feliz y contento. Eso sí, las reclamaciones del método cuando la báscula se vuelva loca tras los últimos tres paquetes de Donetes, no corren a nuestro cargo.