Existen 4 tipos de virus causantes de hepatitis pero el más común es el virus A, que causa la llamada hepatitis A. Este virus normalmente se trasmite por alimentos contaminados por lo que la higiene es crucial para su prevención. La hepatitis A es una infección transmisible por lo que la persona infectada deberá de tener sus propios utensilios para alimentarse y ser desinfectados en agua hirviendo cada vez que se utilizan o bien usar utensilios desechables. Este virus no se trasmite por el aire por lo que no se requiere aislamiento total del enfermo. Guardar reposo es importante para que la recuperación se dé lo más pronto posible. Normalmente la hepatitis A cederá entre 4 a 8 semanas.
Los síntomas iniciales de la hepatitis se pueden parecer a una gripe o un resfriado común (fiebre, fatiga, diarrea, falta de apetito, dolores musculares y articulares) pero pronto aparece el síntoma característico, la ictericia, que se refleja con un color amarillento en ojos y piel. Puede también presentarse la orina de color oscuro y el excremento de color claro.
Entre las plantas recomendadas para tratar la hepatitis A son las semillas de cardo mariano, las hojas y tallos de alcachofa, los frutos de schizandra, el diente de león, el boldo y la raíz de orozuz. Un té preparado con una o varias de estas plantas puede ayudar al reducir el tiempo de recuperación y a proteger al hígado durante la enfermedad evitando problemas futuros.
Para la pronta recuperación del hígado es importante consumir calorías adicionales aunque estas deben de ser bajas en grasas, en porciones pequeñas y con mayor frecuencia. El consumo de frutas durante todo el día es recomendable. Las semillas de girasol por su alto contenido en el aminoácido triptófano son también altamente recomendables durante cualquier situación que afecta el hígado.