El júbilo y la tristeza forman parte de las experiencias cotidianas de la vida, pero expresadas en sus extremos como depresión y mania (euforia), son las características perceptibles de los llamados trastornos del humor, enfermedades psiquiátricas en las que estas alteraciones emocionales se mantienen por períodos prolongados y que en el caso del Trastorno Bipolar se alternan ambas en diferentes estados y tiempo.
En el núcleo familiar donde se presenta un enfermo de este padecimiento, para sobrellevar la situación deben enfrentarse a hostilidades y ataques constantes, pues además de las situaciones desconcertantes que genera el paciente, deben soportar las críticas de medio mundo, ante chismes y burlas sobre lo que ocurre dentro de su hogar.
Los vecinos se mofan de que el enfermo bipolar sale corriendo hasta desnudo a medianoche, o con policías que a menudo tratan de sujetar al enfermo porque grita en la ventana, y esta presión puede causar agotamiento que muchas veces desemboca en la segregación del enfermo.
Incluso el trato al paciente puede variar de acuerdo al sexo de éste. Cuando es hombre pese a que incurra en problemas de drogadicción o alcoholismo, sus padres o esposa le apoyan. En cambio en el caso de la mujer con trastorno bipolar, muchas veces es juzgada como ‘la loca de la casa’ y se le arrincona.
Lo peor es que tampoco se le da oportunidad de recibir el tratamiento adecuado a pesar de que en la práctica ellas cobran mayor conciencia de la enfermedad y, por lo mismo, responden mejor a la terapia que los varones.
Además de la atención médica especializada que le otorgue al paciente los medicamentos y dosis adecuadas en cada caso, para que una persona con trastorno bipolar supere el padecimiento requiere de un tratamiento integral que involucre a la familia. Por ello la importancia de que reciban apoyo en asociaciones como Amate, donde se les informa la manera como ayudar a su ser querido.
Con el apoyo de la familia y la gente cercana al paciente, el enfermo contará con mejores herramientas para salir adelante, pues incluso puede aprender a manejar su proceso de recuperación e identificar cuando se encuentra cercano a estados depresivos o maniacos, a fin de que por si mismo ayude a prevenir esos extremos de la enfermedad.