¿Cuándo podemos hablar de que es un problema que no coman?
Nos tenemos que preocupar por el hecho de que no comen cuando los vemos desvitalizados: están "tristones", con una piel apagada, cabello débil, extrema delgadez…
En cualquier otro caso, que por cierto y afortunadamente, son la mayoría, cuando hablamos de determinados niños que no comen, si los vemos jugando como siempre, contentos y enérgicos, no nos hemos de preocupar. Es muy relativo su no comer. Vamos a verlo un poco aquí.
Situaciones y ambientes variados: ¿por qué comen en la guardería y no en casa?
El tema de guardería-casa es un ejemplo que he tomado porque aparece frecuentemente como motivo de consulta por parte de padres y madres desesperados porque en casa no les comen y la educadora les explica que en el cole no tiene ningún problema al respecto. Puede ser también al revés, aunque no es tan habitual.
La comida tiene unas connotaciones afectivas muy importantes, sobre todo en lo que se refiere a la relación mamá-hijo (o hija). Ya desde bebés, seamos alimentados a pecho o biberón, recibimos en cada toma un cúmulo de sensaciones: nos sentimos sostenidos, acurrucados, miramos a mamá, recibimos su mirada, sentimos la piel, el olor familiar, el calorcito agradable que nos reasegura y ayuda a confiar. Además de todo ello, vamos recibiendo los nutrientes adecuados para crecer sanos.
Lo mismo va sucediendo más adelante
La hora de la comida es una oportunidad para afianzar lazos, reforzar vínculos en un momento que puede ser de mucha ternura. Debería serlo, y si no es así, preguntémonos qué sucede: prisas, queremos que coma solo y al alejarnos de su lado para hacer otras cosas nos reclama…
Cuando empieza la escolaridad el ambiente a la hora de comer es bien diferente del de casa, es normal que el niño se comporte diferente también. En la guardería hay unos cuantos de su edad junto a él en los comedores y suele haber una rutina muy estable.
El hecho de ver a los demás, de ir de prisa para salir rápido al patio, les puede llevar a comer sin problemas, o a lo mejor comen por ser obligados a ello (investigad si eso es así, porque no debería pasar) y temen el castigo. En general, es poco habitual encontrar niños que no comen.
En casa, en cambio, en ambiente más relajado, es posible que aparezca cierta inapetencia. Los nervios se "ponen en el estómago", el sentirse en crisis por no tener a mamá tanto como quisieran, el haber pasado tensión, les hace no comer tanto.
No es problema si, como he dicho antes, no vemos síntomas alarmantes en su aspecto físico ni en su estado emocional.
Motivos frecuentes que les llevan a comer poco
- Los niños de constitución delgada, siempre han sido de comer poco pero siempre los vemos sanos, juguetones, felices y activos.
- Ha pasado o está pasando una enfermedad. Entonces, como mecanismo de defensa, su cuerpo no le pide alimento, la energía se concentra en luchar contra la enfermedad, sea un resfriado, una gastroenteritis, etc. Es sano y ayuda a la pronta recuperación hacer unos días de dieta a base por ejemplo de zumos naturales y comida muy suave.
- Está pasando una mala época. La preocupación por el nacimiento de un hermanito, la separación de un ser querido, etc., le lleva a no comer. Hay que respetarlo y ayudarlo a salir de la crisis.
¿Cómo prevenir desórdenes alimentarios como bulímia o anorexia?
Hay muchos factores que llevan a la anorexia y la bulimia, pero podemos ayudar a prevenir estos desórdenes ofreciendo desde el inicio un ambiente en casa que favorezca vínculos fuertes que den seguridad y confianza. Es importante asimismo un respeto a los ritmos naturales del bebé y luego del niño, y ayudarlo a que contacte con sus auténticas necesidades.
Nuestro consejo
Sea una situación más o menos grave, la solución del problema con esos niños que no comen, nunca pasa por obligarles. Hemos de acercarnos a las causas, como hemos ido viendo, ofrecer mucha tranquilidad, mucha confianza, y el comer vendrá sólo.