Entre los meses de marzo y abril, se intensifican las alergias y con ellas, las enfermedades consecuentes tales como el asma. El asma es considerada como una enfermedad secundaria que nace de una alergia mal tratada. Más de 100 millones de personas en el mundo padecen de asma, lo cual la convierte en una de las enfermedades con más visitas al doctor.
El asma es un proceso inflamatorio aguado o/y crónico del árbol bronquial secundario, causada por uno o varios alérgenos; además, de algunos agentes que se encuentran en el medio ambiente. Los alérgenos pueden ser: polen, polvo, partículas procedentes del pelo de animales domésticos o las esporas de algunos hongos. El asma consiste en la obstrucción parcial de los bronquios y bronquiolos, debido a una contracción de los músculos de sus paredes, dificultando que el aire llegue a los pulmones y se pueda respirar de manera normal.
Esta enfermedad es considerada un padecimiento hereditario, generalmente originado por predisposición familiar e hiperreacción bronquial. Cabe mencionar, que muchas de las personas que padecen de asma, no tienen antecedentes familiares que indiquen que el asma fue trasmitida por los genes de los padres. El asma la puede padecer cualquier persona: hombres y mujeres, niños y adultos. El síntoma más característico es el ahogo, acompañado por una sensación de tensión dolorosa en el pecho y dificultad respiratoria; cuya intensidad es variable. Dicha acción comúnmente recibe el nombre de "ataque de asma".
El ataque de asma comienza cuando la persona siente que no respira de manera normal, reaccionando con un ataque de tos. Inmediatamente, la persona comienza a sentir sudoración, incremento en el ritmo cardíaco y una fuerte ansiedad. Cuando aumenta el ahogo, la respiración se hace cada vez más leve y rápida, y se perciben con claridad los silbidos característicos de la respiración asmática. El cambio de color en cara y labios, es evidente.
Los ataques de asma pueden durar desde unos minutos hasta varias horas; el tiempo es muy variable. Generalmente es de inicio súbito, de intensidad variable y empeora gradualmente. Los primeros ataques de asma se producen durante la infancia o la adolescencia; sin embargo, en ocasiones más raras, también pueden aparecer en edad adulta.
Las mayores complicaciones que puede originar el padecimiento del asma son las que afectan directamente a los niños. Esto debido a que los ataques de asma frecuentes pueden causar deformaciones del pecho, enfisema pulmonar o una insuficiencia respiratoria aguda o crónica; además, sin olvidar el deterioro que el niño sufre durante su desarrollo psicofísico.
El doctor Miguel D'Urzo, miembro de la Federación Mexicana de Otorrinolaringología, Cirugía Cabeza y Cuello, A.C., comenta sobre los riesgos de esta enfermedad: "El asma es una enfermedad que cada día va en aumento, principalmente en los niños. Lo alarmante es que dicha enfermedad puede tener complicaciones graves, me atrevo a decir, que fatales. Lo anterior puede suscitares, sí no se diagnostica adecuadamente el problema y no se instala un tratamiento preventivo. La enfermedad cambia la vida de las personas que lo padecen, por tanto, es necesario un cuidado diario; aunque el paciente se sienta bien, la enfermedad existe y es necesario estar bajo vigilancia medica todo el tiempo".
Con respecto al método curativo para erradicar el asma, desafortunadamente hasta el día de hoy, no existe. El asma no es un problema infeccioso, por lo tanto, no se cura sé controla; lo cual se logra satisfactoriamente casi en 100% de los casos. Para lo anterior, el tratamiento se basa en una combinación de tres tipos de tratamientos: el preventivo, de crisis y con medicamentos (pastillas, líquidos o inhaladores). Por ejemplo: los profilácticos esteroides se inhalan tres o cuatro veces por día, los cuales actúan sólo sobre los pulmones, de forma directa; los broncodilatadores (pastillas) son adecuados para aquellos enfermos que tan sólo padecen ataques leves y ocasionales, y se deben administrar cuando el ataque o la crisis asmática ya se ha iniciado; por último, durante una crisis grave, se suele inyectar aminofilina y cortisona (sustancia líquida) cuya acción es rápida y paran de inmediato la crisis.