viernes, 18 de junio de 2010

ACEPTARSE ES ALIMENTARSE BIEN


Si aceptáramos que nuestro cuerpo no es perfecto pero es maravilloso, seguramente encontraríamos que merece ser bien alimentado y ejercitado. Cuando escucho a las mujeres hablar de la cantidad de dietas, pastillas y métodos crueles que utilizan para bajar de peso o modificar la forma que genéticamente se les designo pienso que estamos olvidando un objetivo fundamental: preservar la salud.

A nadie le gusta estar enfermo o en sufrimiento, por lo cual es difícil entender que podamos someternos a dieta estrictas de forma voluntaria, pero es tan común que llegamos a creer que es normal. ¿No sería mejor aceptar que nos gusta comer pero no sabemos cómo hacerlo bien? Esto nos podría permitir entonces comprender que la solución no es un tema de dietas, sino un tema de orientación alimentaria. Aprender a comer correctamente no ha sido una materia cursada por todos y esto se complica cuando se buscan métodos fáciles para perder el peso excesivo, que no sólo no nos educan, sino que pueden generar un mayor número de mitos en nuestra cabeza.


Sería bueno recordar que la comida no sólo está presente en nuestra vida para darnos energía, también para la convivencia social y el placer; los problemas empiezan cuando nos excedemos en cualquiera de los tres ámbitos. Alimentarnos para obtener más energía de la que necesitamos, tener una gran cantidad de eventos sociales o comer sólo por placer nos llevará inevitablemente al desequilibrio. Es por ello que considero la aceptación como un buen punto de partida para volver al equilibrio que nos conduce a la salud.


Creo que si aceptáramos que los kilos en exceso son el resultado de una vida sedentaria, de una incapacidad para escuchar a nuestro cuerpo o bien de un mal manejo de las emociones, podríamos comenzar a identificar las mejores soluciones para una vida saludable.
Aceptar nuestro cuerpo es amarlo, alimentarlo sin excesos y, sobre todo, ejercitarlo. ¡Acéptalo! Hoy puedes hacer mucho por el bien de tu cuerpo.