La intolerancia a ciertos compuestos alimenticios puede acarrear serios problemas de salud si se ignoran las prohibiciones y no se establece una dieta restrictiva. La celiaquía es una enfermedad crónica e incurable que, una vez detectada, prohíbe el consumo de un elemento muy presente en las comidas que preparamos diariamente: el gluten.
Los celíacos están sujetos a obligaciones alimenticias que deben respetar de por vida para no tener mayores complicaciones. La ingesta de esta proteína resulta fatal para el intestino delgado del paciente, lesionando la mucosa o recubrimiento interno e impidiendo que los nutrientes sean absorbidos. La función intestinal resulta esencial para nuestro organismo y sin ella estamos expuestos a deficiencias óseas, sanguíneas o nerviosas muy serias.
La genética tiene mucho que ver con la aparición de la enfermedad celiaca, no obstante, todavía no se sabe muy bien por qué se genera este mal. Si bien el problema puede surgir de repente entre los 30 y los 40 años, la mayoría de los casos se da en las primeras comidas del bebé. Antes, los preparados infantiles conocidos como 'papillas' incluían gluten en su composición, puesto que se trataba básicamente de papillas de cereales.
Algunos de los elementos que constituyen determinados cereales son las gluteínas y las prolaminas, componentes que desencadenan la aparición de la celiaquía cuando un bebé comienza su alimentación por medio de estas papillas o purés. Los cuatro cereales que contienen los desencadenantes de la enfermedad son el trigo, el centeno, la cebada y la avena.
Aunque pudiera parecer fácil desterrar estos cereales de nuestra dieta, la práctica es más complicada de lo que parece a simple vista. Existe gran cantidad de productos que cuentan con derivados de estos cereales en su elaboración: desde el simple pan hasta cualquier rebozado pasando por tartas o empanadas. La harina de trigo es uno de los ingredientes más utilizados en la cocina y está totalmente prohibida para el celiaco.
Actualmente, la información sobre esta intolerancia es muy extensa y existe gran cantidad de asociaciones oficiales y no oficiales que se encargan de aconsejar a los recién llegados al mundo del 'no al gluten' y también a las madres preocupadas porque a sus niños pequeños se les ha diagnosticado celiaquía tras una biopsia intestinal. La lista de alimentos no permitidos crece día a día y, muchas veces, las etiquetas de los productos pasan por alto mencionar al gluten como tal.
El cuidado por saber qué es exactamente lo que se come debe permanecer presente siempre y éste es uno de los aspectos que más deprime al celíaco, puesto que le da la sensación de que se está perdiendo cosas muy sabrosas. El ejemplo lo tenemos en los niños que, padeciendo esta enfermedad, no entienden por qué sus amigos pueden comer bollería industrial o bolsas de ciertos aperitivos y ellos no. Se trata de una tarea muy dura para las madres que siempre tendrán que vigilar lo que comen sus hijos hasta que tengan conciencia plena de lo que significa su enfermedad.
A pesar de que existen muchos alimentos apetitosos que no son permitidos en la dieta del celiaco, esto no significa que todos estos placeres culinarios no puedan ser probados. Lo único que hay que hacer es adaptar las recetas de los preparados, sustituyendo los ingredientes prohibidos por los permitidos.
En lo que se refiere a repostería, por ejemplo, los bizcochos o las magdalenas pueden comerse, siempre y cuando las harinas de su composición sean especiales para celiacos. Lo mismo pasa para los salados: no podremos pedir una pizza o comernos una hamburguesa o degustar un plato con determinadas pastas en un restaurante, pero sí podemos hacerlo en casa con nuestra propia masa, nuestro propio pan y nuestra propia pasta con cereales permitidos.
Las posibilidades culinarias de los celiacos son tan amplias como las de una persona que no sufra esta dolencia, lo único que debemos hacer es dedicar el suficiente tiempo a la cocina como para elaborar las recetas sabrosas, pero cambiando los ingredientes. Si no tenemos tiempo, el mercado ya se ha preocupado de crear un gran catálogo de alimentos especiales para celiacos.
No hay que confundir la celiaquía con un lastre, ya que el celiaco puede comer prácticamente de todo: carne, pescado, huevos, verduras, legumbres, hortalizas, frutas, arroz, maíz, soya, papas...
Los celíacos están sujetos a obligaciones alimenticias que deben respetar de por vida para no tener mayores complicaciones. La ingesta de esta proteína resulta fatal para el intestino delgado del paciente, lesionando la mucosa o recubrimiento interno e impidiendo que los nutrientes sean absorbidos. La función intestinal resulta esencial para nuestro organismo y sin ella estamos expuestos a deficiencias óseas, sanguíneas o nerviosas muy serias.
Los cuatro cereales vetados
La genética tiene mucho que ver con la aparición de la enfermedad celiaca, no obstante, todavía no se sabe muy bien por qué se genera este mal. Si bien el problema puede surgir de repente entre los 30 y los 40 años, la mayoría de los casos se da en las primeras comidas del bebé. Antes, los preparados infantiles conocidos como 'papillas' incluían gluten en su composición, puesto que se trataba básicamente de papillas de cereales.
Algunos de los elementos que constituyen determinados cereales son las gluteínas y las prolaminas, componentes que desencadenan la aparición de la celiaquía cuando un bebé comienza su alimentación por medio de estas papillas o purés. Los cuatro cereales que contienen los desencadenantes de la enfermedad son el trigo, el centeno, la cebada y la avena.
Cuidado con la alimentación
Aunque pudiera parecer fácil desterrar estos cereales de nuestra dieta, la práctica es más complicada de lo que parece a simple vista. Existe gran cantidad de productos que cuentan con derivados de estos cereales en su elaboración: desde el simple pan hasta cualquier rebozado pasando por tartas o empanadas. La harina de trigo es uno de los ingredientes más utilizados en la cocina y está totalmente prohibida para el celiaco.
Actualmente, la información sobre esta intolerancia es muy extensa y existe gran cantidad de asociaciones oficiales y no oficiales que se encargan de aconsejar a los recién llegados al mundo del 'no al gluten' y también a las madres preocupadas porque a sus niños pequeños se les ha diagnosticado celiaquía tras una biopsia intestinal. La lista de alimentos no permitidos crece día a día y, muchas veces, las etiquetas de los productos pasan por alto mencionar al gluten como tal.
Posibilidades realmente amplias
El cuidado por saber qué es exactamente lo que se come debe permanecer presente siempre y éste es uno de los aspectos que más deprime al celíaco, puesto que le da la sensación de que se está perdiendo cosas muy sabrosas. El ejemplo lo tenemos en los niños que, padeciendo esta enfermedad, no entienden por qué sus amigos pueden comer bollería industrial o bolsas de ciertos aperitivos y ellos no. Se trata de una tarea muy dura para las madres que siempre tendrán que vigilar lo que comen sus hijos hasta que tengan conciencia plena de lo que significa su enfermedad.
A pesar de que existen muchos alimentos apetitosos que no son permitidos en la dieta del celiaco, esto no significa que todos estos placeres culinarios no puedan ser probados. Lo único que hay que hacer es adaptar las recetas de los preparados, sustituyendo los ingredientes prohibidos por los permitidos.
En lo que se refiere a repostería, por ejemplo, los bizcochos o las magdalenas pueden comerse, siempre y cuando las harinas de su composición sean especiales para celiacos. Lo mismo pasa para los salados: no podremos pedir una pizza o comernos una hamburguesa o degustar un plato con determinadas pastas en un restaurante, pero sí podemos hacerlo en casa con nuestra propia masa, nuestro propio pan y nuestra propia pasta con cereales permitidos.
Las posibilidades culinarias de los celiacos son tan amplias como las de una persona que no sufra esta dolencia, lo único que debemos hacer es dedicar el suficiente tiempo a la cocina como para elaborar las recetas sabrosas, pero cambiando los ingredientes. Si no tenemos tiempo, el mercado ya se ha preocupado de crear un gran catálogo de alimentos especiales para celiacos.
No hay que confundir la celiaquía con un lastre, ya que el celiaco puede comer prácticamente de todo: carne, pescado, huevos, verduras, legumbres, hortalizas, frutas, arroz, maíz, soya, papas...