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El amaranto es una valiosa planta de nuestros antepasados.
Para los mayas, aztecas e incas el amaranto fue la principal fuente de
proteínas y se consumía todos los días junto con el maíz, el frijol y la
chía. Además estuvo asociado a los ritos religiosos, a los dioses y a
la visión cósmica de estas culturas.
Con la llegada de los españoles a América y durante la Conquista, el
amaranto fue eliminado de la dieta indígena por razones religiosas y
políticas. La cultura del cultivo y consumo del amaranto casi
desaparecen, solamente en los lugares más apartados de la conquista
española se mantuvo su producción.
Hoy en día, el amaranto es
considerado nuevamente, como una planta maravillosa. Inclusive es uno de
los alimentos seleccionados por la NASA para alimentar a los
astronautas. Ellos necesitan alimentos que nutran mucho, que pesen poco y
que se digieran fácilmente.
Es un producto de origen vegetal
muy completo, y es una de las fuentes más importantes de proteínas,
minerales y vitaminas, como: A, B, C, B1, B2, B3; además de ácido
fólico, niacina, calcio, hierro y fósforo.
Por sus propiedades
nutritivas y sus componentes, es recomendado para prevenir y ayudar a
curar afecciones como la osteoporosis, diabetes, obesidad, hipertensión
arterial, estreñimiento, insuficiencia renal y es un alimento que no
contiene gluten haciéndolo apto para celíacos.
El amaranto se
consume principalmente como cereal reventado, en las alegrías, granolas,
galletas, tamales, mazapán, tortillas, harinas, etc.
No dejes de incluir esta semilla en tu alimentación diaria.