¿Qué es la demencia senil?
Hay diferentes tipos de demencia. La demencia senil es un conjunto de síntomas que llevan a este diagnóstico pero no es una enfermedad concreta. Como el nombre acompaña, corresponde a partir de cierta edad. La demencia senil tiene que ver con la alteración de las capacidades de aprender, pensar y percibir el exterior y a uno mismo.
Es debido al deterioro paulatino, irreversible a nivel neurológico que acarrea la muerte de las neuronas. También hay otro tipo de demencias que son igualmente progresivas. En algunos casos el proceso puede verse detenido o ralentizado.
Es frecuente a partir de los 85 años. El diagnóstico se dispara en la población a partir de los 70 años.
Además del deterioro de las funciones cognitivas para tomar decisiones, retener información, orientación espacial y la comunicación, suelen aparecer paulatinamente
Otros síntomas...
Falta de sueño por las noches y sueño de día.
Cansancio, fatiga.
Apatía e indiferencia por lo que antes interesaba.
Aislamiento social y dificultad por reconocer los seres queridos.
Problemas en la coordinación motriz.
Inestabilidad y extrema sensibilidad emocional, cambios de personalidad.
Agresión.
Pérdida gradual del peso corporal.
Incapacidad para cuidarse a sí mismo.
Despreocupación por la higiene personal.
Incontinencia urinaria y con el tiempo, fecal.
Bajadas de defensas e infecciones recurrentes.
¿Qué causa la demencia senil?
No se sabe concretamente.
Suelen haber antecedentes genéticos.
Es el estrés oxidativo del sistema nervioso central y un consumo elevado de aluminio de diversas fuente, entre otras causas. Se la relaciona con el Alzheimer, aunque hay demencias que no lo son. Se puede confundir, inicialmente, con la depresión aunque tampoco lo es.
¿Cómo diferenciar la demencia senil de la depresión?
Para un buen tratamiento de la demencia senil es importante no confundirla con otras enfermedades.
La demencia senil tiene un desarrollo mucho más lento, además, veremos que el ánimo no siempre nos hará pensar en la depresión.
Es una pérdida global de capacidad para llevar una vida normal, acompañado de olvidos y ausencias, pérdida de las funciones cognitivas.
En la demencia senil no hay el deterioro en cascada del Alzheimer. En la demencia pueden darse factores no tan graves y síntomas que no se den.
¿Qué tratamientos podemos hacer en un caso así?
El tratamiento de la demencia senil más inteligente será su prevención. A partir de cierta edad y, una vez presentado, intentar frenar el deterioro con complementación ortomolecular y homeopatía, así como cuidar por mantener unos buenos hábitos físicos y emocionales.
Acompañar y erradicar cualquier circunstancia que suponga un estrés oxidativo.
Complementación ortomolecular...
Combatir los radicales libres con Omegas 3 y 6, estos también son el mejor alimento neuronal para erradicar los procesos oxidativos, junto con el grupo completo de las Vitaminas B, que en las analíticas suele presentarse en niveles bajos.
Vitamina C: provee de oxígeno al organismo y es el mejor antioxidante natural junto con la Vitamina E, los carotenos, flavonoides, zinc y selenio.
Ginkgo Biloba: además de mejorar el aporte de sangre al cerebro aumenta la velocidad a la que se transmite la información entre las células nerviosas, concretamente en los momentos de alerta.
¿Qué deberíamos evitar?
Cuando pensamos en un el tratamiento de la demencia senil hay una serie de precauciones a tener en cuenta:
Evitar el uso de utensilios de cocina de aluminio, especialmente con alimentos ácidos como el tomate porque se libera mayor cantidad de aluminio.
Evitar el uso de medicamentos antiácidos a base de aluminio.
Evitar las bebidas enlatadas porque contienen aluminio. El agua del grifo.
Aumentar las verduras y frutas, levadura de cerveza, dieta rica y variada en legumbres, hidratos de carbono integrales y las algas, porque son queladoras de metales pesados (ayudan a eliminarlos)
Reducir y evitar la grasa saturada, carne, las bebidas alcohólicas, quesos madurados y el tabaco.
Hábitos que nos pueden ayudar...
Llevar un horario estructurado con los hábitos diarios ayuda a que la persona no se desoriente y adquiera sensación de seguridad.
Intentar ordenar las horas de sueño, resituando la mayor parte de las horas a la noche.
Actividades para mantener la parte cognitiva. Ayuda, además, que la propia persona se acompañe de una libreta que pueda llevar consigo para anotar lo que le dificulte recordar.
Actividades y/o juegos que estimulen la parte cognitiva y, si puede ser, con ingredientes de diversión.
Estimular la comunicación con el exterior, dentro de un ambiente de confort.
Introducir actividades al aire libre con pequeños paseos, aire, sol y formen parte de la pauta.
Favorecer un ambiente cálido emocionalmente en su entorno y que pueda expresar cómo se siente y lo que quiere.
Procurar estimular que se sienta protegido pero no anulado.
No contraponerle a sus ausencias y estimular los recursos para que se sienta seguro.
Evitar los momentos de agotamiento físico y psicológico.
Tener los síntomas de demencia senil no es ser un niño, es el deterioro cognitivo de un adulto con las consecuentes crisis que puede conllevar el darse cuenta de ello. Con el trato, hay que mantener el respeto, cariño y la dignidad de la persona.