Un estudio noruego divulgado el lunes sugiere que las personas con problemas de sueño tienen de un 27 a un 45% más de probabilidades de sufrir un ataque al corazón.
Cerca de un tercio de las personas dicen tener problemas para dormir y deben acudir a su médico en busca de ayuda, indicaron los autores del estudio, publicado en Circulation, una revista de la American Heart Association, la prestigiosa asociación de cardiólogos de Estados Unidos.
"Los problemas del sueño son frecuentes y bastante fáciles de tratar", dijo Lars Erik Laugsand, principal investigador del Departamento de Salud Pública de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología en Trondheim. "Por eso es importante que la gente sea consciente de esta relación entre el insomnio y los ataques al corazón y hable con su médico si está teniendo síntomas".
Los datos provienen de 52.610 adultos noruegos que respondieron a una encuesta nacional acerca de sus síntomas de insomnio entre 1995 y 1997.
Durante los siguientes 11 años, los investigadores identificaron a 2.368 personas que habían tenido su primer ataque cardiaco, a través de documentos hospitalarios y del registro nacional noruego sobre causas de muerte.
Después de ajustar factores como edad, sexo, estado civil, nivel educativo, presión arterial, colesterol, diabetes, peso, ejercicio, turno de trabajo, depresión y ansiedad, los investigadores encontraron el mayor aumento del riesgo entre quienes tenían más problemas para dormir.
Cuando se compararon los datos de personas que dijeron que por lo general dormían bien con los de personas que declararon tener problemas para conciliar el sueño casi a diario en el transcurso del último mes, observaron un riesgo un 45% mayor de infarto en el segundo grupo.
Los que dijeron que podían conciliar el sueño pero no permanecer dormidos toda la noche mostraron un riesgo un 30% más alto de ataque al corazón que el grupo que dormía bien. Y aquellos que dijeron que no se despertaban sintiéndose renovados mostraron un riesgo un 27% más alto.
Aunque los investigadores advirtieron de que los patrones de sueño pueden variar de una población a otra, un vínculo similar entre el insomnio y las enfermedades cardiovasculares ya había sido sugerido en un estudio en Estados Unidos.