A los ojos de la gente común, regresar bronceado de las vacaciones hace más atractivas a las personas; pero con el sol se cumple el dicho "ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre", de tal manera que es necesario tomar una serie de precauciones básicas a momento de asolearnos.
Y es que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), anualmente se registran entre 2 y 3 millones de cánceres sin melanoma, y poco más de 130 mil casos donde se presentan melanomas malignos.
Exponernos de manera prolongada al sol sin protección puede quemar cualquier tipo de piel. Los expertos recomiendan utilizar bloqueadores solares a partir de los seis meses de edad, ya que los efectos secundarios al asolearnos de forma excesiva pueden ser incluso mortales
El sol, con un diámetro de mil 384 millones de kms, es un agente termonuclear que se encuentra compuesto en su gran mayoría por gases, hidrógeno y helio, del cual emana gran número de radiaciones como la luz natural, rayos infrarrojos, ultravioletas (UV), entre otros. Estos últimos son los encargados de broncear la piel y se encuentran divididos en tres categorías (A, B y C):
a) UVA: Broncean la piel sin afectar la salud.
b) UVB: Broncean la piel, pero estimulan numerosos efectos secundarios, que van desde insolación, envejecimiento prematuro de la piel, arrugas, manchas, quemaduras, hasta cáncer de piel si la exposición es muy prolongada.
c) UVC: Estos rayos son los de mayor energía y los más dañinos a la piel, pero difícilmente llegan a nosotros, debido a que son detenidos por la capa de ozono.
Ten en cuenta que la civilización se ha encargado de dañar la atmósfera a través del uso intensivo de productos químicos. Un informe de la Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés) afirma que la capa de ozono presenta un agujero de 10 millones de kilómetros cuadrados en la Antártida (equivalente al tamaño de Europa), lo cual provoca que los rayos ultravioleta entren directamente a la tierra, haciéndonos más vulnerables a ellos.
En superficies con nieve, arena blanca y agua, la radiación ultravioleta se refleja más intensamente.
Además de los beneficios estéticos, el sol ayuda a la formación de vitamina D, la cual previene el raquitismo al favorecer la absorción del calcio en la estructura ósea. Asimismo, estimula nuestro sistema inmunológico aumentando las defensas frente a infecciones como gripes y catarros.
Evita los riesgos
La piel es un órgano que actúa como barrera protectora ante cualquier agresión externa; su espesor oscila entre 2 y 3 milímetros, y se encuentra dividida en tres capas:
1. Epidermis es la capa más superficial,
2. Dermis compuesta de células elásticas y fibras colágenas,
3. Hipodermis integrada por células subcutáneas llamadas melanocitos, los cuales son los responsables de la pigmentación en la piel.
Ante una exposición prolongada al sol sin ninguna protección la hipodermis fabricará y liberará un compuesto llamado melanina, el cual se acumulará en la epidermis para protegernos de los rayos solares, el enrojecimiento es el primer síntoma de que la epidermis ha sido dañada, debido a que esta pigmentación actúa como un mecanismo protector.
Entre los daños más comunes en la piel se encuentran:
1. El envejecimiento prematuro de la piel, el cual se produce gradualmente y se caracteriza por arrugas y el aumento en su espesor tornándose áspera.
2. Cambios de coloración, debido a que el sol mata a los melanocitos (células que producen el color en la piel), produciendo manchas cafés o blancas.
3. Aumento a las alergias solares, debido a que la piel se vuelve más sensible y delicada.
4. Melanoma, el cual es un tipo de cáncer que se produce en los melanocitos y cuya causa principal son las exposiciones prolongadas a los rayos ultravioletas.
Cómo protegernos
Con el fin de disminuir las graves quemaduras que el sol provocaba en los soldados aliados durante la II Guerra Mundial, Benjamín Green lanzó exitosamente en 1944 el primer bloqueador solar, el cual utilizó el nombre comercial de Coppertone. Para 1972 los bloqueadores solares se desarrollaron con mayores propiedades protectoras y se añadió el factor de protección solar.
Hoy en día para proteger la piel y prevenir efectos secundarios durante la exposición a las radiaciones solares existen diversos productos que absorben, reflejan y diseminan las radiaciones ultravioletas, entre los que se encuentran:
Filtros solares: Agentes químicos que hacen que la radiación lumínica sea absorbida por el cuerpo pero en cantidades mínimas, permitiendo la protección contra los rayos UVB. Se usan para protegerse y broncear la piel.
Bloqueadores solares: Agentes físicos que actúan como pantallas para reflejar las radiaciones solares sin que exista ninguna absorción en la piel, estos productos protegen la piel contra los rayos UVA y UVB. Se usan únicamente para protegerse.
Bronceadores: Productos diseñados para permitir el paso de los rayos UVA exclusivamente y contienen activos aceleradores del bronceado, lo que reduce el tiempo de exposición al sol para lograr el mismo efecto. Se usan para protegerse y acelerar el bronceado.
Factor de Protección Solar (FPS)
Los productos con protección solar están identificados con sus siglas FPS (Factor de protección solar), según la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EU (FDA por sus siglas en inglés). De acuerdo con estándares internacionales, este factor es un índice que muestra el tiempo que una persona podrá permanecer expuesto al sol sin riesgo de quemaduras. El número que acompaña a estas siglas es el múltiplo de los minutos en que la piel comienza a quemarse o a ponerse roja.
Para ilustrar, un ejemplo: Jose Luis, baterista de un grupo de rock, toca cada fin de semana en plazas publicas, siendo de piel blanca tarda en quemarse 10 minutos sin protector solar, al utilizar bloqueador con FPS 15 obtiene una protección por 2 horas y media, lo cual le permite terminar su presentación sin poner en riesgo su piel. Esto es:
Cualquier tipo de protector solar debe indicar las precauciones y recomendaciones de uso. En caso de contener en su formulación algún componente agresivo debe estar indicado; asimismo, es importante leer detenidamente la etiqueta y realizar las consultas necesarias en caso de no conocer algún término.
¿Cómo elegirlos?
Para realizar la mejor elección de un bloqueador o filtro solar es necesario tomar en cuenta algunos factores como el tipo de piel (seca, grasosa, muy blanca, sensible, etc.) y así identificar el grado de sensibilidad que tiene ante los rayos ultravioletas. Asimismo, es importante considerar la actividad que se va a realizar durante el día: exposición intensa al sol en la playa, nadar, hacer ejercicio, etc.
Ten en cuenta que para una piel grasosa o para una sudoración intensa es recomendable utilizar un bloqueador en gel y no en crema, pues fija mejor. Un prestigioso dermatólogo norteamericano, el Dr. T. Fitzpatrick, clasificó los diferentes fototipos cutáneos, que hoy en día es considerada como la forma adecuada para identificar, el color y la facilidad para broncearse con el sol.
A continuación te presentamos un cuadro para reconozcas tu tipo de piel y su sensibilidad a los rayos UV.
¿Cómo utilizarlos?
Los dermatologos sugieren el uso diario de bloqueador solar. De no ser posible, cuando la persona sepa que va a estar expuesta al sol debe aplicarlo, por lo menos 15 minutos antes y reaplicarlo cada 3 horas, aún en caso de que el bloqueador indique resistencia al agua y se nade.
Debe aplicarse en forma generosa, sobre la piel seca, procurando aplicar en todas las partes de la piel expuestas al sol, incluyendo orejas, labios, cuello y codos. Adicionalmente debe tener cuidado de no aplicarlo muy cerca de los ojos.
Recuerda que independientemente del producto de que se trate, el factor de protección solar tiene un periodo de permanencia en la piel por lo que se debe aplicar cada cierto tiempo, al salir del agua o después de hacer ejercicio.
¿Y los ojos?
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) la capa externa del ojo absorbe los rayos UV, por lo que una exposición prolongada al sol puede dañar el tejido externo de los ojos produciendo:
1. Cataratas. Opacidad del cristalino del ojo.
2. Retinopatía solar. Lesión en las células de los ojos responsables de la recepción de la luz.
3. Fotoqueratitis y Fotoconjuntivitis: Inflamación y daños en la córnea.
Para prevenir estas enfermedades la OMS recomienda utilizar lentes de sol con protección ultravioleta al 100% y de preferencia que cubran los ojos de manera lateral.
Recomendaciones
Ante una exposición prolongada al sol debes usar:
1. Ropa holgada en colores claros, de preferencia de algodón, que cubra todo el cuerpo (la ropa oscura absorbe más los rayos solares).
2. Lentes oscuros con 100% de protección contra los rayos ultravioleta.
3. Sombrero de ala ancha, con el fin de proteger cuello, oídos y ojos.
Además:
1. Minimizar la exposición al sol entre las 11 de la mañana y las 4 de la tarde.
2. Aplicar un bloqueador de acuerdo con su tipo de piel y a la actividad que vaya a realizar.
3. El bloqueador solar más adecuado sería con FPS 15, aunque por lo general el bloqueador con FPS 30 se encuentra mayor variedad (crema, gel, resistencia al agua, etc.).
4. Reaplicar continuamente el bloqueador.
En caso de tener alguna quemadura debes aplicar compresas de agua fría en la piel dañada, no exponerla al sol, utilizar una crema humectante y tomar medicamentos con hidrocortisona o anestésicos locales.
Un buen bronceado se adquiere en varias sesiones, toma en cuenta esta información y convive inteligentemente con el sol.
Adicionalmente, es recomendable que utilices lentes que tengan filtro contra rayos ultravioleta.
Al comprar algún bloqueador, filtro o bronceador nos encontramos con términos que muchas veces no sabemos qué significan, por lo que te presentamos un glosario con los términos más comunes.
Hipoalergénico: Son productos que producen muy poca o ninguna reacción alérgica.
No comedogénico: Son productos que no causan acné.
Sin aceite: Son productos que no contienen aceites o sustancias aceitosas que tapan los poros de la piel.
Resistente al agua: Son productos que mantienen su nivel de factor de protección solar (FPS) al menos 40 minutos al contacto con el agua.
A prueba de agua: Son productos que mantienen intacto su nivel de FPS por más de 80 minutos en el agua.
A prueba de sudor: Son productos que mantienen su nivel de FPS luego de sudar por 80 minutos y no necesita reaplicarse.
PABA: Ácido paraaminobenzoico, componente que se utilizaba en los productos solares, pero que con el tiempo se descubrió que producía alergias, enrojecimiento y picazón.