Esta anomalía afecta a una de cada cinco mujeres mayores de 25 años y a uno de cada diez hombres. Se relaciona con malos hábitos de vida.
El estreñimiento o el no ir al baño en forma regular, se está convirtiendo en uno de los problemas más frecuentes debido al tipo de vida que llevamos. La mala alimentación, el sedentarismo y la falta de líquidos, son algunos de factores que inciden en esta dificultad para defecar.
Al parecer, todo se remonta a nuestra niñez y juventud. Si bien la mujer tiene un colon más largo que el hombre, lo que facilita una mayor contención, son las antiguas enseñanzas, como las de evitar los baños, las que condicionan para siempre. Entonces, la digestión en las mujeres cambia desde la niñez cuando empieza ir al colegio, aunque también a partir de la adolescencia, cuando desea bajar de peso y consume laxantes. La del hombre, por su parte, se modifica al comenzar la actividad laboral, con lo que se ven alterados sus horarios y deja de practicar deportes. No se trata de desesperarse si no se logra una evacuación todos los días. Desde el punto de vista clínico, lo regular es que una mujer tenga al menos tres deposiciones a la semana y el varón, cinco, pero que no resulten ser procesos dolorosos ni prolongados.
Los adultos mayores padecen un promedio de cinco veces más problemas de constipación que los más jóvenes. Además de los factores antes mencionados, existe la llamada constipación imaginaria. Esta se debe, principalmente, a que la gente considera que no va al baño la cantidad suficiente de veces. En las personas mayores también incide el poco interés que, muchas veces, demuestran por comer o tomar líquidos y el estar mucho en cama.
Cuando una persona no elimina con regularidad sus toxinas, éstas se vuelcan contra el organismo, provocando, por ejemplo meteorismo, halitosis, alteraciones en la piel o cefaleas. El estreñimiento también aumenta el riesgo de sufrir fisuras y hemorroides, problema que se acentúa con el mal hábito de leer en el baño. Sin embargo, el mayor problema radica en incrementar las posibilidades de desarrollar alguna enfermedad del colon como el cáncer
Para quienes no logran cumplir con esos niveles de frecuencia, se recomiendan diversas acciones que se pueden poner en práctica:
• Hacer ejercicios: mejora la musculatura abdominal y pélvica, disminuyendo el componente tensional que contrae el colon.
• Incorporar fibra en la dieta: una de las principales acciones de la fibra es la de absolver gran cantidad de agua del intestino delgado, con lo cual aumenta el volumen de las heces y produce el reflejo defectario.
• Consumir cerca de 40 gramos de fibra al día, para ello recurrir a cereales, legumbres, hortalizas verdes, ciruelas, kiwis, cebollas, papas, almendras, nueces y maiz.
• Reducir el consumo de productos como el arroz, el queso, chocolates, carnes rojas asadas, té, canela y pan tostado.
• Beber un vaso de agua ante de las comidas y en las mañanas. Este líquido constituye un excelente estímulo para despertar y activar el colon.
• El cigarro no es un laxante, sino que el colon de los fumadores es muy dependiente de la emoción y el cigarro los relaja, por lo tanto se trata de un reflejo totalmente condicionado.
• La manzana con cáscara favorece el estreñimiento, mientras que pelada no produce efectos ni en uno ni otro sentido.
• Los tranquilizantes y antidepresivos, las vitaminas que poseen hierro, los antiácidos, los antiespasmódicos, así como ciertos analgésicos, pueden influir en la regularidad para ir al baño.
• No abusar de los laxantes: Las complicaciones del estreñido, que utiliza grandes dosis de ellos, pueden llevar hasta la perforación del colon, terminando en una grave peritonitis, en la que la materia fecal entra en la cavidad abdominal.