Numerosas investigaciones han demostrado una contundente influencia del estrés oxidativo en el desarrollo de enfermedades como el Alzheimer, Parkinson, esclerósis múltiple lateral amiotrófica y diversos transtornos del sistema nervioso.
En un estudio llevado a cabo por la Universidad de Wisconsin-Madison, los investigadores encontraron, a partir de un análisis sobre muestras de tejidos, que las conexiones entre las células del cerebro en las personas con Síndrome de Down presentaban menor comunicación entre sí y también la presencia de más genes diseñados para responder al estrés oxidativo.
Este hallazgo sugiere que estas células vienen lidiando a través de toda su vida (desde la concepción) con dicho estrés, que podría además contribuir a la muerte de las neuronas o aumentar la susceptibilidad a la enfermedad de Alzheimer.
Aunque todavía queda mucho por investigar, se cree que la presencia de material genético adicional hallado en la población con Síndrome de Down podría conducir a alteraciones en el sistema inmune y a una mayor susceptibilidad a ciertas enfermedades como el Alzheimer, la leucemia, convulsiones, cataratas, problemas respiratorios y cardíacos y conducir al envejecimiento prematuro. Es decir que adultos con Síndrome de Down a menudo se encuentran con los primeros síntomas de Alzheimer alrededor de los 40 años de edad, mientras que en la población general no suelen evidenciarse hasta finales de los 60.
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