Schisandra chinensis (Turcz.) Baill.
Se trata de una planta trepadora perteneciente a la familia de las Magnoliáceas, originaria de las zonas boscosas del noroeste de China, Japón, Himalaya, Corea y la región oriental de Rusia.
Se utiliza medicinalmente el fruto y las semillas.
Los frutos y semillas de schisandra presentan actividades adaptogénicas, hepatoprotectoras y estimulantes de las funciones cognitivas. Además existen algunos trabajos promisorios en oncología experimental. Son numerosos los reportes que han evidenciado una actividad hepatoprotectora importante tanto de los frutos como de las semillas de schisandra.
Un ensayo clínico realizado con el extracto de Schizandra demostró efectos beneficiosos en el 85% de 102 pacientes con hepatitis B. Asimismo evidenció ser eficaz en el 80% de pacientes con hepatitis crónica.
Aunque en menor escala, comparado con otras plantas como la Rhodiola, el Eleuterococo y el Ging Seng la Schizandra presenta también actividad adaptogénica, es decir, es capaz de contrarrestar los fenómenos adversos del entorno sumado a un efecto inmunoestimulante inespecífico, y por ello es también recomendada en casos de estrés psicofísico. En situaciones de estrés la schisandra activa la formación de óxido nítrico y cortisol en plasma y saliva, lo que permite adaptar al organismo ante situaciones de emergencia.
A nivel cognitivo la Schizandra ha demostrado incrementar la concentración, coordinación de movimientos y el trabajo intelectual de personas adultas jóvenes y en trabajadores telegrafistas. En otros estudios la Schizabdra ha demostrado mejorar la agudeza y el campo visual, el área auditiva y la discriminación táctil.
La planta se recomienda en China como tónico-energético, antiestrés, antiasmático, béquico, sedante nocturno, antidiarreico, digestivo, circulatorio, en casos de sudoración excesiva y eyaculación precoz. En Medicina Tradicional China la schisandra se considera un tónico cálido y astringente.