Cómo prevenir el mal aliento El mal aliento no se elimina simplemente con caramelos aromáticos. Recuerde que la halitosis a menudo tiene su origen en la actividad bacteriana de la boca. Hay que tener siempre presente que los restos de comida retenidos en la boca suministran un banquete para millones de bacterias. Por lo tanto, una medida importante para combatir el mal aliento es mantener la boca limpia, lo que diezma la población bacteriana. Esto se logra eliminando con regularidad las partículas de alimentos y la placa dental. ¿Cómo?
Es importante cepillarse los dientes después de cada comida y antes de acostarse; pero no basta con eso.
Existen superficies en los dientes adonde no llega el cepillo; así pues, es indispensable usar el hilo dental por lo menos una vez al día. Los expertos también recomiendan cepillar con suavidad la lengua, escondite y criadero predilecto de las bacterias.
Las visitas periódicas al dentista y al higienista dental para la revisión de la dentadura y la remoción del sarro son igualmente necesarias. Prescindir de alguno de estos pasos puede derivar en mal aliento y, con el tiempo, en enfermedades graves de los dientes y las encías.
Existen algunas medidas de efecto temporal para refrescar el aliento: beber agua, mascar goma sin azúcar o hacer cualquier otra cosa que aumente la salivación. Recuerde que la saliva actúa como enjuague natural que elimina las bacterias y crea un ambiente inhóspito para ellas.
A pesar de la utilidad de los enjuagues bucales que existen en el mercado, estudios recientes muestran que no se debe confiar del todo en ellos para combatir el mal aliento. De hecho, hacer gárgaras frecuentes con un enjuague que contenga alcohol puede provocar sequedad en la boca. Algunos de los enjuagues más eficaces reducen la placa en un 28% únicamente.
De manera que después de haberse enjuagado con su elíxir favorito, todavía podría retener en la boca más del 70% de la población bacteriana original.
La revista Consumer Reports menciona que en una serie de experimentos realizados, “el mal aliento reaparecía entre diez minutos y una hora después de haber utilizado un enjuague”. Incluso los productos más fuertes, disponibles en muchos países solo por prescripción médica, reducen la placa en solo un 55%. En cuestión de horas, las bacterias alcanzan de nuevo la cantidad original.
Es obvio, pues, que para prevenir el mal aliento, debe evitarse una actitud despreocupada. Debemos tratar la boca y los dientes como valiosas herramientas que necesitan constante mantenimiento. Los carpinteros y mecánicos responsables protegen sus herramientas contra el óxido, la corrosión, etcétera, dándoles el mantenimiento necesario después de cada trabajo.
Los dientes y la boca valen más que todas las herramientas artificiales. Por eso, déles el mantenimiento y el cuidado que merecen. Haciéndolo, reducirá el problema del mal aliento, junto con la frustración y el bochorno que suelen acompañarlo. Y más importante aún, tendrá una boca limpia y saludable.