lunes, 30 de abril de 2012

BRONCEADO SIN PELIGRO


Pros y contra de tomar el sol
El sol es un excelente antidepresivo natural, tiene propiedades bactericidas, aporta vitamina D que facilita la absorción del calcio y ayuda a tratar enfermedades como artrosis y reuma. Pero también puede resultar muy dañino para nuestra piel sino tomamos las debidas precauciones cuando buscamos un buen bronceado.

Una exposición prolongada a los rayos de sol reduce la respuesta inmunitaria del organismo, produce radicales libres responsables del envejecimiento celular y puede provocar lesiones en el ADN favoreciendo la aparición de melanomas o cáncer de piel.

Los rayos ultravioletas

El bronceado es un mecanismo de respuesta de la piel frente a los rayos solares, para defenderse de los rayos ultravioletas la piel se pigmenta fabricando más melanina.

Los rayos UVB: son los responsables de las quemaduras solares, sobre todo las que se producen antes de los 20 años, del daño del ADN y del desarrollo del cáncer de piel.

Los rayos UVA: son acumulativos y causan envejecimiento prematuro de la piel, producen reacciones alérgicas, fotosensibilización y también pueden contribuir a la aparición de cáncer de piel.

La incidencia de los rayos solares varían de un lugar a otro, por ejemplo en la playa existe mayor riesgo de eritemas solares, debido al reflejo del sol sobre la arena y el agua, por ello es preciso utilizar un factor de protección más alto, al igual que en la montaña, pues a mayor altura los rayos ultravioletas tienen
mayor poder irradiante.

Conocer el tipo de piel
Es preciso conocer bien el tipo de piel, ya que cada una reacciona de manera diferente a los rayos del sol, debido a su sensibilidad y la melanina que contenga.

El cuerpo tiene dos tipos de esta sustancia: la negra o eumelamina que protege y facilita el bronceado, y la roja o feomelanina que produce el efecto contrario.

Tipos de piel
Muy blanca: es una piel muy delicada que dificulta o impide el bronceado. Se quema con la mínima exposición por lo que es necesario protección total.
Blanca: se broncea muy poco, es delicada y se quema con facilidad. Protección total.
Clara: aunque se trata de una piel delicada el bronceado e
Tostada: se broncea con facilidad y no suele quemarse. Protección media.
Morena: al ser una piel muy gruesa, conseguir un buen bronceado es muy fácil y casi nunca se quema. Protección media-baja.
Cuidado de labios y ojos
Cuando buscamos un buen bronceado casi nunca pensamos en proteger los labios y los ojos. Recomendaciones:

Los ojos son muy delicados y precisan de una buena protección sobre todo si se vive cerca del mar o en la montaña. Es de vital importancia utilizar gafas de sol que protejan de los rayos ultravioletas e infrarrojos. Según la normativa de la CE las gafas nunca deben cambiar la visión de los cuatro colores fundamentales (azul, rojo, amarillo y verde)
Los labios también necesitan protección de las radiaciones solare
s, mantenerse hidratados y además prevenir la aparición de herpes labial muy frecuente en verano, debido a la bajada de las defensas por las continuas exposiciones al sol.
Alimentos que favorecen el bronceado
Los alimentos ricos en betacarotenos favorecen la producción de vitamina A, imprescindible en la síntesis de la melanina. Son ricos las frutas y verduras amarillo o rojo vivo, tomate, sandía, cerezas, zanahoria, melocotón, albaricoque, calabaza...
El hierro y el selenio ayudan a conseguir un color bonito de piel. El hígado, las verduras de hojas verdes y legumbres tienen mucho hierro. Las nueces, cereales integrales, hígado... son ricos en selenio.
Para evitar los radicales libres, responsables del envejecimiento prematuro, debemos tomar vitamina E, presente en la levadura de cerveza, aceite de germen de trigo, aceit
e de girasol y cereales integrales.

No debemos olvidar...
Usar siempre protección, aunque ya estemos bien bronceados.
Renovar con frecuencia la aplicación de la crema, sobre todo en zonas delicadas.
Proteger la cabeza con un gorro o sombrero.
Evitar usar perfume, ya que puede dejar manchas en la piel.
Tomar al menos dos litros de agua.
Hidratar la piel tras los baños de sol.
s progresivo. Protección alta.
Aprovechar las horas mejores para broncearse sin quemarse, de 9 a 11 h. y de 18 a 19 h.
Cómo mantener el bronceado
Después de los baños de sol es recomendable tomar una ducha de agua dulce para eliminar la arena, el salitre o el cloro de la piel, seguidamente aplicaremos mediante un masaje una crema hidrat
ante de aceite de almendras dulces, aguacate, jojoba, karité o aloe vera para reestructurar el manto hidrolipídico de la piel y así prolongaremos el bronceado. También conviene tomar zumos de naranja y zanahoria para mantener bien hidratada la epidermis.

Para evitar que aparezcan las manchas pos-solares y que el color de la piel se vuelva amarillento cuando dejamos de tomar los baños de sol, debemos hacer un peeling con sal marina gruesa que ayuda a eliminar las toxinas y las células muertas.