La educación quizás sea una buena herramienta para combatir las demencias, ya que los síntomas de esta patología parecen surgir más tarde y desarrollarse más lentamente en las personas con muchos años de estudio en su haber.
A dichas conclusiones llegó un trabajo realizado en la Universidad de Gothenburg (Suecia). Sindre Rolstad, el autor principal, explicó que se sabía por investigaciones previas que el estudio parece proteger a las personas con un estado avanzado del mal de Alzheimer (un tipo de demencia). “Ahora investigamos cómo la educación afecta los niveles iniciales de la demencia, conocidos como impedimentos cognitivos leves”, detalló.
QUÉ SON LAS DEMENCIAS
La demencia abarca un conjunto de síntomas que se registran en el cerebro, por lo cual incluye una variedad de patologías como el mal de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson. El síntoma más frecuente, y el que primero aparece, es la pérdida de la memoria, que comienza siendo leve.
Si la patología avanza, los problemas para recordar empeoran y puede haber cambios de personalidad, dificultad para llevar adelante las actividades diarias, sensación de confusión, alteraciones del comportamiento y alucinaciones.
EDUCACIÓN Y FUNCIÓN CEREBRAL
El impedimento cognitivo leve se da en los primeros estadios de las demencias, e incluye los problemas de memoria y la falta de atención. Para analizar si los altos niveles de educación frenan su avance, los investigadores trabajaron con voluntarios que sufrían de este problema.
Rolstad midió la gravedad de la demencia de los voluntarios de dos maneras distintas: examinando sus capacidades cognitivas y analizando su fluido espinal, cuya composición refleja el nivel de impedimento cognitivo de su cerebro.
Al analizar a los voluntarios con el mayor nivel de síntomas de demencia en su fluido espinal, el especialista notó que aquellos que tenían más educación mostraban un menor deterioro cognitivo que aquellos con menos años de estudio.
A su vez, a pesar de tener una demencia más grave en su cerebro, los participantes con mucha educación parecían tener las mismas capacidades cognitivas que los voluntarios con síntomas menos serios en el cerebro pero una educación de menor calidad.
“Nuestros hallazgos significan que las personas más educadas parecen tolerar mejor la enfermedad en su cerebro y también podrían presentar un menor daño cerebral en los primeros estadios de la demencia”, concluyó Rolstad.