¿Sabias que la primera causa de muerte en la mujer no es el cáncer de mama?
A partir de los 50 años de edad, fallecen más mujeres por afecciones del corazón que todos los cánceres combinados. Mientras que una de cada ocho desarrollará cáncer en algún momento de su vida, al menos una de cada tres morirá de infarto o de un evento cerebrovascular.
La mayoría de la gente piensa que la enfermedad cardiaca (o cardiopatía isquémica) afecta más a la población masculina que femenina, cuando en realidad no discrimina sexos: “Ocurre que los varones la presentan a partir de los 35 o 40 años, mientras que en las mujeres los síntomas aparecen una década después. Esto se debe a que ellas se vuelven más susceptibles después de la menopausia”.
A partir de la menopausia ellas corren mayor peligro de sufrir problemas del corazón debido a que con la reducción hormonal pierden la protección cardiovascular que ofrecían los estrógenos: “Estas sustancias tienen acciones directas en los vasos sanguíneos relajándolos, abriéndolos y manteniendo liso su interior, además de que actúan como antioxidantes neutralizando las grasas malas, previniendo así la presencia de un infarto al miocardio o de una embolia cerebral”.
Desafortunadamente esas enfermedades son asintomáticas en etapas iniciales, de modo que muchas mujeres acuden a los servicios médicos en forma tardía; o bien, fallecen sin recibir atención hospitalaria. De hecho, “hemos encontrado que hasta 80% de las mujeres postmenopáusicas poseen uno o más factores de riesgo al momento del diagnóstico, como obesidad, hipertensión, diabetes, colesterol alto, sedentarismo, tabaquismo u otros”.
La enfermedad cardiaca es más agresiva en las mujeres que en los hombres, pues tienen 50% más posibilidades de morir en el primer año después de un infarto y casi dos veces más de sufrir un segundo en los siguientes seis años. En 2008 la Secretaría de Salud reportó una mortalidad general asociada a cardiopatía isquémica de 57,271 casos, de los cuales 25,943 fueron mujeres y 31,328 hombres. Pero al sumar los eventos cerebrovasculares por género, el número aumentó notablemente.
El infarto es producto de un proceso llamado ateroesclerosis, caracterizado por la obstrucción de las arterias debido la formación de placas de grasa y colesterol. Una arteria puede estar parcialmente obstruida y no causar síntomas hasta que la placa se rompe precipitando la formación de un coágulo y con ello un infarto al impedir la llegada de sangre al corazón en el caso de las arterias coronarias o hacia el cerebro en el caso de las arterias carótidas.
Para prevenir la morbi-mortalidad por enfermedades cardiacas, la Asociación Americana del Corazón también invita a las mujeres a realizar desde edades tempanas cambios sencillos en su estilo de vida:
• Reducir el consumo de grasas y carbohidratos; aumentar fibra, verduras y frutas.
• Realizar actividad física regular, al menos 30 minutos al día.
• Evitar fumar y beber alcohol en exceso.
• Vigilar su presión arterial, niveles de colesterol, controlar el peso y los niveles de glucosa en sangre, sobre todo si viven con diabetes o son hipertensas.
• Realizar yoga o alguna actividad recreativa para reducir el estrés.
• Acudir al médico a revisiones periódicas, realizando al menos una vez por año estudios
“La ausencia de prevención, la ignorancia y la falta de una atención integral siguen siendo motivos de muerte. De ahí que si una mujer se informa sobre sus factores de riesgo, modifica su estilo de vida y sigue las recomendaciones de su médico, podrá reducir importantemente el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular”.
A partir de los 50 años de edad, fallecen más mujeres por afecciones del corazón que todos los cánceres combinados. Mientras que una de cada ocho desarrollará cáncer en algún momento de su vida, al menos una de cada tres morirá de infarto o de un evento cerebrovascular.
La mayoría de la gente piensa que la enfermedad cardiaca (o cardiopatía isquémica) afecta más a la población masculina que femenina, cuando en realidad no discrimina sexos: “Ocurre que los varones la presentan a partir de los 35 o 40 años, mientras que en las mujeres los síntomas aparecen una década después. Esto se debe a que ellas se vuelven más susceptibles después de la menopausia”.
A partir de la menopausia ellas corren mayor peligro de sufrir problemas del corazón debido a que con la reducción hormonal pierden la protección cardiovascular que ofrecían los estrógenos: “Estas sustancias tienen acciones directas en los vasos sanguíneos relajándolos, abriéndolos y manteniendo liso su interior, además de que actúan como antioxidantes neutralizando las grasas malas, previniendo así la presencia de un infarto al miocardio o de una embolia cerebral”.
Desafortunadamente esas enfermedades son asintomáticas en etapas iniciales, de modo que muchas mujeres acuden a los servicios médicos en forma tardía; o bien, fallecen sin recibir atención hospitalaria. De hecho, “hemos encontrado que hasta 80% de las mujeres postmenopáusicas poseen uno o más factores de riesgo al momento del diagnóstico, como obesidad, hipertensión, diabetes, colesterol alto, sedentarismo, tabaquismo u otros”.
La enfermedad cardiaca es más agresiva en las mujeres que en los hombres, pues tienen 50% más posibilidades de morir en el primer año después de un infarto y casi dos veces más de sufrir un segundo en los siguientes seis años. En 2008 la Secretaría de Salud reportó una mortalidad general asociada a cardiopatía isquémica de 57,271 casos, de los cuales 25,943 fueron mujeres y 31,328 hombres. Pero al sumar los eventos cerebrovasculares por género, el número aumentó notablemente.
El infarto es producto de un proceso llamado ateroesclerosis, caracterizado por la obstrucción de las arterias debido la formación de placas de grasa y colesterol. Una arteria puede estar parcialmente obstruida y no causar síntomas hasta que la placa se rompe precipitando la formación de un coágulo y con ello un infarto al impedir la llegada de sangre al corazón en el caso de las arterias coronarias o hacia el cerebro en el caso de las arterias carótidas.
Para prevenir la morbi-mortalidad por enfermedades cardiacas, la Asociación Americana del Corazón también invita a las mujeres a realizar desde edades tempanas cambios sencillos en su estilo de vida:
• Reducir el consumo de grasas y carbohidratos; aumentar fibra, verduras y frutas.
• Realizar actividad física regular, al menos 30 minutos al día.
• Evitar fumar y beber alcohol en exceso.
• Vigilar su presión arterial, niveles de colesterol, controlar el peso y los niveles de glucosa en sangre, sobre todo si viven con diabetes o son hipertensas.
• Realizar yoga o alguna actividad recreativa para reducir el estrés.
• Acudir al médico a revisiones periódicas, realizando al menos una vez por año estudios
“La ausencia de prevención, la ignorancia y la falta de una atención integral siguen siendo motivos de muerte. De ahí que si una mujer se informa sobre sus factores de riesgo, modifica su estilo de vida y sigue las recomendaciones de su médico, podrá reducir importantemente el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular”.