El intestino como un ecosistemaUn ecosistema puede ser definido como un lugar geográfico donde coexisten los constituyentes vivos y los inertes. El tubo digestivo, responde bien a esta definición.El número de microorganismos presentes en la porción final del tracto gastrointestinal humano es de aproximadamente 1011 bacterias por gramo de contenido. Esta microflora es el resultado de interacciones entre bacterias, huésped y medio externo y tiene una importancia fundamental en el individuo sano así como en el enfermo. Su desarrollo se inicia en el momento del nacimiento y después continua un proceso lento y gradual que se completa en varios años.La microflora colónica de los niños alimentados con leche materna, contiene un alto porcentaje de bifidobacterias. Con el transcurso de los años después de interrumpir este tipo de alimentación, el número de bifidobacterias comienza a disminuir.
Los componentes de la flora intestinal varían de una persona adulta a otra ya que dependen del medio en el que habita el ser humano, de su alimentación y del patrimonio genético del de cada individuo. El ácido gástrico y el flujo peristaltico normal del intestino delgado limita la población bacteriana del tracto gastrointestinal alto.El intestino delgado es una zona de transición entre el estomago y el colon, en el se produce una transición gradual de la flora Gram-positiva a una población Gram-negativa. Esta flora varia según el segmento intestinal, por si misma no produce alteraciones, constituyendo un verdadero cultivo autorregulable.
Hay dos tipos de flora intestinal: la flora residente o autóctona y la pasajera o transitoria. La primera se adhiere a las células epiteliales de la mucosa, son microorganismos fijos que se multiplican con rapidez, que están bien adaptados y son estables e inocuos. La flora pasajera no se fija al epitelio ni se establece en el intestino y esta formada por los microorganismos no patógenos procedentes de la porción superior del tubo digestivo, los alimentos y el medio ambiente.
Algunos de los efectos de la flora intestinal son:
- La modificación cualitativa del intestino.
- Su papel sobre la degradación de los nutrientes.
- Su papel sobre la degradación de los nutrientes.
- La producción de ácidos grasos volátiles y la reabsorción de metabolitos bacterianos.- Síntesis de aminas activas y poliaminas.
Existen ciertas características propias de la microflora colónica en donde predominan las bifidobacterias entre las que encontramos la producción de ácidos grasos de cadena corta y de ácido láctico como producto de la fermentación de los carbohidratos, que disminuyen el pH en el colon creando un medio donde las bacterias potencialmente patógenas no pueden crecer y desarrollarse. También producen las llamadas bacterocinas, que actuan como antibióticos e inhiben a las bacterias patógenas.
La estimulación del Sistema inmune, especialmente el intestinal y la capacidad de sintetizar algunas vitaminas del complejo B.Las infecciones persistentes en el tracto intestinal causan perdidas apreciables de Inmunoglobulinas, linfocitos y otras células y moléculas efectoras así como, nutrientes que conllevan al organismo a una inmunodeficiencia secundaria, esto desarrolla un ciclo que causa el deterioro severo del individuo. Las inmunodeficiencias secundarias son asociadas frecuentemente a enfermedades diarreicas, estas alteraciones desestabilizan de forma temporal o permanente algunos componentes de la inmunidad e incrementan la susceptibilidad a las infecciones.La malnutrición aumenta los procesos infecciosos y especificamente las diarreas infecciosas que aumentan la frecuencia de infecciones en la mucosa y una disminución de la motilidad intestinal que constituye la perdida de una de las características funcionales más importantes para el control de la proliferación bacteriana. El sobrecrecimiento de bacterias en el tracto intestinal produce una disminución de la formación de la micela, el aumento de ácidos biliares produce un incremento en la permeabilidad de la mucosa, permitiendo la absorción de macromoléculas incluyendo los antígenos foráneos y toxinas. La actividad mitotica de las células crípticas disminuye retardando la producción, migración y maduración de los enterocitos y se produce un mecanismo de reparación defectuoso en la mucosa intestinal. La superficie de la mucosa intestinal tiene mecanismos de defensa que discriminan adecuadamente entre la flora comensal, la simbiótica y los patógenos exógenos .
El Sistema Inmune
Es el sistema de defensa del organismo, encargado de poner en marcha una serie de mecanismos para hacer frente a la invasión masiva de sustancias extrañas (antígenos) al mismo. El tipo de respuesta inmune depende de la naturaleza del antígeno (virus, bacterias, parásitos, hongos, pólenes, determinadas proteínas alimentarias), así como de su vía de entrada al organismo (piel, sangre, mucosa del tracto respiratorio, epitelio del tracto gastrointestinal).
La primera línea de defensa previene de la mayor parte de enfermedades infecciosas y está constituída por barreras físico-químicas como son la piel y la capa mucosa (ej. a nivel nasal e intestinal) .La inmunidad segretora de la mucosa es el mecanismo más conocido en la defensa contra enteropatógenos. La IgA secretora en el lumen intestinal reacciona con los Antígenos específicos previniendo su ataque a la superficie de la mucosa. Este efecto protector depende de la capacidad de unión al Antígeno y se ha llamado inmunoexclusión La respuesta del sistema inmune implica una compleja interrelación entre sus componentes. Se dan principalmente tres fases en esta respuesta: identificación de la partícula extraña, destrucción de la misma y regulación de la respuesta inmune mediante diversos mecanismos de retroalimentación o "feedback".
El Sistema Inmune intestinal permanece "no reactivo" a la microflora residente lo cual es interpretado como una manifestación de tolerancia inmunológica. Este proceso es de vital importancia en la integridad del intestino, un fallo en este mecanismo puede conllevar a procesos inflamatorios patológicos . Los mecanismos mediante los cuales los microorganismos autóctonos contribuyen a la modulación de la reactividad en la defensa intestinal contra los patógenos para preservar la integridad del intestino, se ha llamado efecto barrera.
Alimentos y Sistema Inmune: El consumo de alimentos se relaciona con el sistema inmune en distintos aspectos. Toda ingesta de alimentos origina una respuesta inmune que generalmente desarrolla tolerancia a lo que en teoría podría ser una sustancia extraña al organismo. En efecto, las alergias alimentarias o reacciones de hipersensibilidad incluyen todas aquellas reacciones que implican la puesta en marcha de mecanismos inmunológicos; en este sentido, se distinguen de las intolerancias alimentarias donde no actúa el sistema inmune.
Asímismo, hay que tener en cuenta la importancia de mantener un buen estado nutricional para conseguir un funcionamiento adecuado del sistema inmune, ya que los alimentos aportan los nutrientes esenciales para la síntesis de los elementos (sustancias y células inmunocompetentes) que constituyen dicho sistema. Sin embargo, no hay que olvidar que junto con los alimentos, ingerimos una gran cantidad de bacterias, la mayoría de las cuales mueren cuando atraviesan la pared gástrica, debido a su bajo pH.
Precisamente, el interés reciente se centra en aquellas bacterias que son capaces de sobrevivir una vez han atravesado el tracto gastrointestinal. Teóricamente, estos microorganismos podrían interaccionar con las bacterias de la microflora y/o células de la mucosa intestinal, induciendo o modulando distintas actividades biológicas que pudieran ser beneficiosas se trata pues de microorganismos capaces de sobrevivir a través del tracto digestivo, tienen un efecto beneficioso en la función intestinal y promueven la salud . De hecho, las LAB constituyen una gran proporción de los cultivos probióticos que se utilizan en los países desarrollados.
Probióticos y Sistema Inmune A principios de la década pasada se señaló la influencia de los Probióticos sobre la respuesta inmune. Es esencial que las LAB vivas sobrevivan después de atravesar el tracto gastrointestinal, para poder expresar así sus propiedades inmunomoduladoras. En este sentido, se ha observado que ciertas cepas de LAB actúan sobre las reacciones de hipersensibilidad retardada, producción de anticuerpos, activación funcional de macrófagos; se ha podido demostrar además que algunas son capaces de prevenir infecciones entéricas, así como de ejercer una acción antitumoral al inhibir agentes químicos carcinogénicos.Las propiedades inmunomoduladoras de las bacterias ácido lácticas en humanos han sido descritas por varios grupos de investigadores, recientemente se probó en un grupo de voluntarios sanos una leche fermentada suplementada con Lactobacillus acidophilus La1 o Bifidobacterium bifidum Bb12 y se midió la actividad fagocitica de leucocitos en sangre, esta se encontró aumentada en ambos grupos y coincidió con la colonización fecal por bacterias ácido lácticas que permanecieron en el intestino 6 semanas después de la ingestión del producto. Los estudios más recientes aseguran que el mecanismo de fagocitosis se activa e incrementa en los tratamientos con bebidas lácteas enriquecidas con Lactobacillus y que esto va acompañado de la producción de varias citoquinas como el Interferon g , Interleuquina 12 y la Interleuquina 10.
Dado que las leches fermentadas presentan un efecto modulador sobre la mucosa intestinal, podrían ejercer un mecanismo preventivo contra enfermedades infecciosas y un mantenimiento en la homeostasis del sistema inmune, sin la inducción de efectos perjudiciales, como alergias o reacciones autoinmunes.