El consumo regular de limonadas beneficia a muchos órganos de nuestro cuerpo.
Las personas que padecen de hígado, reuma, tienen la tensión alta o sufren de catarros pueden mejorar y aliviar sus dolencias. A continuación, le explicamos por qué. Verá que en casi todos los casos la eliminación de toxinas es la causa de la mejoría.
Ejerce una acción beneficiosa sobre el sistema cardiovascular, en casos de arteriosclerosis e hipertensión arterial, debido a que los ácidos cítricos ayudan a oxidar y eliminar las grasas que obstaculizan el trabajo del corazón y son un gran disolvente de las sustancias tóxicas del plasma sanguíneo. Para todos estos casos, se recomienda beber el jugo de un limón en ayunas mezclado en medio vaso de agua.
Conviene a todos los enfermos del hígado y de la vesícula biliar ya que estimula las secreciones biliares y ayuda a metabolizar las grasas. A estos enfermos los médicos recomiendan desayunar una mezcla de aceite de oliva virgen y zumo de limón en la que mojar un poco de pan. El limón neutraliza las toxinas, también ayuda a eliminarlas, reforzando la función antitóxica y protectora del hígado.
Cuando se consumen alimentos en mal estado y como consecuencia de ello se sufren diarreas, pasar un día a base de zumo de limón rebajado con agua es reparador.
CATARROS, INFLAMACIONES DE GARGANTA Y PROCESOS FEBRILES
Por sus propiedades refrescantes, antisépticas y su contenido en vitamina C, el limón alivia ciertas afecciones de las vías respiratorias, así como algunas inflamaciones de la garganta, afonía y amigdalitis. Esta es la razón por la que se hacen gárgaras con el zumo de un limón diluido con un poco de agua tibia, a la que se le puede añadir una cucharadita de miel. Su poderosa acción antibacteriana y antiviral sienta bien a las gargantas doloridas, úlceras de boca y gingivitis.
REUMA Beber zumo de limón de forma regular puede ayudar a las personas que padecen problemas reumáticos, ya que disuelve las toxinas y los cristales que causan la gota, otorgando cierto bienestar al enfermo.