El embarazo es una etapa de cambios físicos y emocionales en la mujer que implica un gasto energético y nutricional continuo que debe ser compensado con una dieta equilibrada rica en nutrientes. El uso de suplementos alimenticios coadyuva a este fin, pues fortalece la salud femenina para hacer frente con éxito a las demandas del bebé en formación.
Una alimentación equilibrada junto al consumo de suplementos alimenticios especialmente diseñados para mujeres que planean embarazarse, son acciones que brindan protección, mejor crecimiento y un desarrollo óptimos para el bebé. Asimismo, ofrecen más tranquilidad a la madre gestante que al cuidar su dieta, protege a su futuro bebé contra malformaciones que pueden marcar su vida futura.
Consumir este tipo de complementos vitamínicos formulados a base de ácido fólico, hierro, zinc, calcio y multivitaminas junto con una alimentación balanceada son acciones que deben decidirse en conjunto con el médico tratante, ya que es importante planearlas y decidirlas desde antes de la concepción, mantenerlas durante el embarazo y, por supuesto, continuarlas en la lactancia.
Debido a que más de 50 por ciento de las mujeres en edad reproductiva presentan una ingesta de ácido fólico inferior a la recomendada, existen mayores riesgos de que se presenten defectos en la formación del tubo neural en el feto, ausencia parcial o total del cerebro del bebé (anencefalia) o de espina dorsal no cerrada (bífida). Este tipo de defectos son prevenibles en 70 por ciento de casos con sólo ingerir 400 miligramos de ácido fólico diariamente, tres meses antes del embarazo y durante el primer trimestre.
Además del ácido fólico existen otras deficiencias de nutrientes que ocasionan diferentes problemas. Por ejemplo, la falta de vitamina A puede contribuir a la presencia de preclampsia, condición médica que ocasiona un acelerado aumento de peso, dolor de cabeza, presión arterial alta, hinchazón, retención de líquidos, trastornos visuales, dolor en el abdomen y fallas renales, que pueden causarle la muerte a la mujer embarazada.
Asimismo, agregó, la deficiencia de vitamina C está asociada con un aumento en el riesgo del aborto, desprendimiento prematuro de la placenta y ruptura precoz de las membranas. "La baja de nutrientes como vitaminas B6 y B12 se relaciona con las malformaciones congénitas y la falta de la vitamina la B2 se vincula con el bajo peso al nacer y la muerte fetal.
También se ha encontrado una relación entre los niveles escasos de vitamina B6 y la depresión posparto. En la lactancia, la insuficiencia de micronutrientes de la madre puede afectar la composición de la leche materna y, en consecuencia, el estado nutricional del bebé.
Una alimentación equilibrada junto al consumo de suplementos alimenticios especialmente diseñados para mujeres que planean embarazarse, son acciones que brindan protección, mejor crecimiento y un desarrollo óptimos para el bebé. Asimismo, ofrecen más tranquilidad a la madre gestante que al cuidar su dieta, protege a su futuro bebé contra malformaciones que pueden marcar su vida futura.
Consumir este tipo de complementos vitamínicos formulados a base de ácido fólico, hierro, zinc, calcio y multivitaminas junto con una alimentación balanceada son acciones que deben decidirse en conjunto con el médico tratante, ya que es importante planearlas y decidirlas desde antes de la concepción, mantenerlas durante el embarazo y, por supuesto, continuarlas en la lactancia.
Debido a que más de 50 por ciento de las mujeres en edad reproductiva presentan una ingesta de ácido fólico inferior a la recomendada, existen mayores riesgos de que se presenten defectos en la formación del tubo neural en el feto, ausencia parcial o total del cerebro del bebé (anencefalia) o de espina dorsal no cerrada (bífida). Este tipo de defectos son prevenibles en 70 por ciento de casos con sólo ingerir 400 miligramos de ácido fólico diariamente, tres meses antes del embarazo y durante el primer trimestre.
Además del ácido fólico existen otras deficiencias de nutrientes que ocasionan diferentes problemas. Por ejemplo, la falta de vitamina A puede contribuir a la presencia de preclampsia, condición médica que ocasiona un acelerado aumento de peso, dolor de cabeza, presión arterial alta, hinchazón, retención de líquidos, trastornos visuales, dolor en el abdomen y fallas renales, que pueden causarle la muerte a la mujer embarazada.
Asimismo, agregó, la deficiencia de vitamina C está asociada con un aumento en el riesgo del aborto, desprendimiento prematuro de la placenta y ruptura precoz de las membranas. "La baja de nutrientes como vitaminas B6 y B12 se relaciona con las malformaciones congénitas y la falta de la vitamina la B2 se vincula con el bajo peso al nacer y la muerte fetal.
También se ha encontrado una relación entre los niveles escasos de vitamina B6 y la depresión posparto. En la lactancia, la insuficiencia de micronutrientes de la madre puede afectar la composición de la leche materna y, en consecuencia, el estado nutricional del bebé.